domingo, 18 de octubre de 2015

Francisco Alberto Caamaño Deñó

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Francisco Alberto Caamaño Deñó



Por 
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2:00 am Sé el primero en comentar
p12
Avenida Francisco Alberto Caamaño, en la parte Este de Santo Domingo, bordeando la margen occidental del río Ozama.
José Rafael Abinader, único ministro vivo del Gobierno Constitucionalista de 1965, aporta ese dato al hacer el recuento de sus experiencias con el líder de la Revolución de Abril.
Bosch llamó al abogado, economista y experto en finanzas para comunicarle desde el exilio que se había formado un Gobierno elegido por el Congreso del Partido Revolucionario Dominicano y que resultó escogido Caamaño para presidirlo porque, además, “la ocupación norteamericana se debía al temor existente en Estados Unidos de que el país se convirtiera en otra Cuba y que así lo había manifestado el presidente Johnson”.
Anunció a Abinader, además, que como a él se le consideraba “un revolucionario moderado”, ocuparía el Ministerio de Finanzas en el mandato caamañista.
Sus consideraciones y relatos se produjeron a propósito de la avenida que lleva el nombre de Francisco Alberto Caamaño a quien entiende se le han rendido escasos homenajes. En el 50 aniversario de la guerra se le ha citado mucho sin profundizar en sus ejecutorias.
Sobre su cargo comenta que no había ingresos ni egresos “sino los aportes simples para los gastos necesarios de alimentación y transporte”.
Explica que su labor como ministro de Finanzas consistía en nombrar, de acuerdo con el presidente Caamaño, “a militares, en función de guardianes, para resguardar las sucursales bancarias tanto dominicanas como extranjeras”. No se les pagaba un sueldo, apenas se les suministraba el sustento diario. Los aportes, significa, provenían de ciudadanos del interior.
Los oficiales también debían proteger las aduanas y Rentas Internas “para que nadie atentara con abrir las cajas fuertes, que contenían muchos fondos. Las aduanas estaban llenas de productos de toda especie y nadie tocó ni osó llevarse uno de los bienes allí retenidos”.
Abinader, como los demás miembros del gabinete, tenía su oficina en el edificio Copello. El 15 de mayo caminaba por la calle El Conde con Virgilio Mainardi Reyna y ambos debieron protegerse de un intenso tiroteo procedente de Molinos Dominicanos desde donde disparaban francotiradores yanquis. Se guarecieron detrás de un automóvil y gateando llegaron al hotel Victoria donde durmieron durante tres noches.
Como no había finanzas, Abinader se dedicó a demostrar que el Gobierno de Caamaño “actuaba de manera libre, honesta y seria, protegiendo los bienes a su cargo”.
Coronel celoso. El actual presidente del Consejo Docente de la Universidad O&M cuenta que Caamaño “había ascendido al grado de coronel no solo porque era hijo de un general amigo de Trujillo sino también porque era muy celoso en el cumplimiento de su deber y demostraba ser un hombre valiente al servicio de su Patria”.
Agregó que el destacado combatiente “comenzó como cadete, llegando a coronel durante el Gobierno de Bosch pero más que nada, Caamaño se consagró como héroe porque al frente de las tropas patrióticas defendió el Gobierno Constitucional de Juan Bosch en una batalla contra fuerzas que venían de la Base Aérea de San Isidro”.
“Ahí demostró coraje, dotes de organizador y patriotismo. Por tales razones fue elegido el Presidente Constitucional de la República”, manifestó.
En ese cargo, declara, “sufrió una metamorfosis convirtiéndose de férreo militar, duro y disciplinado, en un dirigente civil, político, elegido libremente al principal cargo de la nación”.
Confiesa que esa transformación de Caamaño fue influida “por todos nosotros, que alentábamos el civismo nacional y los preceptos libres de un Gobierno integrado por los tres poderes del Estado en cuyo gabinete habíamos representantes del ejercicio de una democracia auténtica”.
Entre los que influyeron para que Caamaño cambiara su pensamiento, su actitud y su comportamiento cita a Emilio Almonte, alcalde de la ciudad; Salvador Jorge Blanco, Jottin Cury, Fernando Silié Gatón, Virgilio Mainardi Reyna y José Brea Peña.
El gobernante. “Se distinguió por conocer los detalles de un Gobierno, entrevistándose con hombres demócratas, como el delegado de las Naciones Unidas, José Antonio Mayobre, e incluso con el secretario general de la OEA, José Mora, cuya decisión fue equívoca al producir con otras fuerzas la intervención militar de los Estados Unidos”, indicó Abinader.
Dijo que fue en ese lapso cuando “Caamaño experimentó el cambio de jefe militar arbitrario al ejercicio de un civismo propio de los demócratas”.
El presidente Caamaño también se caracterizó “por escuchar opiniones y consejos y por seguir y apoyar la doctrina social demócrata adoptada por el PRD”.
Lo recuerda con su ametralladora, “primero vestido de militar pero luego cambiaba el uniforme por trajes civiles en su calidad de Presidente”.
Afirma que se reunía principalmente con el canciller Jottin Cury y con el ministro de la Presidencia Héctor Aristy.
Después de la Revolución, Caamaño viajó a Londres como agregado militar. A partir de ahí José Rafael Abinader no entra en consideraciones respecto a la trayectoria que siguió en Cuba, desde donde vino encabezando una guerrilla que desembarcó en Playa Caracoles, donde fue asesinado.
“Mi opinión es que si Caamaño, una vez termina su misión en Londres hubiera regresado al país como principal integrante del Partido Revolucionario Dominicano, siguiendo su doctrina social demócrata, hubiera sido elegido Presidente constitucional de la República”, exclamó.
Destaca que lo admiraba por su valentía, su lucha, su defensa de la soberanía y de los principios constitucionales.
Pero para Abinader, Caamaño no ha sido debidamente reconocido y es un personaje relegado de la memoria histórica. “Este pueblo olvida y no reconoce valores porque como decía George Santayana, el pueblo que ignora su historia está obligado a repetirla”.
Francisco Alberto nació en Santo Domingo, en la calle Doctor Delgado, hijo de Fausto Emilio Caamaño Medina y Eneroliza (Nonín) Deñó. Estudió en el colegio De La Salle y a los 16 años ingresó en la Marina de Guerra.
Estuvo casado con María Paula Acevedo, madre de sus hijos Alberto Alexander, Francis Alexander y María Paola Alexander. Con su compañera Vicenta Vélez Catrain procreó a Tania Quisqueya y a Román Ernesto. Lo mataron el 16 de febrero de 1973

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