La primera abolición de
la esclavitud en Santo Domingo, 1801
Conferencia
pronunciada la noche el martes 23 de agosto de 2005 en el salón de actos de la
Academia Dominicana de la Historia, en ocasión de conmemorarse el Día
Internacional de la Abolición de la Esclavitud.
Emilio Cordero Michel
Miembro
de número y vicepresidente de la Junta Directiva de la Academia Dominicana de
la Historia.
Al
conmemorarse hoy, 23 de agosto, el Día Internacional de la Abolición de la
Esclavitud, en este breve trabajo intentaré determinar la fecha exacta en la
que, por primera vez, fue abolida la esclavitud en la colonia española de Santo
Domingo. El tema me parece importante, porque en República Dominicana no se
conmemora esa fecha por desconocerse el día de 1801 en que el dirigente
revolucionario haitiano Toussaint Louverture dio la libertad a los veinte y
tantos mil esclavos que eran explotados en su territorio. La causa de ese
desconocimiento es aparentemente inconcebible, ya que hasta la fecha no ha sido
encontrado documento alguno (proclama, decreto, ordenanza o disposición) que la
señale.
Para
poder adentrarme en el tratamiento del tema, necesariamente tendré que
referirme a sus antecedentes, la abolición de la esclavitud declarada en la
colonia de Saint–Domingue por el comisionado Sonthonax y, luego, en todos los
territorios ultramarinos, por la Asamblea Nacional de Francia, el 4 de febrero
de 1794 y a la agresión monárquica contra la recién nacida república
revolucionaria. Esta agresión, caracterizada por el intento secesionista de la
nobleza desplazada del poder, apoyada por Inglaterra, España, Prusia, Austria y
otras monarquías europeas, que culminó con la llamada Guerra de la Vendée,
impulsó al diputado jacobino Georges Couthon a proponer a la Asamblea Nacional
que declarara que
“La
República Francesa era una e indivisible”; principio geopolítico que sería
aplicado en esta isla por el régimen louverturiano. La agresión contra Francia
produjo la derrota de España y la ocupación de tres cuartas partes del
territorio peninsular por las tropas republicanas que se burlaban de la nobleza
y de la fanática religiosidad del pueblo español, lo que representaba un
ejemplo que los gobernantes ibéricos no podían permitir. Ello forzó a Manuel
Godoy a solicitar el cese de la guerra. En la ciudad suiza de Basilea, los
representantes de Carlos IV y de la Asamblea Nacional Francesa firmaron, el 22
de julio de 1795, un acuerdo de paz conocido históricamente con el nombre de
Tratado de Basilea.
En
virtud de las disposiciones de dicho Tratado: cesaron las hostilidades; Francia
restituyó a España los territorios ocupados y el monarca español, a cambio de
esas devoluciones, cedió a Francia la Parte Española de la Isla de Santo
Domingo. Aunque no se especificó la fecha de entrega de la parte cedida,
Francia no pudo tomar posesión inmediata por encontrarse repeliendo las
agresiones monárquicas europeas. Después que Toussaint derrotó a los ingleses y
a los mulatos que le combatieron por razones de clase, este brillante dirigente
revolucionario puso en ejecución su tesis geopolítica, fundamentada en la
francesa, de la unicidad e indivisibilidad política de la Isla de Santo Domingo.>>(
Véase Art. 1º d e la Constitución de Saint–Domingue del 8 de mayo de 1801. En
Luis Mariñas Otero, Las Constituciones de Haití. Madrid, Ediciones Cultura
Hispánica, 1968, p. 110.>>)
La
genialidad de Toussaint consistió en considerar, con sobradas razones, que para
poder garantizar la libertad de los antiguos esclavos de la colonia de
Saint–Domingue y la viabilidad del nacimiento de un Estado libre, independiente
y soberano, no podía permitir la existencia en la Parte Oriental de una colonia
que mantuviera la esclavitud y que pudiera servir de cabeza de playa para una
agresión francesa.
Tomando
como pretexto que el general François Kerverseau autorizaba la trata de
esclavos en el Santo Domingo Español y que Francia no había tomado posesión de
la parte cedida por el Tratado de Basilea, Toussaint movilizó el ejército
colonial que comandaba y, a nombre de la República Francesa, penetró, con dos
cuerpos armados por el norte y el sur de la frontera de Aranjuez. El gobernador
Joaquín García, alentado por los generales franceses Kerverseau y Antoine
Chanlatte, así como por algunos antiguos plantadores de Saint–Domingue que
habían escapado del proceso revolucionario haitiano, infructuosamente
intentaron detener el avance de las tropas de Toussaint siendo derrotados en
Guayubín, Mao y en Ñagá, cerca del Castillo de Haina. El general Kerverseau
describió patéticamente la actitud asumida por los dominicanos cuando éste
pretendió que rechazaran al ejército de Toussaint.<<< (General
François M. Kerverseau. “Rapport sur la Partie Espagnole de Saint–Domingue
Depuis de la Cession á la Republique Francaise par le Traité de Bale, Jusqu’a
son Invasion par Toussaint Louverture, Presenté
au le Ministre de la Marine”. Boletín General del Archivo General de la
Nación, Años 1 y 2, Vols. 2 a 6, especialmente el Nº 6. Ciudad Trujillo,
Editora Montalvo, 1939, pp. 210–214. También existe resumen en español de
Gustavo Adolfo Mejía–Ricart en su Historia de Santo Domingo, Vol. VII. Ciudad
Trujillo, Editores Pol Hermanos, 1954 y como nota al pie de página figura la
versión francesa, incompleta y con errores tipográficos en las páginas 22–46. <<)
Declaró el militar galo: <<<
““(…) Pero si 1,500 hombres eran necesarios para enfrentar sea Toussaint e
impedir su entrada al país, habría que llegar a 3,000 para echarle de las
posiciones tomadas en el interior, en donde había franqueado los obstáculos más
difíciles del terreno invadido y poseía ya todas las ventajas de su parte. (…)
Pidió sólo 50 caballos y armas para equipar a50 franceses que escogería él
mismo. Esa noticia llenó de gozo a la Ciudad. Los miembros del Cabildo se
pusieron en campaña para buscar los caballos. Pero los pobladores de Santo
Domingo los escondían para que no se los requisaran. No sólo no querían exponer
sus vidas en la defensa, sino tampoco perder los caballos. En 24 horas sólo se
pudieron conseguir 30 caballos o mulas y 27 equipos. (…) No teníamos en el
terreno sino 200 combatientes armados de fusiles, pues el resto no llevaba sino
lanzas. Al primer fuego, los lanceros espantados abandonaron sus armas y
huyeron en desorden dando grandes gritos (…). Nuestras tropas habían sido
puestas en fuga sin casi haberse batido. Es verdad que los negros de Alby y
Bamby, la milicia de San Carlos y, sobre todo, los granaderos del Batallón de
Santo Domingo, se habían conducido con valor, pero el resto había mostrado
desgano, peleaba contra su gusto y deseaban el triunfo de Toussaint, ya que la
víspera misma lo habían dicho, así, los mismos soldados.”(( Mejía–Ricart. Ob. cit., pp. 14–17.))
Después
de arrollar la débil e infructuosa oposición y de negociar una “rendición
honorable” con los delegados del gobernador Joaquín García (los señores José
Sterling, Leonardo del Monte y Joaquín Gascue), Toussaint llegó a la ciudad de
Santo Domingo al medio día del 26 de enero de 1801. Thomas Madiou describió así
la entrada de Toussaint en la ciudad de Santo Domingo y su recibimiento por el
gobernador y las autoridades edilicias:
“El 27 de enero de 1801 (7 Pluvioso) él entró
a Santo Domingo mientras con las detonaciones de 21 salvas de artillería se
arriaba el pabellón español, seguidas de inmediato por 22 disparos de cañón
saludando el izamiento de la bandera francesa que flotó en las murallas. Al
mismo tiempo, el ejército entró a la Plaza de Armas con solemnidad y con el
repique de las campanas de todas las iglesias, don García y el Cabildo acompañaron
a Toussaint al edificio del Ayuntamiento (…) enseguida, un nuevo orden de cosas
quedó establecido en la Parte del Este. Toussaint reunió en la gran plaza de la
ciudad a toda la población y proclamó la libertad general de los esclavos.” 4
Otro
clásico historiador haitiano, Beaubrun Ardouin, contradijo a Madiou y aseguró
que: “El 26 de enero (y no el 27 según M. Madiou) el general en jefe hizo su
entrada a la ciudad de Santo Domingo. El gobernador García y el Cabildo lo
recibieron en la Puerta del Conde, entrada principal de la ciudad y lo
invitaron a trasladarse al Ayuntamiento, (…) luego asistió con sus acompañantes
a la catedral a un Tedeum cantado por un numeroso clero, con lo que se consagró
solemnemente la toma de posesión de la antigua colonia española.”5
Más
aún, este autor señaló que esa descripción era el resultado de las tradiciones
orales, pues ignoraba si Toussaint Louverture había hecho algún acto escrito
relacionado con la libertad de los esclavos de la Parte Española y que esta
cesó automáticamente cuando tomó posesión el día 26 y las autoridades españolas
laaceptaron.6
Dos de
los tradicionales historiadores dominicanos dicen bien poco. Antonio del Monte
y Tejada hizo una ligera referencia y Bernardo Pichardo no mencionó el hecho.
José Gabriel García se basó en Madiou y afirmó que Toussaint llegó a la ciudad
de Santo Domingo, a la cabeza de su ejército, el 26 ó el 27 de enero de 18017 y
que: “(…) con el pretexto de proclamar la libertad de los esclavos, publicó un
bando prescribiendo á los habitantes de la ciudad, sin distinción de edad, sexo
ni clase, que debían comparecer a la plaza pública (…). A la hora convenida s
presentó con sus ayudantes de campo, y echando el pié á tierra, comenzó por
declarar abolida la esclavitud, (…).” 8
De los
historiadores modernos, entre otros, Máximo Coiscou Henríquez, Carlos
Larrazábal Blanco y Cipriano de Utrera tocan el tema de la llegada de Toussaint
y la abolición de la esclavitud en 1801. En efecto, Coiscou Henríquez expresó: “En
la parte española de Santo Domingo la esclavitud fue abolida una y otra vez por
los invasores de Occidente: en 1801 por Toussaint Louverture, en 1822 por
Jean-Pierre Boyer.” 9
Por su
parte, Carlos Larrazábal Blanco aseguró que: “Cuando ocurrió la invasión y el
gobernador García entregó la ciudad de Santo Domingo a Toussaint, éste en acto público
en la Plaza de Armas declaró abolida la esclavitud.” 10
Frank
Moya Pons consideró que: “La esclavitud fue abolida automáticamente por
Toussaint a su llegada y esa abolición fue ratificada por la Constitución Política
de la Colonia promulgada en Santo Domingo el día 27 de agosto de 1801 (sic)”.11
Es
indudable que Toussaint abolió la esclavitud en 1801. Sin embargo, lo que no se
puede asegurar con certeza es el día en que lo hizo, que debió ser entre el 26
de enero y el 7 de febrero, ya que en esta última fecha comenzó a implantar
medidas sociales, económicas y políticas que transformaron radicalmente las
arcaicas estructuras coloniales. Pienso que pudo ser el día 27 en la Plaza de
Armas, previa convocatoria a la población para que asistiera al acto en el que
se sembró la palma real y se colocó el gorro frigio en una lanza, símbolos
ambos de la abolición de la esclavitud y la libertad, que figurarían en los
primeros escudos republicanos dominicanos.
Y
planteo que el acto en la Plaza de Armas no pudo ser el día 26 porque Gaspar
Arredondo y Pichardo, santiaguero que vivió el momento, describió que después
de Toussaint recibir en el Ayuntamiento las llaves de la ciudad y de sus
fortalezas, el gobernador Joaquín García lo llevó “(...) con el Ayuntamiento a
la catedral a entonar un solemne Te Deum, y concluido éste, a la casa de
Palacio, dándole la derecha al huésped en su coche.” 12
Es
decir, este testigo de los actos del día 26 no mencionó que se hubiera
realizado la reunión en la Plaza de Armas ni que allí se declarara la abolición
de la esclavitud. Más aún, no pudo ser el 26, porque en un documento encontrado
por Cipriano de Utrera en el Archivo General de Indias, de Sevilla, contentivo
del acta levantada por Francisco de Labastida, secretario del Ayuntamiento, el
26 de enero de 1801, cuando el gobernador García entregó las llaves de la
ciudad a Toussaint, se indicó que la ceremonia comenzó a la 1:30 de la tarde y
que inmediatamente después de los discursos, de manera apresurada, los
presentes pasaron a la catedral para asistir al tedeum.
Esto
hace pensar que el acto religioso pudo comenzar a las 2:30 o a las 3:00 p.m. y
concluir una hora más tarde, esto es: a las 3:30 o a las 4:00 p.m. Si el
gobernador García llevó a Toussaint en su coche a la casa del Palacio porque
Toussaint tenía prisa, lo más probable es que el dirigente haitiano deseara
descansar después del largo viaje a caballo. Por ello, no luce factible que esa
tarde, con tan escaso tiempo y en una estación en la que anochecía a tempranas
horas, se convocara a la población de la ciudad y se reuniera en la Plaza de
Armas para escuchar la abolición de la esclavitud y contemplar la siembra de la
palma real y la instalación del gorro frigio en un asta. Eso debió ocurrir al
día siguiente o después.
La
prisa que demostró Toussaint queda evidenciada al leerse parte de la señalada
acta en la que se especificó que: “ Doy
fe que, habiéndose concluido el acto de entrega y posesión de esta Ciudad por
medio del recibo de las llaves de sus Puertas, se levantó el General en Jefe
Todos los Santos Louverture de su asiento, con el designio de pasar a la Santa
Iglesia Catedral a adorar a S. M. Sacramentado, que estaba expuesto; y quedó la
Acta antecedente sin firmar, por haber llevado consigo al Ilustre Cuerpo y
Señor Capitán General don Joaquín García al mismo Templo, los cuales señores,
como impuestos de todo y de haberse extendido en el acto de la entrega de dicha
Acta, prestaron su firma, como se manifiesta arriba. Y habiendo yo, el Secretario,
de orden del Señor Alcalde de primer voto, pasado la referida Acta al Señor
Capitán General, a fin de que le solicitase la del Señor General en Jefe, (…)
se comisionó al Teniente Coronel del Regimiento de Infantería de Cantabria, don
Joaquín Colas (…) para que pasase a la casa habitación del citado General en
Jefe Todos los Santos Louverture, y le impusiese del contenido de todo lo que
se componía la Acta Capitular, las firmas que en ellas hallaban (…) para que igualmente firmase el
dicho General en Jefe en el lugar hueco que para ello se le había separado, y
se le pudiese colocar en el Libro del Ayuntamiento. (…) Y habiéndose verificado
por el dicho Capitán Colas su encargo, le contestó el memorado General en Jefe
que era extemporánea la firma que se pedía, respecto a que había ratificado los
artículos propuestos por el Gobierno Español. En virtud de lo cual, y
orientándose por dicho Comisionado al Señor Gobernador y Capitán General Don
Joaquín García de la respuesta, me mandó la pusiese por nota al pie del Acta,
(…) Santo Domingo y febrero once de mil ochocientos y uno. Francisco Labastida,
Secretario.” 13
Es
decir, que del citado documento se deduce que Toussaint no firmó el acta de
capitulación redactada por las autoridades españolas de entrega de la Colonia
del Santo Domingo Español a la República Francesa en 1801, lo que trastorna lo
que tradicionalmente se conoce de este hecho histórico. Del mismo, también
podría desprenderse, desde el punto de vista jurídico, que al Toussaint no
firmarlo, pudo haber permitido a Napoleón declarar inválida la toma de posesión
hecha por el dirigente revolucionario haitiano y servir de excusa para ordenar
a su cuñado, Víctor Emmanuel Leclerc invadir la isla y restablecer la
esclavitud.
Soy
partidario de inclinarme por la posibilidad de que la primera abolición de la
esclavitud en Santo Domingo fuera automática porque esa institución no se
mantenía, en esos momentos, en ninguna colonia francesa por haber sido
suprimida por la Asamblea Nacional.Es bueno recordar, que todas las medidas
legislativas de la República Francesa se aplicaron ipso facto en el Santo
Domingo Español con la toma de posesión sin que fuera necesario emitir decreto,
resolución u ordenanza alguna.
De
aceptarse el 26 de enero como fecha de la primera abolición de la esclavitud en
Santo Domingo, coincidiría con la del nacimiento del patricio Juan Pablo Duarte
en 1813 y entraría dentro del mes de la celebración de las efemérides patrias
que se inician ese día y concluyen el 27 de febrero, data de la separación de
Haití y del surgimiento de la República Dominicana.
Pienso que mezclar a Toussaint Louverture con
Juan Pablo Duarte, en una sociedad en la que existe un amplio prejuicio y toda
una mitología contra Haití, podría lucir herético a los propugnadores del
antihaitianismo y quizás, por ello mismo, no se celebra la primera abolición de
la esclavitud en dicha importante fecha histórica. Creo, sin embargo, que
Duarte se hubiera sentido satisfecho de haber nacido el mismo día en que se
abolió la esclavitud, por primera vez, en el país por el que luchó con gran
desprendimiento para crear un Estado independiente, libre y soberano.
Por la importancia que atribuyo a este hecho
histórico, sugiero que la Academia Dominicana de la Historia designe una
comisión que investigue y determine esa escurridiza y confusa fecha que
permitió, momentáneamente, que todos los esclavos del territorio dominicano se
convirtieran en personas libres y que, jurídica y también momentáneamente,
desapareciera la infame discriminación
Fuente:
1 (
Véase Art. 1º d e la Constitución de Saint–Domingue del 8 de mayo de 1801. En
Luis Mariñas Otero, Las Constituciones de Haití. Madrid, Ediciones Cultura
Hispánica, 1968, p. 110.>>)
2
(General François M. Kerverseau. “Rapport sur la Partie Espagnole de
Saint–Domingue Depuis de la Cession á la Republique Francaise par le Traité de
Bale, Jusqu’a son Invasion par Toussaint Louverture, Presenté au le Ministre de la Marine”. Boletín General
del Archivo General de la Nación, Años 1 y 2, Vols. 2 a 6, especialmente el Nº
6. Ciudad Trujillo, Editora Montalvo, 1939, pp. 210–214. También existe resumen
en español de Gustavo Adolfo Mejía–Ricart en su Historia de Santo Domingo, Vol.
VII. Ciudad Trujillo, Editores Pol Hermanos, 1954 y como nota al pie de página
figura la versión francesa, incompleta y con errores tipográficos en las
páginas 22–46.
3(( Mejía–Ricart. Ob. cit., pp. 14–17.))
4.
Thomas Madiou. Histoire d’Haiti, Tome II. Port–au–Prince. Imprimerie Aug. A.
Héraux, 1923, pp. 78–79.
5.
Beaubrun Ardouin. Études sur l’histoire d’Haiti, Tome IV, 2eme. ed. Port–au–Prince,
Chez, Editeur, 1958, p.64.
6.
Ibídem, pp. 65–66.
7. José
Gabriel García. Compendio de la Historia de Santo Domingo, TomoI, 3ª ed. Santo
Domingo, Imprenta de García Hermanos, 1893, p. 302.
8.
Ibídem, p. 303.
9.
Máximo Coiscou Henríquez. “La abolición de la esclavitud en la Parte Española
de la Isla de Santo Domingo”. En Escritos breves. Ciudad
Trujillo,
Impresora Dominicana, 1958, p. 100.
10.
Carlos Larrázabal Blanco. Los negros y la esclavitud en Santo Domingo, 2ª ed.
Santo Domingo, Editora Amigo del Hogar, p. 64.
11.
Frank Moya Pons. Manual de historia dominicana, 1ª ed. Madrid, Gráficas M.
Pareja, 1977, p. 195
12.
Gaspar Arredondo y Pichardo. “Memorias de mi salida de la Isla de Santo Domingo
el 28 de abril de 1805”. En Emilio Rodríguez Demorizi, Invasiones haitianas de
1801, 1805 y 1822. Ciudad Trujillo, Editora del Caribe, 1955, p.131.
13.
Cipriano de Utrera. “Toussaint Louverture aniquila al Batallón Fijo deSanto
Domingo, Documento 45, Entrega de la ciudad”. En Emilio Rodríguez Demorizi, Ob.
cit., pp. 260–263.
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