LAS CATATACUMBAS DE PRISCILA.
Las catacumbas de Priscila son uno de los enterramientos paleocristianos más importantes y antiguos que han llegado hasta nuestros. Ubicados en la Vía Salaria de Roma su importancia viene precedida no sólo por su antigüedad y por ser una muestra de la forma de vida de los primeros cristianos, sino porque en su interior podemos encontrar verdaderas joyas artísticas y las representaciones más primitivas de iconos tan destacados en el cristianismo como la Virgen María.
Normalmente la nomenclatura de estos lugares de enterramiento estaba
relacionada con su fundador, sim embargo algunas inscripciones halladas
en el interior de la catacumba nos hacen pensar que su origen estaría en
el enterramiento de la familia Acilios, parientes del cónsul romano
Acilio Glabrión que fue condenado por su adhesión al cristianismo.
Según las dataciones más antiguas se han encontrado restos en el
enterramiento del siglo II y III d. C.; parece ser que el lugar no
siempre mantuvo su función funeraria y que con anterioridad podría haber
servido para otros fines, además muchos de los restos allí hallados
fueron trasladados desde otros enterramientos. Además de un buen número
de santos mártires en las catacumbas de Priscila se llegaron a enterrar
algunos papas.
El criptopórtico –las galerías subterráneas que salvan el desnivel de las catacumbas- ha sido realizado en piedra y ladrillo, parece que su uso en estos enterramientos no se conoce con total seguridad pero en su interior se alberga la Capilla griega y el Hipogeo de los Acilios. Se trata de una sala con una sola nave rectangular que se cubre con bóveda de crucería y en cuyas paredes aparecen arcosolios decorados con pinturas murales.
La Capilla griega era el lugar escogido para acoger los sarcófagos y quizás la parte más conocida de las catacumbas; en su interior se encuentran importantísimos frescos de una gran calidad artística que le ha llevado a conocerse con el sobrenombre de La Capilla Sixtina Paleocristiana. La capilla posee tres espacios diferentes con ábsides y en cuyo interior encontramos un determinado números de enterramientos.La primera zona encontramos representaciones tan importantes como el primer Ave Fénix en un contexto cristiano (Jesucristo Resucitado), los episodios más destacados de la vida de Jonás o la representación de Daniel en el foso de los leones. En la segunda cámara aparecen escenas vegetales y animales pero llama la atención la representación de la Partición del Pan en la que participan cinco hombres y una mujer.
En el Arenario encontramos un espacio estrecho y alargado cubierto con bóvedas. A lo largo de las paredes se abren un buen número de lóculos –espacios destinados a albergar a los difuntos-. Especial mención merece en este espacio las representaciones del Buen Pastor y la primera representación conocida de la Virgen
El cubículo de la Velatio era un espacio destinado al descanso eterno para miembros de una misma familia. Aparecen tres escenas historiadas que harían alusión a la vida de una de las mujeres allí enterradas, también aparecen representaciones del Sacrificio de Isaac y de nuevo, una representación del Buen Pastor.
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