jueves, 8 de noviembre de 2012

Lorenzo Despradel, (Muley), el gran olvidado del pueblo vegano, periodista, escritor, secretario del Generalísimo Máximo Gómez, combatiente por la libertad contra tiranos e invasores


Lorenzo Despradel, (Muley), el gran olvidado del pueblo vegano, periodista, escritor, secretario del Generalísimo  Máximo Gómez, combatiente  por  la libertad contra  tiranos e invasores


La glorificación de los hombres y mujeres verdaderamente grandes, une a los pueblos y armoniza a los espíritus capaces de comprender la gloria.  Exaltar la vida  y obras de  aquellos seres que  se han destacados ha sido un deber de los  pueblos  desde la más remota antigüedad.

El acervo de las edades conserva, como  en un cofre  de oro, anécdotas y episodios deslumbrante en que  gobernantes  de  diferentes  latitudes, inflamados por la pasión del arte han  levantados monumentos  para coronar sienes ilustres

“ Los reyes aman al  que  habla con  acierto”, frase grabada en el monumento  que hizo la Reina Victoria  al novelista Benjamín Disraeli, sobre D Annunzio,  dijo Mussolini, “ es  como un diente cariado, si se le descuida, molesta, hace daño, lo mejor es ponerle una corona de oro”

Por mucho tiempo ha estado  silenciado el nombre y la  obra de Muley Despradel, es necesario y justo que el velo de la  sombra  quede  roto y el pueblo vegano rinda  un merecido homenaje a este  hijo suyo.

Los pueblos son grande y merecen ser recordados por la cantidad de personas ilustres nacidos en su suelo y por ser recordado por sus conciudadanos, pero la  duda  sobre tal  particular en
la Olímpica, Culta, Carnavalesca y hoy  Sana  ciudad de La  Vega, tiene por costumbre olvidarse de aquellos  que  le  dieron nombre  y esplendor  a ésta. 

Ocurre  con una de las plumas más  brillantes  que ha tenido la República Dominicana, y nos referimos a: Julián Lorenzo Despradel Suárez, periodista, escritor, secretario particular del Generalísimo Máximo Gómez, comandante del Ejército Liberador de la República de  Cuba.

Esta líneas tiene como objetivo dar a conocer   un  vegano  que se distinguió por  su amor a la libertad  y su labor   como  escritor y periodista, desconocido por  esta  nueva  generación.

Es penoso que  siendo la intelectualidad  vegana actual,  al  igual  que los pasados y presentes representantes de nuestro  municipalidad no se le  haya reconocido a esta ilustre hijo de este pueblo  con  la designación de  una calle  para  que lleve  su  nombre.

Es preocupante que en la ciudad de Santo Domingo, en el sector de Los Prados, una calle se denomine  con el  nombre de “LORENZO DESPRADEL
Motivo por el  cual solicitamos por este medio, a las  autoridades que hoy  dirigen  nuestro gobierno municipal para que  de la misma  aptitud  se adopte  una de nuestra  vía urbana  denominarla MULEY DESPRADEL”, para  ser justicia y  un merecido reconocimiento a un vegano ejemplar.




Uno de los periodistas dominicanos con mayor definición literaria la limpieza de  estilo y el modo personal con que las idease encuentran correcta  expresión.
Joaquín Balaguer, en su obra “Historia de la Literatura Dominicana”, pag 288 290, dice. “Su actividad periodística no  se halla  sólo vinculada a la época más respetable  de la  prensa dominicana por su sentido lírico, manifiesto  en el cuidado que el autor pone en pulir sus párrafos y en  ofrecer su  pensamiento al público en frase de resonancia majestuosa, si no también por el fondo moral que prevalece en sus artículos, reflejo de los sentimientos de una generación  que representó en el País un programa de política esencialmente doctrinaria.”


Julián Lorenzo Despradel Suárez (Muley) de espíritu inquieto, liberal, enamorado ferviente de la libertad y la justicia, recibió sus primeras enseñaza en Dajabón, donde  se transado junto  a su familia como consecuencia de la enfermedad de su padre  siendo  su  maestro el profesor cubano Eugenio Aguilera,
Don Guido Despradel Batista, en el periódico  Renovación (1972), decía sobre Muley, “Con su progenitor con serios quebrantos de salud, volvió a La Vega, recibiendo enseñanza avanzada el, profesor Venezolano, Sr. Prado. Más tarde  ingresaba a la escuela   dirigida por el  prof. González, y siendo su maestro Miguel Casimiro de Moya (bimbo),”  “ poniendo de manifiesto su  amor por el periodismo, preparando periódico manuscritos que ponía a circular entre los  vecinos, al tiempo  que trabajaba en la imprenta de Pedro Bobea y en el comercio  que dirigía Horacio Vásquez y Rosendo  Grullon” , manifiesta  Don Guido, “ su pasión por la justicia choco con los  anacronismo  y concupiscente reinante en aquella  época

Su Obra  como Periodista y escritor.

En el campo  literario escribe un ensayo “La guerra y la Literatura”, publicado en 1918, ante de terminar la 1ra. Guerra Mundial, exponiendo la  consecuencia de aquella crisis  universal,  escribe  una  obra “Novela en Hispanoamérica”, donde  refleja  si  amplio conocimiento de la Cultura y sus ideas sobre la literatura Americana.
Otro ensayo “La falsedad de nuestro origen latinoamericano”, constituyen un testimonio  irrecusable de su penetración critica y su cultura, el estilo alcanza un grado de elevación de mayor tesura con frase   de corte de prosa elegante y bien cuidada

Sus páginas  Históricas
Memoria  sobre  la guerra de independencia de Cuba”, una obra  que trata de una relación movida y magistral  de los sucesos  que se desarrollaron en  territorio cubano desde que se dio el grito de Baire, el 21 de febrero del 1895,  hasta la intervención de los Estados Unidos, el 21 de abril de 1898, en la guerra sostenida contra España. Un  documento veraz que recoge  la historia de la heroica lucha a partir del 1895, que  sacude al territorio cubano en toda su extensión (publicada en 1942 como apéndice del libro “mis  relaciones con Máximo Gómez” de Orestes Ferrara, Habana, 2da. edición, Imprenta Molina y Compañía).

Se trata de una relación  movida y magistral de los sucesos que se desarrollaron  en territorio cubano desde  que se dio el grito de Baire, el 24, de febrero del 1895,  hasta la intervención Norteamericana, el 21 de  abril del 1898,  en la guerra contra España.

Poca veces  la crónica de una campaña, narrada por un testigo presencial de los acontecimientos en  ella relatados. Ha  sido escrita con  un espíritu de imparcialidad más severo, compuesta por un vegano que milito al servicio de, Máximo Gómez, y aprendió  al lado de este glorioso general el arte de la guerra.

Un documento veraz  que recoge a  grandes rasgos la historia de la heroica  lucha  que a partir del 1895 estremece  a Cuba  cubriendo  todo su territorio..
 
Su periodismo como  otros hombres que  vinieron al mundo con la sensibilidad de escritores, pero que se entregaron a la política y de vivir  al consonante de  su época, respirando  a todo pulmón  el romanticismo de los  siglos XIX y principio del XX, perteneciente a los tiempos  en que la prensa no había sido invadida por lo vulgar conservando la grandeza del tribuno.

Nace este ilustre vegano, el día 6 de septiembre del 1872, y muere en la  ciudad de Santo Domingo, el 28 de julio del 1927.hijo de Anacleto Despradel (Estin)  Y Desideria Suárez 

Lorenzo  Despradel, fue amigo y secretario personal de Máximo Gómez, jefe del ejército de liberación de Cuba, Inició su carrera  armas  como simple soldado bajo el mando del Generalísimo Máximo Gómez, luego subteniente, capitan, y al concluir la contienda liberadora de la patria de Marti, luicia  con gallardía  el grado de Comandante del Ejercito Liberador. Sirvió  en Cuba,  en diferentes cargos públicos y a través de la prensa, incorporo al Partido Liberal y dirigió el Periódico” La Opinión

Escribió artículos de Humor  durante dos años  que ejerció   en la redacción del siglo, con el seudónimo de “Crispín”, artículos políticos  y de combate cono  “ Muley”,  según Balaguer, en su obra Historia Literaria Dominicana,  “ lo notable de estos trabajos  de combate, fuera de la m riqueza  y la movilidad  de su lenguaje acerado, es la altura patriótica en  que se sitúa  Lorenzo Despradel (MULEY) para infundir a sus opiniones  de hombre de partido, la pasión banderiza no obnubila el juicio del patriota ni le hace perder su aplomo de ciudadano amante del bien público y respetuoso de los fueros de la opinión ajena”.


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