¿Cómo entender el amor de hoy? Relaciones líquidas ¿miedo a establecer un vínculo estable y duradero?
Los jóvenes le temen cada vez más al compromiso y se diluyen en relaciones líquidas. ¿Cómo entender el amor de hoy?. Si
a usted sus padres y abuelos le hablaron de la importancia de
“construir una relación sólida”, comprenderá fácilmente que la expresión
‘amores líquidos’ significa lo diametralmente opuesto.
Es
decir, aquellas relaciones de “amor y amistad” caracterizadas por su
fragilidad para tomar forma y perdurar en el tiempo. Tal como sucede con
un líquido, estos lazos efímeros ocupan un espacio momentáneo en la
vida de los jóvenes, pero fluyen fugazmente como las aguas de un río.
Hasta que ‘inundan’ todo en su día a día y ‘se rebosa la copa y se
derrama’, o ‘se filtran’ por el resquicio de la infidelidad, o se
‘escurren’ como pez en la mano con el pretexto de la libertad.
Como son
relaciones cuya esencia son la levedad y la inconstancia, siempre ‘hacen
aguas’ no sin antes dejar ‘salpicados’ y ‘empapados’ a sus
protagonistas, sino es que quedan naufragando en el pozo profundo de la
soledad.
La
metáfora de ‘amores líquidos’ es un concepto acuñado por el sociólogo
polaco Zygmunt Bauman, en un libro del mismo nombre (Editorial
Panamericana, 2005) que aplica muy bien a la sociedad postmoderna y que
ya se empieza a ver, especialmente en las nuevas generaciones.
Cristina
Ambrosini, doctora en Filosofía de la Universidad de Buenos Aires,
Argentina, explica en su blog que Bauman apunta “al miedo a establecer
relaciones duraderas, más allá de las meras conexiones (relaciones
virtuales)”.
En opinión
de Ambrossini, el autor expone que las nuevas generaciones, “al
sentirse descartables, desconfían del ‘estar relacionados’, sobre todo
si es ‘para siempre’, temen convertirse en una carga y desatar
expectativas que no pueden ni desean soportar”.
En ese
sentido, explica ella, las conexiones mediadas por la tecnología que
establecen los jóvenes de hoy, marcan el modelo del resto de sus
relaciones: a falta de calidad de las mismas, el remedio es la cantidad
(cuántos seguidores en Facebook y en Twitter) y a la velocidad del ‘me
gusta’ y del trino. Es la generación de los que quieren andar por el
mundo ligeros de equipaje y para ello lo mejor es no comprometerse.
El
psicoterapeuta de pareja, especializado en psicoanálisis, Lucio David
González, está de acuerdo en que las relaciones de los adolescentes, y
aún de algunos jóvenes, sí son muy superficiales y están orientadas más a
la búsqueda de placer individual.
En su opinión, adolescentes y jóvenes cambian de amigos, de novio/a, de pareja y no hay los lazos sólidos de unión que solían tener antes y permitían a la pareja avizorar un futuro en el que iba a estar rodeado de una comunidad que él mismo había construido.
“En cambio ahora, el joven se enfrenta a la vida adulta o profesional con una anomia social (ausencia de normas sociales) en la cual se tienen que buscar referentes que lo ayuden, pero eso es difícil”, dice González.
En su opinión, adolescentes y jóvenes cambian de amigos, de novio/a, de pareja y no hay los lazos sólidos de unión que solían tener antes y permitían a la pareja avizorar un futuro en el que iba a estar rodeado de una comunidad que él mismo había construido.
“En cambio ahora, el joven se enfrenta a la vida adulta o profesional con una anomia social (ausencia de normas sociales) en la cual se tienen que buscar referentes que lo ayuden, pero eso es difícil”, dice González.
Para
González, este fenómeno de las relaciones líquidas, es consecuencia de
la globalización que de la mano de internet, también globaliza el
conocimiento y las relaciones humanas, que llegan justo cuando crecen la
pérdida cada vez mayor de los lazos familiares y de los rituales
semanales con los abuelos, los tíos y los primos.
“Los
jóvenes hoy no tienen historia de lazos fuertes con sus criadores, es
decir, los padres; ni con los amigos ni líderes de su colegio, del
barrio o de su iglesia, y las ciudades también son grandes, ya no se
puede ir a visitar a la familia, a los amigos o a la novia y de ahí que
las separaciones sean fáciles”.
El
terapeuta de pareja Luis Alberto Montejo, en cambio, no cree que las
relaciones de los adolescentes sean diferentes a las de antes. Así el
mundo y las circunstancias hayan cambiado, él considera que las
relaciones de los jóvenes de hoy son tan cortas como siempre han sido en
esta edad.
“A los
adolescentes los identifica una conducta y es la de buscar la
independencia; unos serán más independientes que otros, pero hace 40
años los adolescentes hacían lo mismo, si se presenta ahora no es porque
esté de moda, sino porque por los medios de comunicación y las redes
sociales todo se sabe, pero cierto grado de extroversión e
hiperactividad siempre ha estado presente en el ser humano”, arguye.
Montejo
acepta que sí hay unos cambios en la sociedad que se han generalizado.
Por ejemplo, las relaciones sexuales en las primeras citas y a más
temprana edad no eran tan comunes antes, cuando se demoraban más para
llegar a la intimidad y lo hacían a mayor edad.
El
sicoterapeuta aclara que los determinantes de esa conducta son
biológicos y por lo tanto son los mismos de antes. “La cultura puede
moldear en algo, y posiblemente una parte de la población sí esté en lo
de las relaciones líquidas, pero no es una tendencia de todos los
jóvenes”, dice Montejo.
La
sicóloga Nelly Rojas comparte la idea de la fragilidad relacional a esta
edad. “Las relaciones de los adolescentes siempre han sido, o tendido a
ser, supremamente cortas porque están marcadas por todos sus cambios
hormonales”, explica.
Esto hace
que sus relaciones sean muy frágiles, dice ella, considerando su escasa
habilidad para solucionar conflictos a esa edad y los múltiples
obstáculos (familiares y sociales) que encuentran para consolidar un
verdadero compromiso. “Ellos están entre la infancia y la adolescencia, y
tienen derecho a ser inmaduros”, sentencia.
La
sicóloga Nelly Rojas enfatiza en no entrar a preocuparse tanto en qué
tan efímeras o duraderas son las relaciones de los jóvenes, sino en
saber “lo importantes que son esas relaciones de la adolescencia, ya que
son profundamente marcadoras para sus relaciones posteriores porque
cimientan la identidad y maduran el proceso de construcción afectiva”.
Si tiene adolescentes…
La
terapeuta de pareja Nelly Rojas dice que los adultos deben comprender
que el grupo de amigos del adolescente es esencial. “Así como se
identifican con sus pares, se caracterizan por el rechazo a sus padres,
sobre todo los que están entre los 13 y los 16 años”, explica la
especialista y autora de varios libros, entre ellos, ‘Ser amigos para
ser amantes’ y ‘El libro del nuevo amor’.
De allí la
importancia de que los padres les hagan el acompañamiento a sus hijos.
Los adultos les echan la culpa a los jóvenes, pero no se fijan que los
padres siempre están trabajando, delegan en el servicio su crianza, los
llenan de regalos y no ven que la tecnología también los invade a ellos
igual que a sus hijos.
Saber la
importancia de la educación afectiva, los profesores y los padres de
familia deben enseñarles a los adolescentes a quererse y a valorarse y a
aceptar la diferencia, en especial entre hombres y mujeres.
En las
relaciones etéreas de los jóvenes, corren riesgos propios de su edad
como los embarazos no deseados, los abortos, las enfermedades de
transmisión sexual y las drogas. Por lo que los adultos deben estar
prestos a brindar afecto
y disciplina en forma equilibrada.
y disciplina en forma equilibrada.
El auge de
internet logra que el adolescente no se sienta solo, pero no le permite
comunicarse personalmente. Eso significa pérdida de vínculos afectivos,
que son importantes para tener sentido de la vida y avizorar una
familia sólida.
“Cada
familia debe tomar consciencia de esta situación y que construya sus
propios valores para que se sostenga, porque la sociedad no los está
otorgando”, concluye Lucio David González.
Ellas dicen…
“Muchos
muchachos se ennovian y se desennovian rápido, pero no porque la niña
les guste, sino porque les parece que está buena. Y ellas les dicen sí
porque ven que alguien les presta atención y dicen vamos a ver qué
pasa”, comenta una adolescente de 16 años.
“Casi
todas mis amigas que se han ennoviado, terminan rápido porque los novios
creen que la relación lleva ‘todo incluido’ (besitos, abrazos, sexo…);
eso pasa porque no hay suficiente confianza y así cómo van a llevarse
bien. Una de ellas quedó en embarazo y ya no va a poder terminar once.
“Primero
tiene que haber amistad, conocerse bien, que la pasen bien juntos, que
sea divertido, cuando están con amigos y cuando están solos, que el tema
no se agote, que los papás lo conozcan, tener unas bases claras, para
que sea una relación sana”, dice la joven.
Vida moderna, causa
Los niños
de hoy son hijos del celular, a quienes sus padres controlan por
teléfono, están a cargo de la empleada, si la hay; ya no comparten la
comida –cada uno come cuando llega del colegio, del trabajo, del
gimnasio, del cine– esos niños son los que van de colegio en colegio y
así pierden los lazos de amistad de la infancia.
“Las
familias ya no se reunen porque todos tienen un hijo en Canadá, en
China, en Australia. Antes se iban para Bogotá, ahora todos van al
exterior, los niños al jardín, los abuelos a un ancianato, y las parejas
trabajan y viven en un apartamento pequeñito”, explica el sicoterapeuta
de pareja Lucio David González.
Todo ese
contexto dificulta las relaciones familiares y por eso, las separaciones
son más fáciles cuando ya son adolescentes o jóvenes.
Atracción y excitación
La
terapeuta de pareja Nelly Rojas describe que las relaciones de pareja de
los jóvenes son igual de cortas “porque sus expectativas y sus
proyectos son de corto plazo” y eso aplica en su estudio, en su trabajo.
“Las relaciones de pareja están muy ligadas a la atracción y la
excitación y muy poco por la afectividad y el compromiso, que son los
aspectos que determinan una relación más estable, más profunda”,
explica.
La médica
familiar, sexóloga y directora de la Carrera de Medicina de la
Universidad Javeriana Diana Patricia Henao, reconoce que entre “las
nuevas generaciones ya no hablan tanto de compromiso, las jóvenes ya no
quieren novio, simplemente quieren un amigo especial, lo que llaman ‘un
asesor hormonal’, o sea, un amigo con el que aprenden a hacer ciertos
juegos eróticos y con lo que enseñan a otros qué hacer”.
En este
sentido, Ambrossini, reinterpretando a Bauman, sostiene que la relación
“es para consumo inmediato, que no requiere una preparación adicional ni
prolongada y para uso único, sin perjuicios”. Es decir, son relaciones
descartables. “Si resultan defectuosos o no son plenamente
satisfactorios, los productos (pareja) se pueden cambiar por otros, que
se suponen más satisfactorios. Pero aun en el caso de que el producto
cumpla con lo prometido, ninguno es de uso extendido”, sostiene.
Artículo de Alda Mera, en [Enlace retirado]
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