jueves, 15 de enero de 2015

FILOMENA GOMEZ DE COVA



FILOMENA GOMEZ DE COVA

Los nombres de Ana Valverde, María Trinidad Sánchez, Foreland Fables, Baltazara de los Reyes, Rosa Duarte, Juana Saltitopa, María de Jesús Pina, Filomena Gómez, Micae- la Rivera, Petronila Gaú, Concepción Bona, las hermanas Villa y del Orbe, ocupan un lugar en los anales de nuestra gloriosa Independencia. Ellas son el pomo de perfume, los pétalos fragantes de aquella época de heroísmo y de grandeza.
A doña Filomena Gómez de Cova corresponde la gloria de haber importado de Caracas la blanca flor que sirvió de símbolo duartista en el pecho y en la cabellera de la mujer dominicana y en el ojal y sobre el corazón de los próceres en los días gloriosos de La Trinitaria. Cuando el coronel Machado gritó, en el vértigo de la reacción antiduartista, ¡Abajo los filorios!, a este grito respondieron «los trinitarios como jamás se ha respondido en una infamia: desde ese día las jóvenes duartistas llevan en sus cabellos una blanca flor: ¡la filoria!». (Emilio Rodríguez Demorizi. Juan Isidro Pérez, el Ilustre Loco, C. T., 1944, p. 85).
«También se afirma... que el nombre de “Filorio” se deba a los estudiantes de filosofía en tiempos de la dominación haitiana. ¡Craso error! Este apodo respectivo (despectivo) fue dado por el coronel Machado a los duartistas el día en que proclamaban a Santana jefe supremo. Él, Machado, fue quien gritó: ¡Abajo los filorios!... Desde entonces, las señoritas partidarias de Duarte se colocaban en sus cabelleras una flor blanca que denominaban “filoria”, la misma que importó del extranjero doña Filomena Gómez de Cova». (A.B.: Contestación al opúsculo del señor don José María Serra, Santo Domingo, Tipografía Comercial, 1889. p. 6).1
«La juventud se instruía y... preciso es decirlo, hubo quienes nos censuraban y nos ridiculizaban: nos llamaban filorios por irrisión. Esta palabra no tiene significación en el idioma: fue in- ventada por un truhán para llamarnos por ironía filósofos». (José María Serra: Apuntes para la historia de los trinitarios fundadores de la República Dominicana, Santo Domingo, 1887, p.18).
«Filorios fue una palabra inventada por un bufón de mal géne- ro para ridiculizar a los trinitarios; con ella quería expresarse algo así como mentecatos, pisaverdes, retóricos o filósofos (¿) incapaces de hacer nada en serio. Aún la usa en la actualidad y con igual sentido, la gente de armas contra los intelectuales que se dedican a los estudios científicos y literarios». (C. Armando Rodríguez: La frontera domínico-haitiana, Santo Domingo, 1929, p. 482).
No hay duda de que Filoria es el nombre con el cual fue conocida en el país la flor que trajo de Venezuela la señora Gómez de Cova, y como afirma el trinitario Serra, con ese nombre
fueron motejados los miembros de la legión duartista, a quienes llamaban algunos provectos conservadores los muchachos, como lo dice Rosa Duarte en su Diario. No parece que fuera el coronel Machado el inventor de dicha palabra, como dice Bonilla. Como insinúa el distinguido historiador Lic. Cayetano Armando Rodríguez, la palabra era ya aplicada a los legionarios duartistas cuando el coronel Machado lanzó en la Plaza de la Catedral, en la mañana del 13 de julio de 1844, su grito reaccionario.
Doña Joaquina Filomena Gómez era mujer de apreciable instrucción y pertenecía a una familia dominicana de ilustre abolengo. Nació en esta ciudad en el año 1800, siendo hija de don Joaquín Gómez Márquez, nacido el 4 de abril de 1773 en Santiago de los Caballeros y muerto en esta capital el 27 de mayo de 1842 y de doña Juana Carlota Grateró, fallecida el 10 de abril de 1860 en esta ciudad. De doña Filomena escribió el historiador Dr. Alcides García: «era hermana de don Fernando Gómez, tronco este último de numerosas e importantes familias de nuestra sociedad. Fue casada dos veces: la primera, con don Francisco Marcano (si no se equivoca nuestra amable informadora Carlotica Moreno); la segunda, con don Lucas Cova. Acompañando a su segundo marido viajó mucho». (V. su interesante artículo «Duarte y sus discípulos o amigos», en La Opinión, 26 de febrero de 1931).
Estaba en lo cierto Carlotica Moreno, como vamos a evidenciarlo. Doña Filomena casó en esta ciudad el 29 de abril de 1820 con el Lic. D. Francisco Marcano, hijo de D. José Marcano y doña María Guerrero. Este matrimonio quedó deshecho a fines del siguiente año de 1821, con motivo de la muerte del esposo, ocurrida en un naufragio, cuando regresaba a esta ciudad procedente de La Habana, a donde había ido a recibirse de abogado. Copiamos lo que a ese respecto declaró en 1829 cuando se disponía a contraer segundas nupcias, la misma doña Filomena: «Que le consta que su difunto consorte don Francisco Marcano falleció en un naufragio haciendo viage de la ciudad de La Habana donde se hallaba, para esta de Santo Domingo, cuya noticia tubo la declarante de boca de los mismos del buque que naufragó, principalmente del capitán los que habiéndose salvado del naufragio arrivaron a esta Capital la víspera de la Independencia del año de mil ochocientos veinte y uno, cuya relación oyeron de los mismos otras personas que pueden declarar también». (Archivo Catedral, Expedientes Matrimoniales, año 1829). También declaró don Martín Guzmán Galicia y otro señor que vio restos del barco náufrago y aseguró que tres marinos arribaron a Puerto Príncipe. El capitán del buque era de apellido Bartill. El naufragio ocurrió en las costas haitianas.
El segundo matrimonio de doña Filomena, con el dominicano don Lucas de la Cova, se efectuó en esta ciudad el 23 de marzo de 1829, por poder. Cova estaba en San Thomas, donde aguardaba a su futura esposa para seguir para Europa. Don Juan Bautista Gómez, su hermano, representó a don Lucas y acompañó a su hermana hasta la isla danesa.
Don Lucas de la Cova nació hacia el año 1791, no sabemos si en esta capital, pero nos consta sí, documentalmente, que era hijo de esta tierra, que tuvo seis hermanos, que residió largos años en Venezuela y que viajó repetidas veces por Europa. Su muerte ocurrió en esta capital el 7 de agosto de 1854, cuando frisaba en los sesenta y tres años de edad, siendo sepultado en la Catedral.
Doña Filomena Joaquina Gómez Grateró, viuda de la Cova, acabó sus días en esta misma ciudad el 9 de mayo de 1893, en edad nonagenaria. Era nieta del capitán de caballería don Francisco Gómez, fundador de su linaje en el país, natural de la Península y quien residió en esta ciudad, en Baní y en Santiago de los Caballeros. Su muerte ocurrió el 23 de diciembre de 1797, siendo inhumado en la Catedral, en la capilla de Santa Lucía. Sus descendientes existen hoy en esta ciudad, en Higüey y en La Vega, principalmente. Su esposa, doña Dominga Márquez Rosario, era hija del oficial real don Nicolás Márquez.
Hermanos de Filomena Gómez Gratreró fueron, además de Juan Bautista (f. el 27 de Dic. de 1837), quien casó con Mercedes Pueyo, Manuel Joaquín (1819-187...) que casó en La Vega con María del Carmen Moya y Portes, José Joaquín, que casó en esta ciudad en 1827 con Manuela Beer y Pérez de la Paz, Fernando Joaquín (1813-1873), que casó en 1835, con María Guadalupe Alfau y Bustamante (1820-1892), de cuyo matrimonio fue testigo Juan Pablo Duarte, así como los próceres Wenceslao de la Concha, José de la Cruz García y José Mateo Perdomo. Don Fernando perteneció a la célebre sociedad patriótica La Trinitaria, en clase de Comunicado y lo mismo que sus otros hermanos, fue febrerista entusiasta y distinguido como lo consignan el historiador García y otros.
Doña Filomena Gómez, hermana de próceres, hizo a la Patria en los días magnos de la Independencia, la ofrenda de una blanca flor que llegó a ser un símbolo: "la filoria"

Texto: Vetilio Alfau Duran

No hay comentarios:

Publicar un comentario