lunes, 13 de octubre de 2014

Matanza de Haitianos de 1937

La Matanza.
El 28 de septiembre de 1937 en la mañana se inicio al sur de Dajabon el exterminio de los residentes haitianos, los mataban con cuchillos, palos y machetes con la intensión de que pareciese un motín llevado a cabo por campesinos dominicanos; intensificándose y expandiéndose a partir del 2 de octubre. Entre 12,000 y 25,000 nacionales haitianos fueron asesinados en esta matanza, las cifras no son exactas debido al clima de especulación preponderante en la época.
El ministro haitiano en Santo Domingo Evremont Carrié, se presento delante Trujillo para presentar sus quejas al respecto. Trujillo dio ordenes para parar la operación, aparentemente, pues la matanza de haitianos continuo hasta el 15 de noviembre de forma disminuida y esporádica.
Desde el sur de Dajabón se extendió por toda la zona norte, hasta llegar al este. La Vega, Bonao, Puerto Plata y Samana fueron los mas afectados, pero las provincias donde mas haitianos residían, eran Barahona y Azua, donde no hubo asesinatos en octubre, sino en febrero de 1938 aunque en menor escala.
Los protagonistas de esta masacre fueron militares y algunos presos de confianza. La población civil en ningún momento se unió, como se pretendió alegar después, inclusive, muchos civiles trataron de ocultar nacionales haitianos en sus hogares.
Todas sus propiedades fueron apropiadas por los militares.
La prensa dominicana por su parte, no dio ninguna noticia a respecto en los primeros días al igual que la prensa haitiana.
El Presidente Vincent estaba temeroso de que con cualquier publicación al respecto ofendía a Trujillo lo que provocaría un ataque a su país.
Primeras Acciones Diplomáticas.
El Presidente Vincent mando a buscar al Ministro dominicano en Puerto Príncipe, Enrique Jímenes, quien se desempeñaba en el cargo desde julio de 1936.
Vincent le entrego copia de los cables que acababa de recibir de la frontera (los cuales, Jimenes, envió por correo a Trujillo), al tiempo que le pidió que fuese a Santo Domingo y le presentase el punto de vista haitiano al Presidente Trujillo. Para esa época, el nuevo Ministro norteamericano en Puerto Príncipe no había llegado a ese país, por lo que la matanza sucedió cuando la Legación estaba en manos del Encargado de Negocios, Harold D. Finley. Este reporto al Departamento de Estado que la solicitud de Vincent a Jimenes no implicaba que se habían roto las relaciones diplomáticas. Con la previa aprobación del gobierno, Jimenes salió hacia Santo Domingo la mañana del 8 de octubre, después de haber visitado a Vincent para informarle que el Presidente Trujillo consideraba los reportes como exagerados, pero que se había ordenado un investigación.
El día 7, Carrié había salido hacia la República Dominicana, pero a través de Cabo Haitiano y Dajabón, con instrucciones de hacer una investigación y reportar directamente a Vincent.
La noticia de la matanza debilitaba políticamente al gobierno de Vincent, obligándolo a negociar con rapidez, buscando algún tipo de satisfacción publica. El escándalo no podía ocultársele a la opinión publica haitiana por mucho tiempo y esta exigiría a Vincent que hiciera algo. En cuanto a Trujillo, y en lo que se respecto exclusivamente a sus asuntos políticos internos, dado el carácter dictatorial de su régimen, la matanza no le afectaba.
El día 8 de octubre Vincent mando a buscar al Encargado de Negocios norteamericano y le entrego copia de los oficios y cables que había recibido sobre maltratos y atrocidades.
Finley dijo que no tenia instrucciones de su gobierno, pero que personalmente como amigo suyo y de su país, esperaba que no se tomasen medidas que pudieran hacer mas difícil un acuerdo amigable. Vincent le replico que estaba tratando de manejar el asunto con la mayor inteligencia y discreción; que había prohibido la publicación de cualquier detalle sobre el asunto en la prensa haitiana y que le había dicho al Ministro dominicano, antes de su viaje, que lo menos que el pensaba que el Presidente Trujillo podía hacer era castigar a aquellos que habían cometido las atrocidades y compensar económicamente a los que habían sufrido, incluyendo sus familias.
Nueva Política Migratoria
El Secretario de Justicia, Julio Ortega Frier, visito el 15 de octubre la Legación norteamericana para supuestamente examinar los textos de los acuerdos fronterizos existentes entre los Estados Unidos y México. Allí explico que estudiaba un plan mediante el cual los haitianos que vivieran en la parte dominicana de la frontera, fueran enviados a otros lugares del país, y dijo que se buscaba firmar un acuerdo con el gobierno haitiano, par impedir la penetración de haitianos en una zona de entre cincuenta y cien kilómetros del lado dominicano de la frontera. Del lado haitiano, se establecería una zona similar, de la que estarían excluidos los dominicanos.
El funcionario agrego que era imperativo un cambio en la política de inmigración dominicana, y que cesaría la inmigración de negros desde Haití y las Antillas Inglesas. El mercado fronterizo seguiría siendo autorizado, pero bajo controles en cuanto a lugares y rutas, no pudiendo pernoctar en el país los haitianos que se dedicasen a este negocio.
Participación Norteamericana en las Investigaciones.
El día 19 de octubre, el Canciller Interino, Sumner Welles envió al Presidente Roosevelt el oficio del día 11 preparado por la legación norteamericana en Santo Domingo, con informaciones sobre la matanza. En su carta de remisión afirmo: "El Presidente de Haití se ha comportado con un extraordinario grado de prudencia. Ha logrado obtener del Presidente de la República Dominicana un acuerdo para que una investigación conjunta tenga lugar por parte de representantes de los dos gobiernos y, aparentemente, ha obtenido compromisos en el sentido de que se pagaran compensaciones".
El 21 de octubre, trece días después de terminada la matanza, y tres semanas después de su inicio, la prensa internacional publico su primera noticia al respecto. El representante de The New York Times en Kingston, Jamaica, reportaba un incidente fronterizo en el que "varios" haitianos habían sido tiroteados por soldados dominicanos. Los haitianos, según el articulista, se habían establecido en terrenos recientemente adjudicados a la República Dominicana como resultado de un acuerdo fronterizo.
Los Estados Unidos en un principio no se mostraron muy interesados en el conflicto, fue al mes de la matanza cuando Washington decidió presionar a Trujillo para que diese una satisfacción adecuada al pueblo haitiano, pues ya el propio Presidente Roosevelt había tomado cartas en el conflicto.
Esta también el aspecto de que a Washington le preocupaba la posibilidad de una invasión dominicana a Haití y como esto podía afectar la paz interamericana, justificaba una acción diplomática norteamericana, aun dentro del principio de no intervención.
Washington no quería ofrecer sus buenos oficios por el momento pero, de tener que hacerlo, lo haría a través de un mecanismo Panamericano, y no en forma individual.
Intermediación internacional.
La opinión publica en Haití ya no permanecía callada ante la noticia, e insinuaba una intervención internacional. Así, el día 21, la Asociación Haitiana para la Sociedad de Naciones declaro que el incidente debía ser resuelto con toda dignidad y conforme a las reglas internacionales.
Ningún régimen dictatorial de América, de los tantos en numero y variedad de matices que han consternado el alma de sus pueblos, supero al de Trujillo, hasta su extinción en 1961, en generar situaciones conflictivas que motivaran, el recurso a los mecanismos del Sistema Interamericano.
Por iniciativa propia o de los gobiernos hostiles a su régimen se apelo a ellos, creados como paulatinamente lo fueron para garantizar el mantenimiento de la paz y la seguridad en este hemisferio.
Aun no bien estructurado el Sistema en su conformación actual, cuando la Unión Panamericana había sustituido en denominación y funciones a la antigua Unión de Repúblicas Americanas como centro de promoción cultural y comercial entre los países del continente y como órgano asesor de la serie de Conferencias Internacionales Americanas, en las cuales se dio paulatino ordenamiento jurídico a planteamientos surgidos de conflictosentre naciones del hemisferio, el gobierno de Trujillo dio lugar a que se apelara en 1937 a uno de los instrumentos ya establecidos para la solución pacifica de controversias: El Pacto Gondra.
Los Tratados y convenciones suscritos en cada una de estas Conferencias Internacionales Americanas, de cuyos instrumentos originales era generalmente depositaria la Unión Panamericana, fueron configurando los principios de Derecho Internacional Publico Americano.
Este extemporáneo encuentro de Trujillo con el Sistema Interamericano, el primero de una serie pero el de mayor trascendencia y que tuvo lugar con motivo de la matanza de haitianos en 1937.
El Pacto Gondra.
El 23 de noviembre, abogados especializados en asuntos internacionales del Departamento de Estado contestaron la solicitud hecha por el Subsecretario de Estado Sumner Welles sobre que podía hacer Haití para lograr procedimientos de conciliación en caso de que el Presidente de la República Dominicana rehuse a aceptar los buenos oficios.
Específicamente sugerían que se convocaran a las Convenciones de Conciliación Interamericana de 1929, y el Tratado para Evitar Conflictos de los Estados Americanos, mejor conocido como el Pacto Gondra. Bajo dichos tratados se había creado una comisión permanente, a la cual Haití debía dirigirse, para que fuese convocada una comisión de investigación.
El 18 de diciembre la Cancillería Dominicana accede a participar bajo el Pacto Gondra.
Se organizan dos comisiones, una de investigación y otra permanente las cuales darían curso a las negociaciones entre ambos países.
El Estado haitiano demandaba una indemnización y por primera vez surge una cifra de indemnización Trujillo se ofrecía a pagar al Gobierno Haitiano US$750,000 ( US$150,000 cuando los congresos de ambos países hubiesen ratificado el acuerdo y US$100,000 anuales entre enero de 1939 y enero de 1944).
En la segunda propuesta de Vincent se planteaban los siguientes aspectos:
  • Se reiteraba el sometimiento del acuerdo a la Comisión Permanente.
  • Se aceptaba el considerando de que haitianos habían perdido la vida, o habían sido heridos.
  • No se mencionarían militares dominicanos como posibles culpables.
  • Se aprobaba el monto de US$750,000, pero en base a un pago inicial (sin esperar sanción congresional) de US$350,000 (en vez de US$150,000), y pagos anuales durante 4 años en vez de 6 años.
  • A los haitianos poseedores de inmuebles en Santo Domingo, le serian devueltas sus propiedades, entre otros.
A pesar de que prácticamente se había llegado a un acuerdo, todavía se programada para el 14 de enero de 1938 una segunda reunión bajo el Pacto Gondra.
En esta se decidió que ambos países negociarían directamente, emitiendo al final un resumen sobre lo pactado, el cual debería ser enviado a la Comisión Permanente del Pacto Gondra.
En la contrapropuesta de Trujillo se plantea lo siguiente:
  • Se aceptaba el sometimiento del acuerdo a la Comisión Permanente.
  • El pago inicial subía de US$150,000 a US$250,000.
  • Se insistía en que los haitianos debían impedir la entrada ilegal de sus ciudadanos al territorio dominicano, y sufragar los gastos de su negociación, pero a base de un modus operandi que luego se negociaría
  • Se aceptaba la devolución de los bienes inmuebles pertenecientes a haitianos.
  • El acuerdo requería la ratificación del Congreso de cada país.
Acuerdo Final.
Se acordó una indemnización de US$750,000.
El 31 de enero de 1938, la Comisión Permanente del Pacto Gondra se reunió en Washington para la firma del acuerdo entre ambos Estados.
La delegación dominicana estaba compuesta por: Andrés Pastoriza y Manuel de Jesús Troncoso De La Concha y la delegación haitiana por su parte la conformaban Abel Leger y Hoffman Philip.
El gobierno Dominicano hace un primer pago de US$250,000 al gobierno haitiano, los cuales fueron producto de un préstamo obtenido por el Estado.
Poniendo así fin a las múltiples disputas entre ambos Estados y ratificando el Estado dominicano sobre el control fronterizo que debía iniciar el Gobierno haitiano para evitar la inmigración haitiana a la República Dominicana.
Wanda Andujar


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