domingo, 12 de junio de 2016

Una mirada al Estado Fatimita; sus orígenes y creencias

Una mirada al Estado Fatimita; sus orígenes y creencias

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Hay musulmanes que buscan restaurar el Califato Fatimita en Egipto, y dicen: “El Estado Fatimita es el verdadero Estado islámico, y tiene la solución correcta como la tenía en el pasado”. ¿Cuál es su opinión sobre esto?
Published Date: 2015-04-04

Alabado sea Dios
Quien dice tal cosa comete un grave error cuando describe al Estado Fatimita como el Estado musulmán. El Estado Fatimita, que es el Estado Fatimita, fue fundado en Túnez en el 297 después de la Hégira y trasladado a Egipto en el 362, donde se estableció firmemente, y su influencia se difundió por buena parte del mundo musulmán, como Siria y la Península Arábiga. 
Su gobierno comenzó con Al-Mu’ízz li Din Allah Mu’ádh ibn al-Mansur al-‘Ubaidi, y terminó 200 años después con Al-‘Adid ‘Abd Allah Ibn Yusuf en el 567 después de la Hégira. 
Los imames, eruditos e historiadores de la Comunidad y la Tradición Profética se pronunciaron sobre la fundación de este Estado, que fue fundado por una dinastía que afirmaba ser descendiente de Fátima, la hija del Profeta (que Dios esté complacido con ella), y explicaron que esta pretensión era falsa, y demostraron cómo este Estado persiguió a los seguidores de la Tradición Profética y difundieron creencias e innovaciones ajenas al Islam, e incluso cooperaron con los no musulmanes contra los musulmanes ortodoxos. Entre estos historiadores estuvieron Abu Shamah, Ibn Tagri Bardi, Ibn Taimíyah, Ibn Kázir, Ad-Dahabi, y muchos otros. 
El Imam Ad-Dahabi dijo de ‘Ubaid Allah al-Mahdi, quien fue el primer gobernante de este Estado:
“Hay varias opiniones acerca del linaje de Al-Mahdi, que pueden ser resumidas señalando que no es descendiente de la tribu del Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), los Banu Háshim, ni de su hija Fátima (que Dios esté complacido con ella)”. Fin de la cita de Siyár A’lám an-Nubalá', 15/151. 
También dijo en Tarij al-Islam (Historia del Islam), pág. 23, sobre los eventos entre el 321 al 330 después de la Hégira:
“Los genealogistas y eruditos negaron su pretensión de provenir de la familia del Profeta” Fin de la cita. 
Se narró que Abu Shamah, quien escribió un libro sobre el Estado Fatimita titulado Káshf ma kana ‘aleihi Banu ‘Ubaid min al-Kufr wa al-Kádb wa al-Mákr wa al-Kaid, dijo:
“Ellos reclaman ser descendientes del Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), aunque es más probable que fueran descendientes de zoroastrianos, incluso se han vuelto conocidos como tales. Su Estado fue llamado Ad-Dawlah al-‘Alawíyah (El Estado de los descendientes de ‘Ali), o Ad-Dawlah al-Fatimíyah (El Estado de los descendientes de Fátima), pero en realidad profesan creencias esotéricas, se trata de un Estado zoroastriano”. Ver Siyár A’lám an-Nubalá', 15/213, y Ar-Rawdatáin fi Akbar ad-Dawlatain (1/216). 
Entre las creencias de los gobernantes fatimitas que son ajenas al Islam se encuentran la encarnación de la divinidad en seres humanos, pedirle a los súbditos que se postren ante ellos y rechazar a los compañeros del Profeta (que Dios esté complacido con ellos). Aquí sigue un detalle: 
1 – La creencia de que los gobernantes son la divinidad encarnada. 
Ad-Dahabi (que Allah tenga misericordia de él) narró que los juristas y los musulmanes devotos apoyaron a la secta jawárich en su guerra contra los fatimíes. Cuando Abu Yazíd Majlad ibn Kidad al-Járiyi quiso luchar contra los Banu ‘Ubaid (fatimíes), Ad-Dahabi dijo:
“Los juristas y muchos musulmanes devotos se apresuraron a hacer preparaciones, con tambores y estandartes. Áhmad ibn Abi al-Walíd se dirigió a ellos en su discurso de la oración del viernes, y los exhortó con estas palabras: “Esfuércense contra quien desobedece a Dios, y reclama ser un señor para la gente en lugar de Dios… Dios nuestro, aquél conocido como Ibn ‘Ubaid Allah reclama ser una divinidad y niega Tus bendiciones, ha descreído en Tu señorío y en el mensaje con que enviaste a Tu Mensajero, y derramado sangre. Maldícelo y humíllalo…”, luego descendió del púlpito y dirigió a los musulmanes en la oración. Siyár A’lám an-Nubalá', 15/155. 
Ad-Dahabi también dijo de un gobernante fatimita: “Es un hereje ismaelita que dice ser encarnación de la divinidad” (As-Siyár, 15/173).
También dijo en As-Siyár 15/176: “Se nos ha dicho que quería proclamar su divinidad y que comenzó a hacerlo, pero algunas figuras prominentes de su Estado le advirtieron que la gente se rebelaría contra él”. Fin de la cita. 
Entre quienes lo reconocieron como una divinidad estaba Hámzah ibn ‘Ali az-Zawzani, que fue fundador de la secta de los drusos en Siria. 
Ad-Dahabi (que Allah tenga misericordia de él) también dijo en As-Siyár, 15/180-181:
“Durzi el hereje fue asesinado por anunciar entre la gente que el gobernante era la divinidad, y algunos de los ignorantes que lo siguieron decían cuando veían al gobernante: “Oh, único, Oh, dador de la vida y la muerte…”. 
Leí un volumen de historia que describe los sucesos de cada año, fue escrito por buenos musulmanes alrededor del año 630 y dado al gobernante de Egipto, Al-Málik as-Sálih, en el 667. Decía:
“Poner un fin al Estado fatimita fue uno de los más nobles logros de Salah ed-Dín Yusuf ibn al-Aiyúb (conocido en Occidente como Saladino). Qué gran servicio que prestó al Islam, porque los fatimitas eran herejes que creían en la transmigración del alma y que la divinidad encarnaba físicamente en ellos. Al-Hákim le dijo a su ministro de propaganda: “¿Cuántos seguidores has contabilizado?”. Él respondió: “Seis mil seguidores que afirman que usted es dios”. 
El poeta de su corte decía: “Gobernante, porque tú eres el único, el compeledor, se hace tu voluntad, y no lo que decreta el destino”. Que Dios maldiga tanto al alabado como a quien lo alaba, porque esto no es menos horrendo que cuando el Faraón dijo “Yo soy tu señor, el altísimo” (Capítulo coránico An-Názi’at, 79:24). 
Otro de sus poetas dijo acerca de Al-Mahdi, en Raqqádah:
“Adam y Noé están allí, y cualquier otro que Dios es nada. El Mesías está aquí en Raqqádah, Dios en Su gloria está aquí…”. 
Este hombre en su incredulidad es peor que los cristianos, porque los cristianos creen que la divinidad se encarnó en Jesús físicamente, pero esta gente cree que encarnó en los cuerpos de Adán, Noé, en todos los profetas e imames posteriores… Este es su credo, que Dios los maldiga”. Fin de la cita de Tarij al-Islam, eventos del 561 al 570 después de la Hégira, p. 274-281. 
Cuando ‘Ubaid Allah afirmó ser el Mahdi (el “Bien Guiado”, un líder justo que los musulmanes esperamos al final de los tiempos, antes de la llegada del Mesías), trajo a dos de los juristas de Qairawán ante él mientras estaba sentado en su trono, y le ordenó a uno de sus sirvientes decirle a los dos shéijs: “¿Dan su testimonio de que este hombre es el mensajero de Dios?”, y ellos respondieron: “Por Dios, que si él viniera con el sol en su mano derecha y la luna en su izquierda, ambas afirmando que él era un mensajero de Dios, no lo creeríamos”. Entonces él ordenó que los mataran”. As-Siyár, 14/217. 
2 – Afirmó tener conocimiento de lo oculto, y hay reportes bien conocidos acerca de eso. Wafiyat al-A’ián, 5/373-374. 
3 – Le ordenó a la gente que se postrara ante él. Ad-Dahabi (que Allah tenga misericordia de él) dijo:
“En el 396 después de la Hégira, se impartieron sermones en las Dos Sagradas Mezquitas bajo la autoridad del gobernante de Egipto, Al-Hákim, y se le ordenó a la gente se le ordenó a la gente que se pusiera de pie y se postrara ante él cuando su nombre fuera mencionado. Ciertamente, a Dios pertenecemos y a Él retornaremos…”. Fin de la cita de Duwal al-Islam, 1/350. 
Cuando Al-Hákim era mencionado, se ponían de pie y se postraban ante él. Ad-Dahabi también dijo:
“Se ponían de pie y se postraban en el mercado, y en sus lugares de encuentro. Ciertamente, a Dios pertenecemos y a Él retornaremos. Estos gobernantes fatimitas son un mal que ha caído sobre el Islam y los musulmanes”. Fin de la cita de At-Tarij al-Islam, eventos del 381-400 después de la Hégira, p. 234. 
4 – Mataron a eruditos que no siguieron sus creencias idólatras. 
Abu Al-Hásan al-Qábisi, el autor de al-mulájjas, dijo: “Muchos eruditos y creyentes murieron en las cámaras de tortura de ‘Ubaid Allah y sus descendientes por decir “que Dios esté complacido con ellos” de los compañeros del Profeta”. As-Siyár, 15/145. 
5 – Los qarámitas participaron de sus crímenes. 
Ad-Dahabi (que Allah tenga misericordia de él) dijo:
“Durante el reinado del Al-Mahdi los qarámitas cometieron crímenes en Bahrain. Atacaron a los peregrinos, mataron y tomaron prisioneros, y violaron el santuario de Dios en La Meca, apartando la piedra negra. ‘Ubaid Allah mantuvo correspondencia con ellos y los incitó, que Dios lo destruya”. As-Siyár, 15/147. 
6 – Durante el reinado de Al-‘Azíz, los compañeros del Profeta (que Dios esté complacido con ellos) fueron difamados abiertamente (As-Siyár 15/170), ordenó consignar palabras para ello en calles y mezquitas en el 395 después de la Hégira (Tarij al-Islam, eventos del 395 después de la Hégira, pág. 283. 
“Difamar a sus compañeros se hizo algo común durante su reinado (el de Al-Mustanzir), y la Tradición Profética era desconocida”. As-Siyár 15/196. 
“En resumen, los fatimíes intentaron adulterar la religión islámica. Externamente parecían ser shi’as, pero en la práctica demostraron ser incrédulos”. As-Siyár, 15/141. 
“Los fatimitas fueron enemigos de Dios y Su Mensajero”. As-Siyár, 15/373. 
“Es difícil de describir cómo intentaron adulterar el Islam los gobernantes fatimitas”. As-Siyár, 16/149. 
Al-Qádi ‘Iyád (que Allah tenga misericordia de él) dijo:
“Abu Yusuf ar-Ra’íni dijo: “Los eruditos en Qairawán estuvieron unánimemente de acuerdo en que los Banu ‘Ubaid eran apóstatas e incrédulos”. Tartib al-Madárik, 4/720; ver también As-Siyár 15/151. 
El shéij al-Islam Ibn Taimíyah (que Allah tenga misericordia de él) dijo en Rádd ‘ala al-Bákri: 
“Los fatimitas eran en realidad incrédulos, siguieron las creencias zoroastrianas pero las mezclaron con puntos de vista shi’as. Lo más cerca que estuvieron del Islam es lo que algunos shí’as están, pero luego se comportaron como incrédulos, e hicieron más daño que los cruzados. 
Ellos estuvieron entre la gente que veneraba ermitas, creía en la astrología, y otras prácticas religiosas de los paganos. Difícilmente veneraban las mezquitas que Dios ha ordenado construir, donde Su nombre es recordado (referencia a An-Nur 24:36. Su legado en El Cairo es prueba de ello”. Fin de la cita. 
Él también dijo en Ar-Rádd ‘ala al-Mantiqiyín:
“Los fatimitas parecían ser musulmanes, y afirmaban ser shi’as, pero se comportaron como herejes, tal como dijo el shéij Abu Hámid al-Ghazali en Al-Mustazari: “Aparentan ser shi’as, pero sus creencias son las de los incrédulos”. Y lo que Abu Hámid ha dicho acerca de ellos es algo consensuado entre los eruditos musulmanes”. Fin de la cita. 
También dijo en Minhách as-Súnnah:
“Los gobernantes fatimitas fueron bien conocidos por sus herejías, su oposición a la religión de Dios y Su Mensajero, y su hipocresía”. Fin de la cita. 
Ibn Kázir dijo en Al-Bidaia wa an-Niháiah, 11/386:
“Cuando el orador mencionaba a Al-Hákim la gente se ponía de pie para venerarlo. En Egipto también se postraban ante él. Que Dios lo maldiga”. Fin de la cita. 
Estos eran algunos de los signos malvados del Estado fatimita. Por lo tanto, quien diga que el Estado fatimita era un Estado musulmán no tiene ni remota idea de cómo fueron los Estados musulmanes, y afirmar que el Estado fatimita tiene solución para los problemas de nuestro tiempo es ridículo y horrendo. Sería horrible pensar que alguien que se dice musulmán quiere repetir esos hechos lamentables. 
La mejor solución para los musulmanes es volver a las enseñanzas originales del Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él). Le pedimos a Dios que nos fortalezca a los musulmanes en Su religión. 
Consulta también el estudio titulado Mawqif al-Imam ad-Dahabi min ad-Dawlah al-‘Ubaidíyah nasaban wa mu’táqadan, por el Dr. Sa’d ibn Musa al-Musa, profesor asistente de la Facultad de Ley Islámica de la universidad de Umm al-Qura, que fue publicado en la revista Yami’at Umm al-Qura, No. 24, mes de Rabi’ al-Áwwal del 1423 después de la Hégira, concordante con el año 2002 del calendario gregoriano. 
Y Allah es la Fuente de toda fuerza.

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