domingo, 18 de enero de 2015

La condesa sangrienta, Elizabeth Báthory (1560-1614)

La condesa sangrienta, Elizabeth Báthory (1560-1614) 

 http://www.mujeresenlahistoria.com/2012/08/la-condesa-sangrienta-elizabeth-bathory.html

En las oscuras tierras de Transilvania, los cuentos y leyendas de terror acerca de vampiros y hombres lobo se entrecruzan con la horrible existencia real de hombres y mujeres que pasaron a formar parte de la triste historia de los asesinos en serie. Una de ellas, una condesa de alta cuna, conocida con el sobrenombre de “la condesa sangrienta”, ostenta un terrible récord de asesinatos, más de 650, en una macabra búsqueda de la belleza. No en vano, se la considera la peor depredadora que haya tenido la historia del crimen1.

Aristocracia, educación y esoterismo
Erzsébet o Elizabeth Báthory nació en Nyírbátor, Hungría, el 7 a agosto de 1560 en el seno de una de las familias aristocráticas más importantes de Transilvania. Su tío Esteban I Báthory, príncipe de Transilvania, se convirtió en rey de Polonia a finales del siglo XVI.

Elizabeth recibió una amplia y exquisita educación aunque también estuvo en contacto desde su más tierna infancia con la alquimia y el esoterismo, prácticas ampliamente practicadas por algunos miembros de su dinastía.

Esposa del Héroe Negro, amante del Vampiro
En 1575, cuando Elizabeth era una joven de 15 años de edad, se casó con el conde Ferecz Nádasdy, de 20. La pareja se trasladó a vivir al solitario castillo de Csejthe donde Elizabeth quedó prácticamente recluida. Ferecz era un soldado que pasaba largas temporadas en las constantes guerras que asolaban el país. Sus prácticas crueles con sus enemigos le valieron el apodo de “El héroe negro”.

La existencia de la condesa se hizo tediosa y solitaria. Sin poder salir de su castillo por orden expresa de su marido, Elizabeth empezó a intentar escaparse por diversión, hecho que consiguió en varias ocasiones en las que vivió alguna que otra aventura, entre ellas, una fugaz con un excéntrico joven conocido como “el vampiro” por su extraño aspecto y vestimentas2.

Tras los muros de su castillo, la condesa se rodeó de extraños sirvientes con los que practicó experimentos brujeriles y relacionados con la alquimia. Entre ellos, una bruja llamada Dorkó y su antigua nodriza, Jó Ilona, quien empezó a aconsejar a su señora el uso de la sangre para evitar los efectos del paso del tiempo. En aquel tiempo, Elizabeth ya empezó a martirizar a sus sirvientas con los más retorcidos métodos como cubrirlas de miel y dejarlas en medio de un jardín para deleite de los insectos o dejarlas en el frío invierno fuera mientras las congelaba con gélidos cubos de agua hasta convertirlas en auténticas estatuas de hielo. En sus castillos transilvanos de Csejthe y Varannó, la Báthory tuvo todo el tiempo y la soledad del mundo para desarrollar sus aficiones hasta un grado de sofisticación sádica escalofriante3.

Pasaron más de 10 años de matrimonio hasta que la condesa se convirtió en madre por primera vez de una niña llamada Anna. Tras ella vendrían Úrsula, Catalina y Pablo. A pesar de que la maternidad la alejó de sus extrañas actividades, una obsesión rondaba su cabeza desde hacía tiempo. El inefable paso del tiempo, el envejecimiento de su cuerpo, empezaban a preocupar a Elizabeth de un modo que terminaría convirtiéndose en enfermizo.

El baño de sangre
La muerte de su esposo el 4 de enero de 1604 radicalizó las actuaciones crueles de la condesa. Viuda, se dio al vicio de enamorarse de sí misma4.

La locura y sadismo de Elizabeth se desencadenó cuando una de sus desdichadas sirvientas le dio un desafortunado tirón de pelos mientras la peinaba. La bofetada que le propinó su señora le provocó una herida. La sangre le salpicó a Elizabeth en la mano quien fue pronto presa de la excitación al creer que la zona de la piel manchada se hizo más tersa y blanca. A la mente de Elizabeth volvieron las tétricas palabras de su nodriza y no dudó en desangrar a la torpe sirvienta y prepararse una bañera con su sangre en la que se sumergió. Ese sería el primero de una larga lista de asesinatos para abastecerse de la sangre suficiente que le daría la eterna juventud. En su paranoica locura no se conformó pues, para no frotarse con toallas que disminuyeran el efecto de la sangre, obligaba a otras sirvientas a lamerle el cuerpo. A estas más les valía no mostrar rechazo ni repugnancia pues el castigo sería peor. Torturarlas hasta la muerte fue una práctica que no dudó en llegar a cabo la condesa.

Ruinas del castillo de Csejthe

En aquella espiral de muerte y depravación, Elizabeth Báthory se hizo con una serie de artilugios como un terrible sarcófago conocido como la Dama de Hierro en el que introducía a sus víctimas que sufrían el pinchazo de los múltiples clavos que recubrían su interior.

Durante más de 10 años, los campesinos del lugar veían el carruaje de la condesa deambular por sus tierras en busca de pobres muchachas engañadas con la promesa de una vida mejor a la dura existencia del campo. Y las que se negaban, eran drogadas y obligadas a la fuerza a acompañar a Elizabeth a un castillo del que a buen seguro nunca más saldrían con vida. La gran cantidad de cadáveres fueron primero enterrados con cuidado en las inmediaciones de la fortaleza pero al final, la Báthory y sus cómplices no tuvieron reparo en dejarlos en los campos sin ningún problema. A pesar de que la población cercana empezó a sospechar de la desaparición constante de muchas de sus hijas, la alta cuna de la que provenía la condesa hizo que ésta pudiera continuar con sus prácticas asesinas de manera impune.

Un error de cálculo
Pero las jóvenes muchachas se fueron terminando y la sed de sangre de Elizabeth la llevó a cometer un grave error. No dudó, desesperada por conseguir líquido para sus baños y víctimas para sus sangrientas prácticas, recurrir a chicas de la aristocracia. El rey Matías no pudo ya hacer oídos sordos a las historias dramáticas que llegaban de su pariente.

Hombres del rey, dirigidos por el palatino Thurzó, decidieron investigar el caso. Cuando atravesaron los muros de Csejthe se encontraron un horrendo espectáculo de cadáveres torturados, sangre derramada y a la propia condesa disfrutando de uno de sus depravados baños.

La sentencia hecha pública el 17 de abril de 1611 condenaba a Elizabeth Báthory a ser recluida de por vida. No corrieron la misma suerte sus cómplices quienes fueron, todos ellos, ejecutados. La condesa pasó los siguientes 4 años enterrada en vida. Fue emparedada en su propio castillo, sin poder ver la luz del día, aislada completamente, con una sola rendija por la que recibía algo de comida. Moría el 21 de agosto de 1614.

Terminaba así la historia de terror de la Condesa Sangrienta a quien sus más de 650 asesinatos y torturas no le sirvieron más que para sembrar el horror. La supuesta belleza que su nodriza le había prometido de poco o nada le sirvió en su tumba.



Los hechos y personajes de las leyendas populares son, en ocasiones, detalles distorsionados de sucesos reales, la obra de campesinos simples. Sin embargo la historia muestra qué pálidos resultan los relatos sobre vampiros si echamos una mirada sobre la vida de Elizabeth Bathory, la condesa sangrienta.

La Infancia de Elizabeth.

Gabrielle Erzsebet Bathory-Nadasdy; más conocida como Madame Bathory es una de las figuras más tenebrosas y enigmáticas de la historia. Nace nada menos que en Transilvania en 1560 en el seno de una de las más poderosas y ricas familias del país. Entre sus parientes había un cardenal, y un príncipe de Transilvania. Su primo, el conde Thurzo fue primer ministro de Hungría, y hasta el rey Esteban de Polonia se contaba entre sus familiares. Pero entre la religión y los asuntos de estado, la familia tenía otros intereses; un tío era hechicero, una tía lesbiana; y un hermano célebre por sus conquistas amorosas, las cuales lograba a menudo a través de la fuerza.

Se dice que a los 4 o 5 años de edad la pequeña Elizabeth sufrió de violentos temblores y convulsiones. A los once años fue prometida al conde Ferencz Nadasdy, y enviada a pasar unas temporadas con su nueva familia. A los trece queda embarazada de un sirviente. El muchacho fue castrado y lanzado a los perros, y Elizabeth fue enviada a un remoto castillo familiar para que pariera. Se hizo desaparecer al bebé.

El Inicio del Horror.

A diferencia de la mayoría de la gente de su tiempo, Elizabeth poseía una inteligencia notable; hablaba perfectamente el húngaro, el latín y el alemán. Su cultura era extensa y sus modales impecables. Se piensa que ya en esa época el marido y la familia de Elizabeth conocían sus inclinaciones sádicas, pero estas actitudes no eran extrañas en la aristocracia, por lo que nadie consideró el asunto como relevante.

El 8 de mayo de 1575, a los 15 años se casa con el conde, quien tenía 26. Se mudaron al majestuoso castillo Csejthe en la región de Nyira, en el noroeste de Hungría. La pareja se veía en raras ocasiones debido a las actividades guerreras de Ferencz, conocido como el "guerrero negro". Diez años pasaron hasta que Elizabeth tuvo a su primera hija, Ana; luego vinieron Úrsula y Katherina, y finalmente su único hijo varón, Pàl. El 4 de enero de 1604 muere su marido, dejándola viuda a los 44 años. Cómo primera medida la condesa despide a su odiada suegra del castillo, y encierra en los sótanos a las protegidas de la anciana.

Durante su matrimonio, Elizabeth había trabado amistad con un sirviente, un tal Thorko, quien la inició en las prácticas de la nigromancia.

Ayudada por el sirviente y por su vieja niñera, Ilona Joo, Elizabeth comenzó a torturar a algunas criadas del castillo. Luego se agregaron otros cómplices: Johannes Ujvary, y dos brujas llamadas Dorotea Szentes y Dárvula.

Por esa época comienzan los rumores en los pueblos cercanos de que algo siniestro ocurría en el castillo. Espíritus sencillos hablaban de magia negra y oscuros rituales; otros, menos exaltados, meneaban la cabeza y afirmaban que la extraña obsesión de la condesa por su belleza era un simple acto de vanidad.

Bautismo de Sangre.

Cierto día, una de sus criadas le tiró de los cabellos accidentalmente mientras la peinaba. Elizabeth la abofeteó fuerte, tan fuerte que se salpicó la mano con la sangre de la muchacha. De inmediato, Elizabeth sintió que su piel en esa zona obtenía la frescura de su joven criada. Allí despertó el monstruo. Inmediatamente llamó a Johannes y a Thorko; desnudaron a la muchacha, le cortaron la garganta pronunciando diabólicas letanías y la desangraron en una tina. Ese día Elizabeth se dio su primer baño en sangre humana.

Entre 1604 y 1610, los oscuros agentes de Elizabeth se dedicaron a proveerle de mujeres entre 9 y 16 años para sus sangrientos rituales......

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Para aquellos que creen que ya no hay nada que pueda agregarse al mito de la condesa sangrienta, los invito a leer este excelente y breve ensayo de la escritora argentina Alejandra Pizarnik, llamado El Espejo de la Melancolía.

Desacargar Ensayo de Alejandra Pizarnik. La Condesa Sangrienta:
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Libros Sobre La Condesa Sangrienta

- Ella, Dracula Erzsébet (Elisabeth) Báthory de Javier García Sanchéz (pdf & word)
Descargar: http://www.mediafire.com/download/rsa...

- Báthory Acercamiento al mito de la Condesa Sangrienta de Isabel Monzón
Descargar: http://www.mediafire.com/download/c88...

Fuente: Wikipedia.org
Música: Desolation de Opus Nigrum


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