Publicado por Helena
El pueblo teotihuacano prosperó en un plazo muy breve de tiempo. Este
pueblo era básicamente agricultor centrándose sobre todo en la
agricultura extensiva. Esta agricultura que requiere mucha mano de obra y
poca tecnificación, la centraban sobre todo en el cultivo del maíz, las
judías y los pimientos, con los que se alimentaba a gran parte de la
población, y se producían excedentes, que se utilizaban para el comercio
e incluso para una incipiente exportación, que se complementaba con la
manufactura de productos de artesanía que también se comerciaban a gran
escala.
Los buenos resultados de la agricultura se conseguían por medio de un
novedoso sistema de regadío con presas artificiales y por medio de las
chinampas. Este sistema que más adelante copiarían diversos pueblos
mesoamericanos, consistían en unas plataformas de madera sobre las que
se plantaban diversos cultivos. Por medio de estas plataformas, le
“ganaban” terreno a los lagos, y dado que esta zona era una extensa
región lacustre, conseguían muy buenos resultados.
Además de todo esto hay que contar con que su economía tenía otra salida
que hacía que jugaran con ventaja con respecto a otros pueblos:
Teotihuacan estaba rodeado de volcanes, que producían la piedra
obsidiana, además de otras piedras volcánicas que se utilizaban, además
de para orfebrería y otros objetos de adorno, para hacer armas y
artículos de uso cotidiano.
La influencia que esta cultura tuvo en toda la religiosidad y mundo
cultural mesoamericano fue impresionante. De hecho son muchos los que
llegaron a considerar a una sola ciudad como un imperio. Con las
evidencias arqueológicas que se han encontrado podemos afirmar que no la
ciudad se convirtió en un centro
de peregrinación al que cada mes se dirigían los peregrinos de todo el territorio mesoamericano para estar cerca de sus dioses.
A esto contribuyó la edificación de grandiosos monumentos que hoy en día, son visitados por miles y miles de turistas.
Así en el conjunto arquitectónico de Teotihuacan destacan la Pirámide
del Sol, con una altura de sesenta metros, y constituida por cinco
cuerpos construida en forma de tablero con inmensos bloques de adobe y
recubiertos de piedra. Está orientada al este y busca una mayor conexión
con el Sol, sobre todo en las épocas del solsticio de verano.
La Pirámide de la Luna, con una altura de cuarenta y dos metros, y
aunque menos magnífica que la del Sol, aparece más profusamente adornada
con frisos decorados con figuras humanas las cuales, aunque no sabemos
el significado de este hecho, aparecen especialmente estilizadas.
También hay que destacar el templo de Quetzalcoalt, que está
compuesto de seis cuerpos escalonados y que destaca por su decoración
compuesta de cabezas de serpientes en alto relieve, y cuerpos de
serpiente y otros animales en bajo relieve. Las excavaciones
arqueológicas han demostrado que hay añadidos de los aztecas, puesto que
cuando tomaron la ciudad, aprovecharon el mismo templo para adorar al
dios Tlaloc.
Y por último el Palacio de Quetzalpapalotl , que se ubica en la plaza
de la Luna, y que en realidad es una casa sacerdotal en la que se
piensa que habitó un sacerdote con gran poder, y que fue construida
alrededor de un patio central. Este patio aparece rodeado de columnas de
piedra y en cada una de ellas aparece representado imágenes del dios
Quetzalpapalotl, que se cree que se representaba con la unión de un
quetzal y una mariposa. También han aparecido en ese lugar frescos y
columnas policromadas que se conservan en muy buen estado de
conservación y que hacen las delicias de los turistas actuales.
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