Protestantismo
http://www.arconet.es/ecumenismo/105las_religiones/Cristianismo/El_protestantismo.html
Tuvo su origen en la Reforma del siglo XVI, sus principales ramificaciones históricas han sido:
Iglesia anglicana.
La Iglesia de Inglaterra se convirtió en autocéfala al romper Enrique
VIII con el papa Clemente VII, porque éste se oponía al repudio de
Catalina de Aragón. Mediante el Acta de supremacía (1534), el rey se
autoproclamó cabeza suprema de la Iglesia de Inglaterra. Derogó los
privilegios de la Santa Sede, pero mantuvo la jerarquía y el dogma
católicos, y persiguió a los protestantes. Hizo ejecutar también a
quienes se negaban a aceptar el Acta (como Tomás Moro y el obispo
Fisher). Bajo su sucesor, de influencia calvinista, se instauró una
nueva profesión de fe y una liturgia en lengua inglesa. El reinado de
María Tudor significó un reencuentro con Roma, pero esto hizo que fuese
objeto de intrigas. De este modo, Isabel I pudo consolidar y organizar
de forma definitiva el anglicanismo dentro del espíritu de un calvinismo
moderado. La liturgia permaneció casi católica y se mantuvo la
estructura jerárquica y feudal de la Iglesia, aunque, desde fines del s.
XVII, existan dos tendencias dispares: la alta Iglesia (high Church),
catolizante (en cuyo seno se originó, en el s. XIX, el movimiento de
Oxford), y la baja Iglesia (low Church), de tendencia calvinista. A
partir del s. XVIII, surgió la tendencia de la Iglesia amplia (broad
Church), orientada hacia la unidad protestante. Las especiales
características del anglicanismo crearon un talante cultural no sólo
religioso, a medio camino entre el tradicionalismo católico y la rigidez
calvinista, que acabó de diferenciar al inglés del resto de los
europeos. El anglicanismo es un interlocutor favorable al diálogo
ecuménico con Roma, instaurado de forma solemne cuando el doctor Fisher,
arzobispo de Canterbury, visitó a Juan XXIII (2 de diciembre de 1960),
encuentro que han repetido sus respectivos sucesores.
Iglesia luterana. El
luteranismo (a diferencia del calvinismo, que era un sistema teológico)
fue un movimiento religioso que hizo frente a la decadencia religiosa
de fines de la Edad Media. Se propuso fundar la enseñanza de la Iglesia
sólo en la autoridad de la Sagrada Escritura, aun reconociendo validez a
los testimonios de la Iglesia primitiva. Este propósito aparece muy
explícito en la confesión de fe luterana, la llamada Confesión de
Augsburgo (1530), que junto con la Apología, los catecismos de Lutero y
la Fórmula de Concordia de 1580, fueron las piedras angulares
doctrinales del movimiento. La fecha clave del luteranismo fue el 31 de
octubre de 1517, día en que Lutero fijó en las puertas de la iglesia de
Wittenberg sus 95 tesis, redactadas en latín, contra el principio y la
práctica de las indulgencias y que fueron el comienzo de la Reforma.
Favorecido por los príncipes alemanes, que se unieron contra el
emperador en la Liga de Smalkalda (1531), se difundió por toda Europa y
dio origen a otros movimientos reformadores, como los de Zwinglio y
Calvino. Gracias a la paz de Augsburgo, que instauró en Alemania el
principio cuius regio, eius religio (1555), el luteranismo logró echar
fuertes raíces en Alemania central y del norte y en la Alsacia
septentrional. En la actualidad cuenta con unos 75 millones de fieles,
de los cuales la mitad aproximadamente residen en Alemania.
Iglesia calvinista.
El calvinismo es la doctrina religiosa que predicó Calvino. Su obra
fundamental es la Institución de la religión cristiana, primera
dogmática sistemática protestante, que se opone tanto al luteranismo
como al catolicismo. En ella, Calvino se atiene de manera exclusiva a la
Escritura, aunque acepta los cinco primeros concilios ecuménicos y la
doctrina de Agustín contra Pelagio. La Escritura en la Iglesia goza de
poder absoluto y basta el buen sentido junto con el testimonio interior
del Espíritu Santo «para inquirir sobriamente acerca de los misterios».
Jurista por formación, Calvino pone de relieve el papel de la ley, cuya
disciplina es absolutamente necesaria a causa del estado de corrupción
del ser humano, y se entrega a la glorificación de la Trascendencia
divina, cuya soberanía se ejerce en la predestinación, incluso en la
predestinación al mal. La reprobación es positiva y, por ende, la
condenación. Signos de predestinación positiva son la piedad, la vida
austera e incluso el éxito en las empresas. La altura dogmática de
Calvino, arrastrada por una lógica tan implacable como fuera de lugar
(la arbitrariedad se incrusta en el seno mismo de Dios), se hunde en el
más craso moralismo, aunque hayan sido excluidos la confesión, los votos
y el celibato obligatorio y los sacramentos se hayan reducido al
bautismo y a la eucaristía. Aquí, en esta búsqueda de signos de
predestinación, hay que buscar la raíz del celo calvinista y de su
rigidez moral, que desembocó en el más rígido puritanismo. Por otra
parte, la expansión del calvinismo en Suiza se vio limitada por la
fuerte oposición de los discípulos de Zwinglio. En cambio, encontró las
puertas abiertas en Francia, a pesar de las sentencias de muerte que
pesaron sobre sus seguidores, llamados hugonotes, y de la violencia que
suscitó (Noche de San Bartolomé de 1572) y causó. Las sangrientas
guerras de religión entre hugonotes y católicos concluyeron con el
Edicto de Nantes (1598), que reconoció la existencia legal del
calvinismo. En 1540 penetró en los Países Bajos y se convirtió en su
religión oficial en 1579. En Escocia, John Knox, discípulo de Calvino,
fue llamado (1547) por algunos nobles a enseñar en la Universidad de
Edimburgo y convirtió este país en uno de los focos más activos del
calvinismo. La expansión marítima y colonial de Gran Bretaña y de los
Países Bajos lo llevaron hasta América del Norte y África del Sur. En la
actualidad, cuenta con unos 40 millones de fieles. Su éxito hay que
buscarlo tanto en su amedrentadora doctrina sobre la predestinación,
como en su doctrina sobre la santidad del trabajo, bueno cuando se asume
no por placer, sino por «el oro y la plata, criaturas de las que se
puede hacer un buen uso», y en su legitimización del interés, hasta
entonces prohibido a los cristianos. No es de extrañar que la creciente
burguesía mercantil prestara sus oídos, y más, a la Reforma que venía de
Ginebra y viera en ella tanto un factor como una legitimización de su
presente y de su futura prosperidad.
Otras divisiones menores son:
Congregacionalismo.
Dentro del protestantismo es doctrina que reivindica la autoridad de la
iglesia local como única forma auténtica de la Iglesia invisible, y
atribuye a la asamblea de los miembros la dirección de la iglesia local.
Puritanismo.
El puritanismo, fundado en el culto a la Biblia y en la vivencia de la
predestinación, floreció en Inglaterra en los ss. XVI-XVII. Aborrecía el
arte, el teatro (cuyas salas llegó a cerrar, 1642) y, en general, todo
aquello que sirviera de distracción o de entretenimiento. Los puritanos
llegaron a sentirse elegidos por encima de la masa de los pecadores. El
puritanismo apareció en 1564, al rebelarse algunos miembros de la
Iglesia anglicana contra los restos de catolicismo. Influido por el
calvinismo, anticatólico y presbiteriano («ni rey ni obispo»), desempeñó
un activo papel en tiempos de Isabel I por medio de la Universidad de
Cambridge. Perseguidos los puritanos por la Alta Comisión Eclesiástica
emigraron a Países Bajos y luego a América del Norte. Al insistir en la
austeridad de vida, sosteniendo que la prosperidad en los negocios era
señal de elección divina, su doctrina contribuyó a la formación de la
burguesía capitalista en Inglaterra y EE UU y a la expansión del régimen
parlamentario.
Cuáqueros.
También conocidos como Sociedad de los Amigos. El término cuáquero
proviene de las palabras con las que George Fox, fundador del
cuaquerismo, exhortó a un juez a «honrar a Dios y a temblar (en inglés,
to quake) ante su palabra». El zapatero George Fox predicó su doctrina
por primera vez en 1647. Los Amigos profesan los siguientes puntos:
autoridad suprema de la palabra interior del Espíritu Santo (las
Escrituras no son, pues, criterio determinante), supresión de todos los
sacramentos, prohibición del juramento, negación del derecho a la
legítima defensa, abolición del ministerio ordenado, sustituido por el
sacerdocio universal, extendido incluso a las mujeres, culto facultativo
y ausencia de todo dogma. Se caracterizan por un tuteo generalizado,
por su oposición a descubrirse ante los superiores y por no llevar
distintivos. Se propagaron a partir de 1650 y sus misioneros llegaron,
entre 1654 y 1656, a América del Norte, donde se asentaron, sobre todo,
en Pennsylvania, territorio que W. Penn recibió en propiedad (Carta de
1681) y que se convirtió en su principal centro de actividad. En 1947
sus comités británicos y estadounidenses recibieron el premio Nobel de
la paz. En la actualidad, cuentan con alrededor de 200.000 adeptos,
coordinados por un comité mundial.
Presbiterianos.
El presbiterianismo es un sistema eclesiástico, preconizado por
Calvino, que confiere el gobierno de la Iglesia a un cuerpo mixto
(pastores y laicos) denominado presbyterium. El presbiterianismo
comprende las Iglesias calvinistas de habla inglesa, todas ellas de
origen británico, y las Iglesias reformadas, de origen continental. En
1877 se constituyó una alianza de las Iglesias presbiterianas que en
1921 se convirtió en la Alianza Reformada Mundial. Las Iglesias
presbiterianas tienen en común un culto litúrgico muy sencillo,
constituido por oraciones y cánticos que no siguen un plan preconcebido,
aunque algunas recientes reformas litúrgicas han enriquecido y
complicado el culto.
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