Los efectos colaterales del Ébola: el sarampión
se ha reducido la vacunación y aumenta el riesgo de sarampión y otras infeccionesLa actual epidemia de Ébola en África occidental es uno de los peores desastres sanitarios de los últimos años. Según datos de finales de febrero de 2015, son ya 23.539 casos y 9.541 fallecidos. Pero ya hay algunas señales de esperanza y parece que el número de casos comienza a disminuir.
Sin embargo, la gran preocupación en este momento es que esta crisis ha desmantelado los sistemas locales de salud lo que muy probablemente cause una segunda oleada de enfermedades infecciones que pueden llegar a matar incluso a más gente de lo que ha hecho el Ébola. Durante este último año se han cerrado muchos centros de salud, muchos ciudadanos ya no quieren ir al médico por miedo a contraer el Ébola y se han suspendido las campañas de vacunación. Esto ya lo comentamos el pasado mes de noviembre en el taller “Ébola: preguntas y respuestas” que puedes ver en este enlace (pincha el vídeo, minutos 45:03-46:30).
Muertes diarias en Guinea, Liberia y Sierra Leona durante la epidemia de Ébola. Cada día muere más gente por tuberculosis, diarreas, malaria o VIH/SIDA que por Ébola.
Ahora se acaba de publicar en la revista Science (1) un estudio epidemiológico que sugiere un aumento severo de casos de sarampión y otras enfermedades infecciosas en niños pequeños entre 9 meses y 5 años, por haber interrumpido las campañas de vacunación a causa del Ébola. El sarampión, en concreto, es una de las enfermedades infecciosas más fáciles de transmitir (ver “¿Cuál es la enfermedad infecciosa más contagiosa?” en microBIO). Por esta razón, es normal que haya epidemias de sarampión cuando el sistema de salud falla y disminuye la vacunación a causa de crisis humanitarias, desastres naturales, guerras, inestabilidad política o hambrunas. Ya ha ocurrido otras veces: en 1991 en los campos de evacuados después de la erupción del volcán Pinatubo en Filipinas, en Haití tras la crisis de 1991-1992, en Etiopía en el año 2000 después de un largo periodo de hambruna, en 2010-2013 tras la guerra en la República Democrática del Congo y actualmente en los campos de refugiados en Siria.
El aumento de enfermedades infecciones por la crisis del Ébola puede causar más muertes que el propio virus
Guinea, Liberia y Sierra Leona ya tenían una campaña de vacunación contra el sarampión antes de la crisis del Ébola. Por ejemplo, estos países tuvieron cerca de 93.000 casos de sarampión en la década entre 1994 y 2003 y sólo 7.000 entre 2004 y 2013. Según los autores, por cada mes que se ha interrumpido la vacunación puede haber unos 20.000 niños susceptibles de ser infectados por este virus, y se estima que en este momento puede haber hasta 1.129.000 niños entre nueve meses y cinco años sin vacunar. Calculan que las muertes sólo por sarampión pueden llegar a más de 12.000. A esto habría que añadir los efectos de otras infecciones porque también se ha interrumpido la vacunación contra la polio (OPV), la tuberculosis (BCG), la tos ferina, el tétanos, la hepatitis B, la difteria y Haemophilus influenzae tipo B. El aumento de niños que no han recibido la vacuna de la polio podría echar por tierra los últimos esfuerzos de la Global Polio Eradication Initiative para erradicar esta enfermedad del planeta. Pero, además, se ha interrumpido el control de otras enfermedades, como el diagnóstico y tratamiento de la malaria, el VIH y la tuberculosis, por lo que también es probable que aumenten en los próximo meses.
Pasará todavía mucho tiempo antes de que se restablezcan totalmente los sistemas de salud. Por eso, para mitigar estos efectos colaterales del Ébola es urgente la ayuda internacional y un esfuerzo conjunto y coordinado de los tres países (los microbios no conocen fronteras) para restaurar lo antes posible los programas de vacunación en niños, mejorar la alimentación, el aporte de vitamina A y de insecticidas contra la malaria. Sólo así se podrán evitar un número de muertes que puede ser superior a las que ha causado directamente el virus del Ébola.
NOTA: absurdo, al mismo que se reclaman esfuerzos internacionales para promover las campañas de vacunación en el África occidental y salvar la vida a miles de niños, hay padres y madres en EE.UU. y Europa que no vacunan a sus hijos, promovidos por los movimientos anti-vacunas (ver “Si no vacunas a tu hijo, se puede infectar de sarampión y rubéola”, en microBIO).
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(1) Reduced vaccination and the risk of measles and other childhood infections post-Ebola. Takahashi, S., y col. Science, 31 de marzo de 2015. 347(6227): 1240-1242.
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Tanta
comodidad. En esos países lo que importa es una cantidad apropiada de
alimentos de buena calidad. Yo nunca me vacuné contra el sarampión, la
tos ferina ni la gripe. Como todos los niños de mi generación tuve todas
las enfermedades infantiles imaginables, y ninguno de mis amigos o
compañeros de colegio falleció por ello. Estábamos bien alimentados.