jueves, 25 de septiembre de 2014

Cuatro intentonas de golpe de Estado precedieron al derrocamiento de Bosch

Cuatro intentonas de golpe de Estado precedieron al derrocamiento de Bosch

Publicado el 9:50 am por Héctor Minaya h.minaya@elnacional.com.do
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El general Elías Wessin y Wessin aplaude al profesor Juan Bosch en la celebración del 80 cumpleaños del expresidente. Wessin fue uno de los militares que encabezaron el golpe de Estado de 1963.
Cuatro intentonas de golpe de Estado contra el presidente Juan Bosch, que asumió la presidencia de la República el 27 de febrero de 1962, precedieron antes del 25 de septiembre de 1963 cuando finalmente fue derrocado por un pronunciamiento golpista hace hoy 51 años.
Los conspiradores, militares y civiles, apoyados por un sector de la Iglesia Católica, y una actitud conservadora de Estados Unidos, prepararon el primer complot para el 9 de marzo de 1963, apenas 10 días después de que Bosch llegara a la primera magistratura del Estado.
Fracasado en su intento, un segundo golpe fue programado por el grupo conspirador para abril de ese año, pero se malogró de nuevo. Con la esperanza de tener mejor suerte planificaron el tercero para julio, que se decía era un plan de mayor envergadura, sin embargo, el esfuerzo sucumbió.
Un mes antes de que los complotadores lograran su objetivo, en agosto, la conjura también naufragó en las procelosas aguas de las bajas políticas que intentaban deponer al poder establecido.
En esta atmósfera de conspiraciones, Bosch tenía perfecto conocimiento de las tramas que motorizaban estamentos militares confabulados con políticos conservadores y el respaldo de algunos sacerdotes católicos y el segmento de estamento conservador de Washington.
Los organismos de seguridad del Estado lo mantenían al tanto de la situación, pero Bosch había sentenciado que “un golpe de Estado duraría menos que una cucaracha en un gallinero”.
El gobierno del presidente John F. Kennedy, que también tenía los informes detallados de las tramas, comunicados a Washington por la estación local de la CIA y la embajada de Estados Unidos, ofreció a través del embajador en República Dominicana, John Bartlow Martin, traer al país el portaaviones Boxer para realizar una demostración de fuerza y disuadir a los conspiradores militares.
Pero Bosch rechazó la propuesta que le había hecho el presidente Kennedy a través de su representante oficial
El 3 de mayo de 1963, el portavoz jefe de Estados Unidos en las Naciones Unidas, Adlai Stevenson, aseguró en la organización mundial que el gobierno de Estados Unidos “nunca había” considerado el partido político de Bosch como “extremista” y llamó la atención de Estados Unidos para “cooperación” con el régimen de Bosch.
Parece que la línea política general de Estados Unidos en esa crisis era bastante clara por el firme apoyo en la ONU a un gobierno libremente elegido por la voluntad del pueblo dominicano.
Sin embargo, podría entenderse como una burla ese respaldo brindado, dada la posterior actitud de Estados Unidos, naturalmente después de la muerte del presidente Kennedy, con el apoyo de Washington a los militares golpistas.
En medio de la crisis que se desarrollaba por la impenitente conspiración de la camarilla militar y la oposición conservadora, de la Unión Cívica Nacional, que no podía reconciliarse con la derrota de diciembre, Bosch llamó el 24 de septiembre de 1962 a su despacho a los militares cabecillas de la trama.
Uno de los oficiales era el coronel Elías Wessin y Wessin, jefe del Centro de Enseñanza de las Fuerzas Armadas (CEFA), que tenía asiento en la base aérea de San Isidro.
Bosch amonestó fuertemente a los militares conspiradores, pero en repuesta fue hecho prisionero en su propia oficina y enviado al exilio en un barco a la isla de Guadalupe, de la que rápidamente se dirigió a Puerto Rico.
Dos años después, en 1965, Wessin y Wessin, ya como general de brigada, emergió como la figura militar líder en el ataque a las fuerzas militares y civiles que propugnaban por el retorno de Bosch.
A pesar del apoyo popular y la abrumadora victoria obtenida en las elecciones de diciembre de 1962, Bosch era vulnerable ante la camarilla de generales y coroneles conspiradores concentrados en San Isidro.
En los últimos años de la dictadura de Trujillo, el legendario tirano ya no confiaba del todo en la policía regular y el Ejército para protegerlo. Trujillo trató de reasegurarse a sí mismo mediante la adición de tanques y tropas de infantería en la Base Aérea de San Isidro bajo el mando de su hijo Ramfis.
Por tanto, San Isidro se convirtió en la ciudadela militar del trujillismo, y el comandante del cuerpo de tanques, el coronel Wessin y Wessin, fue uno de los jefes principales de la ciudadela.
Cuando Bosch llegó al poder en febrero de 1963, heredaba las antiguas Fuerzas Armadas de Trujillo y las dejó intacta. Al parecer Bosch temía que ejecutar una purga desencadenaría inmediatamente un golpe militar y sumiría al país en una guerra civil. Estaba decidido a gobernar pacíficamente y por lo tanto tomó deliberadamente el riesgo calculado de dejar las Fuerzas Armadas intactas.
Así Bosch sobrevivió en el cargo siete meses; de lo contrario, entendía, no sobreviviría siete días.
UN APUNTE
Uso del poder
El profesor Juan  Bosch  pudo haber usado su poder presidencial para organizar una milicia popular o algún tipo de fuerza militar personal. Sin embargo, se negó a jugar a este juego porque él dejó claro desde el principio que prefería abandonar el poder de ser forzado por sus enemigos a adoptar sus propios métodos en el gobierno.

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