miércoles, 19 de diciembre de 2012

Las lecciones de los países que han impuesto controles a las armas


Las lecciones de los países que han impuesto controles a las armas

Última actualización: Martes, 18 de diciembre de 2012
Vigilia en Washington contra el porte de armas
La actitud respecto al porte de armas podría estar cambiando en EE.UU.
Tres naciones industrializadas -Japón, Australia y Escocia- han logrado reducir dramáticamente las muertes por armas de fuego tras aplicar estrictas leyes que regulan el porte y comercio de armas que podría servir de modelo en Estados Unidos cuando ese pueblo trata de reponerse de la matanza de niños y adultos en Newtown, Connecticut, el pasado viernes.
Australia y el Reino Unido, del que forma parte Escocia, promulgaron las leyes tras tragedias similares a la de la escuela Sandy Hook, en Newtown. En el primero, desde entonces, no ha ocurrido una masacre de ese tipo, mientras que en Escocia la mortandad por armas de fuego se ha reducido a la mitad en los últimos cinco años.
En Japón, por su parte, donde prácticamente está prohibida toda tenencia de armas, las muertes a balazos han sido virtualmente eliminadas.
Teniendo en cuenta esta comprobada correlación entre el porte de armas y la tasa de muertos por éstas, sería apenas obvio que las autoridades en EE.UU. consideraran adoptar algunas de estas medidas para no tener que estar lamentando los cruentos sucesos, como el de Sandy Hook, que están sucediendo con más frecuencia.
Sin embargo, las estrictas leyes en Japón, Australia y el Reino Unido se dan en un contexto cultural y político diferente al de EE.UU. y es precisamente la cultura del arma de fuego y la política arraigada en la Constitución estadounidense -que otorga el derecho a los ciudadanos para estar armados- lo que obstaculiza cualquier legislación.
Pero las cosas podrían estar cambiando, dicen algunos expertos.

El lenguaje de la ley

Policía en Japón
En Japón, un policía solo puede portar su arma durante horas de servicio activo.
En Japón es casi imposible asirse de un arma de fuego. Están prohibidas para todos con la excepción de los policías en servicio activo e, inclusive ellos, no pueden portarlas en sus horas de asueto.
Algunas personas pueden solicitar permiso para poseer una escopeta o un rifle de aire, pero el proceso es difícil y engorroso, por lo que Jañon tiene una de las tasas de posesión de armas más bajas del mundo.
En contraste, Estados Unidos tiene una de las más altas. "Tenemos menos de 5% de la población mundial, pero más de 40% de armas en manos civiles", dijo a BBC Mundo Garen Wintemute, doctor en medicina de urgencias e investigador en prevención de violencia por armas de fuego, de la Universidad de California, Davis. "Eso es entre 250 y 300 millones de armas en manos de ciudadanos comunes y corrientes".
La relación del pueblo estadounidense con las armas parte de la constitución, que menciona específicamente en la segunda enmienda el derecho al porte de armas de cada ciudadano. Esta enmienda fue en reacción a las restricciones que imponía el Imperio Británico sobre sus colonias y adoptada como parte del movimiento de independencia en Estados Unidos.
No obstante, las palabras de la segunda enmienda son tomadas literalmente y defendidas aguerridamente por organizaciones como la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés), que se opone a la aplicación de restricciones.
En contraste, la ley en Japón -redactada en 1958- lee textualmente "ninguna persona poseerá un arma o armas de fuego, o espada o espadas". De manera que se parte desde la presunción de que nadie puede tener armas y, de ahí, empiezan a trabajar las excepciones en cuanto a quiénes pueden portarlas.
Para esos casos las condiciones son estrictas. Se empieza con una clase de todo el día y un examen escrito. Una vez aprobado se deben tomar lecciones de tiro y pasar una prueba en un polígono. Después están los exámenes psicológicos y los controles antidroga.
Después de que el arma es aprobada, ésta se tiene que registrar con la policía, guardar el arma y la munición por separado y dar detalles de donde se encuentran en la casa para que las autoridades puedan realizar una inspección anual. Después de tres años el proceso se debe repetir.
El resultado ha sido una mortandad de casi cero por armas de fuego.
El doctor Wintemute dice que esas lecciones se pueden aprender en EE.UU. pero el país no ha tomado la oportunidad de incorporarlas.
"Nuestras políticas incorporan la aceptación de un gran volumen de armas y facilidad de uso. Podríamos cambiar esa relación pero ese será un trabajo de generaciones", expresó el experto.

Correlación de estadísticas

Mick North, cuya hija murió en Dunblane
En Escocia continúa un férreo compromiso contra el porte de armas de fuego.
En marzo de 1996, en Dunblane, Escocia, sucedió algo similar a lo ocurrido en Newtown, Connecticut. Un hombre entró en una escuela primaria y mató a 16 niños y su maestra.
El impacto del crimen causó una conmoción profunda en todo el Reino Unido. De la masacre salió una determinación de que algo debía hacerse para evitar una tragedia de ese tipo. Se inició una campaña para prohibir la posesión privada de armas de fuego cortas. La petición recibió unas 700.000 firmas y las leyes cambiaron.
El vínculo entre la disponibilidad de armas de fuego y el número de personas muertas a tiros es claro en Escocia y el público continúan firmemente a favor de la prohibición.
En 2012, cinco personas han muerto por armas de fuego en Escocia, una tasa de mortandad 50 veces menor que en Estados Unidos por la misma causa.
Además, en los últimos cinco años, según cifras oficiales escocesas, la tasa de delitos con armas de fuego se redujo a la mitad. Aún así, las autoridades declaran estar comprometidas a bajar más esas estadísticas.
Para Garen Wintemute, los obstáculos contra el control de armas en EE.UU. son culturales a largo plazo pero políticos a corto plazo. "A corto plazo, no creo que tenemos que librar una lucha en términos de lo que somos como pueblo para hacer cosas que la mayoría quiere hacer", declaró.

Compra masiva de armas

Conmemoración de décimo aniversario de la masacre de Port Arthur
Australia quedó conmocionada por la masacre de Port Arthur.
Australia también implementó estrictas medidas contra la tenencia de armas tras una masacre en abril de 1996, cuando un pistolero abrió fuego contra un grupo de turistas en Port Arthur, en Tasmania, matando 35 personas e hiriendo a 23.
Doce días después de la peor masacre en la historia del país, los gobiernos estatales y locales promulgaron amplias leyes para el control de armas. Más de 15 años después, esas políticas se reflejan en resultados positivos.
A los diez años de implementadas las restricciones, los homicidios por arma de fuego cayeron 59%. Las tasas de suicidios por las mismas causas bajaron aún más, al 65%. Pero la estadística que más llama la atención es que, antes de la masacre en Port Arthur, el país había sido víctima de 11 incidentes de tiroteos masivos. Desde entonces no ha habido ninguno.
La particularidad de Australia, además de aplicar restricciones al porte de armas, fue iniciar una campaña masiva para comprar armas semiautomáticas, escopetas y rifles. El gobierno logró sacar de circulación más de 600.000, una quinta parte del total en Australia.
Con el número abrumador de armas en manos civiles en EE.UU., casi una por habitante, es difícil que una medida así funcione, explica Garen Wintemute de la Universidad de California.
"Tenemos que tomar medidas que se puedan adaptar en nuestro ambiente donde se acepta la tenencia de armas", señaló el doctor en medicina de urgencias. "Esas medidas pueden incluir la prohibición de armas de asalto, las que tienen cargadores de alta capacidad, pero en EE.UU. millones de esas armas están en circulación y no las podremos recuperar".
No obstante, hay cosas que se pueden hacer inmediatamente y podrían tener efecto el año entrante, indició el experto.
Lo primero sería una inspección de antecedentes del comprador y mantener un registro de todas las compras de armas.
Una sería prohibir la venta privada de armas que evade ciertas reglas de identificación y revisión de antecedentes que se imponen regularmente a los expendedores licenciados.
La otra sería ampliar el criterio para la tenencia a que excluya a personas que hayan cometido delitos menores violentos o gente que activamente abusa del alcohol.
Según Wintemute, cada una de estas propuestas está apoyada por los propios dueños de armas y hasta por la NRA. "Es una gran ironía que las leyes no reflejen las prioridades de los dueños de armas y de la población en general", dijo a la BBC.
Sin embargo, el doctor Wintemute cree que la reciente tragedia en Connecticut está generando un cambio fundamental. "A medida que escucho sobre Sandy Hook -que sucede tan pronto después de otras matanzas- el país se está activando de una manera no antes vistas desde 11 Septiembre", aseguró.
"También vimos concretamente, el pasado año, que el muy pregonado poder del NRA es un mito y es posible que veamos un desafío contra la asociación y su lobby", concluyó.

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