Las Fallas, las Bacanales y los idus de Marzo


Era el mes femenino del mundo romano, consagrado a la gran Diosa Madre, Magna Mater; fue el primer mes del calendario hasta que en 153 a.C., y por culpa de los numantinos, pasó a ser Ianuarius. El nombre del mes rememora a Mars, Marte, dios de la vegetación en sus orígenes que acabó encarnando la afición más popular y habitual del senado romano: La guerra. El dios se representaba armado como un hoplita griego y su animal sagrado era el lobo.
Era un mes muy animado; En él se iniciaban de los cargos públicos, tenían lugar los comicios republicanos y, tras ellos, comenzaban los consecuentes consulados.
En las Kalendas de Martius se celebraba la Matronalia. Era la festividad de las mujeres casadas, las matronas. Los maridos agasajaban a sus esposas con banquetes y regalos. Incluso el gran poeta Publio Ovidio Nasón, que vivió en tiempos del austero Augusto, se replanteaba unas fiestas femeninas en el mes consagrado a Marte… Pero todo tiene una explicación: Tras el rapto de las sabinas se produjo una guerra entre Roma y sus vecinos. Dicha guerra acabó este primer día de Martius y, precisamente, el fin de las hostilidades fue orquestado por las mujeres de ambos bandos. La festividad estaba dedicada a la diosa Juno Lucina, “la que va a la luz”, divinidad protectora de los partos. No había embarazada en toda la ciudad que no fuese ese día a su templo a ofrecerle algún exvoto.
Para conmemorar el final del Mare Clausum – el cierre invernal de las rutas comerciales marítimas – el día 5 se celebraba el Navío de Isis. Los sacerdotes marchaban en procesión hacia el puerto y allí se botaba un navío cargado de ofrendas. La diosa Isis, procedente de Egipto, caló hondo como divinidad de importación en la Roma imperial. Hay muchas imágenes de Isis amamantando al niño Horus, una imagen que a simple vista recuerda la temprana imaginería mariana medieval. La profunda devoción de muchas mujeres romanas a esta diosa egipcia le allanó el terreno al posterior culto a la madre del Cristo.
En la víspera de los idus de Martius, fecha inmortal por motivos ajenos a la religión romana que luego explicaré, se celebraba la Mamuralia, la fiesta del viejo Marte, Mamurius Veturius; Esta celebración consistía en que un hombre viejo vestido con pieles era empujado fuera de la ciudad a garrotazos. Los garrotes eran largos y blancos y el viejo en cuestión personificaba al invierno. Era un rito de expulsión de los fríos y bienvenida a la primavera (recordemos que Marte en los tiempos remotos de la monarquía era el dios de la vegetación)
Los idus de Martius del 44 a.C. han pasado a la Historia por ser la fecha del asesinato político de César en las escaleras del Teatro de Pompeyo, en aquella fecha lugar de encuentro y debate del Senado. El arqueólogo y escritor italiano Valerio Máximo Manfredi editó una nueva novela con este nombre en la que recrea los últimos días del dictador y la conspiración republicana que acabó con su vida y su desmedida ambición.
Idus de marzo
El 17 de Martius tenían lugar la Liberalia, conocida también como las Grandes Dionisíacas o Bacanales. Liber fue el dios de la fertilidad y el vino original del pueblo romano que poco a poco fue mudando a Baco a finales de la República. En principio la Liberalia estuvo constituida como festividad exclusiva femenina, pero con el paso de los años sus ritos se abrieron también a la población masculina. El estado siempre miró con recelo estas fiestas y fueron prohibidas en varias ocasiones ante la posibilidad de ocultar conspiraciones.
A pesar de ello, las Bacanales eran tan populares que no pudieron ser erradicadas hasta que la Iglesia las denunció como impías y carentes de moral y fueron perseguidas con dureza. Es un tópico. No eran tan impúdicas como nos podemos imaginar, pero las nuevas tendencias ideológicas del Estado chocaban con el liberalismo (¿De donde vendrá la etimología de la palabra liberal?) de las festividades paganas. Con la imposición de la fe cristiana sobre los antiguos cultos murió el tópico romano de las orgías de vino y sexo sin fin.
El 19 de Marzo era la fiesta de los artesanos, los Quincuatros. Es curioso que esta fecha corresponda con el actual San José, patrón de los carpinteros. Las matronas hacían ese día la comida y la primera jornada festiva había lucha de gladiadores en los anfiteatros como ahora hay una corrida de toros. Otra adaptación inteligente de la Iglesia a unas costumbres muy arraigadas con las que no se quería enfrentar y que era más fácil renombrar. En Valencia este día seguimos reuniendo maderas viejas y prendiendo hogueras en honor a Minerva; Ahora se llaman Fallas.
El 22 de Martius comenzaban las fiestas de Cibeles, la Madre Tierra, una divinidad importada proveniente de Frigia, en el centro de Anatolia, que también fue absorbida por el inmenso panteón romano. Ese mismo día se le llevaban violetas a los difuntos, rito conocido como Violaria.
El día 24 los sacerdotes de Cibeles se castraban voluntariamente como hizo Attis derramando su sangre consagrada a la diosa. Esa noche se celebraba la resurrección de este dios, el legendario amante eunuco de Cibeles y fiel conductor de su carroza de leones. Aquí tenemos el primer culto a una resurrección, otro concepto popular muy bien utilizado años después…
Al día siguiente había una colorida procesión que recorría la Urbe en dirección al templo de Cibeles, hoy bajo la Basílica de San Pedro en la Colina Vaticana.
Las fiestas de Cibeles culminaban el día 27 con una procesión solemne en la que una efigie de la diosa hecha en plata era paseada por las calles de Roma hasta el río Almo. El sumo sacerdote, vestido de púrpura, bañaba a la diosa y realizaba un rito para favorecer la lluvia y la fertilidad de los campos.

Colaboración de Gabriel Castelló autor de Valentia
http://historiasdelahistoria.com/2010/03/26/martivs