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martes, 27 de enero de 2015
Un hotel privado en R. Dominicana con precio mínimo de US$2,130 por habitación
Un hotel privado en R. Dominicana con precio mínimo de US$2,130 por habitación
A un paso de Playa Caletón, en la costa norte de República Dominicana, es posible alojarse en uno de los hogares más impresionantes del Caribe. Son muchos los que prefieren alquilar una casa antes de irse a un hotel. Aquí tienen lo mejor de ambos, ya que Casa Kimball es,
al mismo tiempo, un establecimiento de gran lujo y una mansión privada
que abre sus puertas solo a un arrendatario al mismo tiempo.
Esta lujosa villa privada de 1.900 metros cuadrados se encuentra en
el remate de una zona de acantilados sobre el mar que permite unas vistas maravillosas desde prácticamente cualquier lugar del complejo.
No será por falta de ventanales, y es que la construcción, de corte
constructivista, se ha diseñado para que prácticamente no haya tabiques,
permitiendo que la luz entre casi por los cuatro costados de las
habitaciones.
Son ocho los dormitorios que se pueden ocuparen esta
mansión de lujo, con precios que parten de los 1.900 €/noche, según el
número de habitaciones y cuáles se quieren usar. Aunque la mayor parte
del tiempo seguro que la pasamos en su inmensa piscina de arquitectura
infinita, que parece que se funde con el mar y que está rodeada por
hamacas cómodas que destacan sobre un suelo granítico.
Este, al igual que las paredes, están construidos con piedra local,
con un aspecto que recuerda al mármol. En su interior también se juega
al minimalismo, con grandes sofás centrales, algunas esculturas y
detalles en marrón chocolate que contrastan con el beis de las paredes y
los cojines. Una escalera interior sin pasamanos, como clavada en la pared de ladrillo, no pasa desapercibida.
Entre los servicios no falta el cuidado de nuestro menú por un equipo con chef privado,
que se encargará de realizar nuestros platos preferidos, así como todo
tipo de excursiones o prácticas deportivas. Y para relajarse, si no se
tienen ganas de un chapuzón, nada como pasear por su jardín privado de palmeras y almendros. Todo un lujo donde tropezarse con un desconocido es, del todo, imposible.
(Fuente: Loff.it)
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