jueves, 15 de noviembre de 2012

ORIGEN DE LAS NACIONES UNIDAS



ORIGEN DE LAS NACIONES UNIDAS

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Termina la Segunda Guerra Mundial:
La segunda guerra mundial fue una de las mayores calamidades apocalípticas que afligieron a la humanidad. Crisis social, crisis económica, crisis moral, millones de personas muertas, millones de personas diezmadas fueron algunos de sus nefastos resultados.
Ya a principios de febrero de 1945, los Aliados podían tener por seguro el derrumbamiento de la Alemania nazi en un futuro inmediato. Sus ejércitos habían quedado prácticamente desechos, durísimos bombardeos habían destruido casi completamente su producción de guerra, sus ferrocarriles se hallaban desorganizados y su aviación prácticamente inmovilizada por la destrucción de sus reservas de petróleo. En seis semanas Hitler había perdido más de la tercera parte de sus fuerzas en el oeste y el armamento de 500.000 hombres. Por primera vez, Hitler presintió el final. "Si la guerra está perdida, declaró a Speer, la nación debe perecer" y ordenó la destrucción de todas las instalaciones militares e industriales, de todas las vías de comunicación y de todos los almacenes. La rapidez del avance de los Aliados y los esfuerzos sobrehumanos de Speer, que no aceptaba la aniquilación inútil, evitaron a Alemania esta última catástrofe. En Berlín los habitantes se precipitaban hacia las estaciones, con la ilusión de huir del desastre. Pero en todas partes, en la más opulentas ciudades, como en las más míseras aldeas, reinaba el mismo horror. Los Aliados donde quiera que llegaban no encontraban más que ruinas y miserias, millones de hombres y mujeres hambrientos en ciudades destruidas.
A las 0 horas, el 9 de Mayo de 1945, enmudecían los cañones en Europa. Anunciaban el fin de cinco años, ocho meses y siete días de guerra.
En este mundo nacía la Organización Naciones Unidas. Necesitó el mundo diezmado una forma de unirse para respirar un poco de paz o tal vez este deseo latente necesitó una crisis extrema para surgir. Sea como fuere, nosotros, los pueblos de las Naciones Unidas, comenzábamos a unirnos en búsqueda de un mundo mejor.

Declaración de los Aliados:

El primero de una serie de pasos que habrían de conducir al establecimiento de las Naciones Unidas fue la Declaración de los Aliados, firmada en el palacio de Saint James, Londres, el 12 de Junio de 1941, por los representantes de Australia, Canadá, Nueva Zelanda, la Unión Sudafricana y el Reino Unido y los gobiernos en el exilio de Bélgica, Checoslovaquia, Grecia, Luxemburgo, Noruega, los Países Bajos, Polonia y Yugoslavia, y del General Gaulle de Francia. En la Declaración, los firmantes de la misma reconociendo que "la única base cierta de una paz duradera radica en la cooperación voluntaria de todos los pueblos libres del mundo exento de la amenaza de agresión, donde puedan disfrutar de seguridad económica y social", declaraban que se proponían "trabajar juntos, y con otros pueblos libres, en la guerra y en la paz, para lograr estos fines".

Extraído de “Las Naciones Unidas - Orígenes - Organización - Actividades”.

La Carta del Atlántico:
El 14 de agosto de 1941, el Presidente de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt, y el Primer Ministro del Reino Unido, Winston Churchill, reunidos "en algún lugar en alta mar", emitieron una declaración conjunta en la que sentaban "ciertos principios comunes en las políticas nacionales de sus países respectivos", en los cuales basaban sus esperanzas para un futuro mejor para el mundo. Este documento, conocido como la Carta del Atlántico, sirvió de base a la futura Declaración de las Naciones Unidas.
En la Carta del Atlántico, los dos signatarios afirman que "después de la destrucción final de la tiranía nazi, esperan que se establezca una paz que permita a todas las naciones vivir seguras dentro de sus propias fronteras y que garantice que todas las personas de todos los países puedan desarrollar sus vidas libres del miedo y de la miseria". También declaran que "creen que todas las naciones del mundo, por razones tanto de orden material como espiritual, deben abandonar el uso de la fuerza. Puesto que la paz no podrá mantenerse en el futuro si las naciones continúan empleando armamentos terrestres, marítimos o aéreos que amenacen o puedan amenazar con la agresión más allá de sus fronteras, creen que, mientras no se establezca un sistema amplio y permanente de seguridad general, el desarme de tales naciones es esencial. Asimismo, ayudarán y alentarán todas aquellas medidas practicables que puedan aliviar de la abrumadora carga de los armamentos a los pueblos amantes de la paz".
Los dos estadistas también expresan en el documento su deseo de lograr "la colaboración más amplia entre todas las naciones en la esfera económica a fin de obtener para todos mejores normas laborales, progreso económico y seguridad social".

Extraído de “Crónica de las Naciones Unidas - Año 1985”.

Declaración de las Naciones Unidas:
El primero de enero de 1942, representantes de las 26 naciones aliadas firmaron en Washington, D.C. una Declaración de las Naciones Unidas. Este fue el primer paso en la evolución de la Organización de las Naciones Unidas.
En la Declaración, los gobiernos signatarios:
"Habiendo expresado su adhesión al programa común de propósitos y principios que incorporara la (...) Carta del Atlántico”.
"Convencidos de que es esencial obtener una victoria absoluta sobre sus enemigos para defender la vida, la libertad, la independencia y la libre profesión de cultos, así como para preservar los derechos humanos y la justicia tanto en su propio suelo como en otras tierras, y estando al presente empeñados en lucha común contra fuerzas bárbaras e inhumanas que tratan de subyugar al mundo”.
"Declaran:
  1. Que cada Gobierno se compromete a utilizar todos sus recursos, tanto militares como económicos, contra aquellos miembros del Pacto Tripartito y sus adherentes con quienes se hallen en guerra.
  2. Que cada Gobierno se compromete a prestar su colaboración a los demás Gobiernos signatarios, y a no firmar por separado con el enemigo ni armisticio ni condiciones de paz".
La Declaración se dejó abierta a la firma de "otras naciones que estén prestando o lleguen a prestar ayuda material, y que contribuyan a la lucha por derrotar al Hitlerismo”.
Los 26 signatarios de la Declaración de las Naciones Unidas fueron: Estados Unidos, Reino Unido, Unión Soviética, China, Australia, Bélgica, Canadá, Costa Rica, Cuba, Checoslovaquia, República Dominicana, El Salvador, Grecia, Guatemala, Haití, Honduras, India, Luxemburgo, Países Bajos, Nueva Zelanda, Nicaragua, Noruega, Panamá, Polonia, Unión Sudafricana y Yugoslavia.
Generalmente, se consideraba que Francia y Dinamarca se habían identificado con las Naciones Unidas desde el principio. Las Fuerzas Libres Francesas habían una declaración firmada en Moscú el 30 de octubre de 1943 por V.M. luchado contra las potencias del Eje y el Embajador danés en Washington había declarado que todos los daneses libres adherían a la causa aliada. Como la Declaración fue firmada por los gobiernos, ni Francia ni Dinamarca pudieron firmarla en esa ocasión. Cuando el Comité Nacional Francés se constituyó como Gobierno, Francia dio su adhesión oficial a la Declaración. Dinamarca, que no fue liberada sino hasta después de la apertura de la Conferencia de San Francisco, fue admitida por ésta como una de las Naciones Unidas.

Extraído de “Crónica de las Naciones Unidas - Año 1985”.

Conferencia de Moscú:
En Molotov, de la Unión Soviética, Anthony Eden, del Reino Unido, Cordell Hull, de los Estados Unidos, y Foo Ping-sheung, Embajador de China en la Unión Soviética, los cuatro gobiernos proclamaron que “reconocen la necesidad de establecer, lo antes posible, una organización internacional general basada en el principio de la igualdad soberana de todos los Estados amantes de la paz, abierta a la participación, en calidad de miembros, de todos los Estados, grandes y pequeños para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales”.
Los signatarios también se comprometieron, "mientras se efectúa el restablecimiento del orden de la ley y la inauguración de un sistema de seguridad general" a consultar entre sí y, según se presente la ocasión, con otros miembros de las Naciones Unidas, con miras a una acción conjunta en representación de la comunidad de las naciones". Afirmaron además que “consultarían y cooperarían entre sí con otros miembros de las Naciones Unidas para obtener un acuerdo general practicable respecto de la regulación de los armamentos en el período de la posguerra".

Extraído de “Crónica de las Naciones Unidas - Año 1985”.

Declaración de Teherán:
Un mes más tarde, el primero de diciembre de 1943, el Presidente Roosevelt, el Primer Ministro soviético J. Stalin, y el Primer Ministro Churchill, reunidos en Teherán, declararon:
"...estamos seguros de que nuestra concordia logrará una paz duradera. Reconocemos plenamente la responsabilidad suprema que pesa sobre nosotros y todas las Naciones Unidas de lograr una paz que movilice la buena voluntad de la mayoría abrumadora de los pueblos del mundo y proscriba el flagelo y el terror de la guerra durante muchas generaciones." Los tres dirigentes dijeron también: "Buscaremos la cooperación y participación activa de todas las naciones, grandes y pequeñas, cuyos pueblos, estén dedicados, en corazón y mente, al igual que nuestros pueblos, a la eliminación de la tiranía y la esclavitud, la opresión y la intolerancia. Les daremos la bienvenida a medida que decidan integrarse a la familia mundial de las naciones democráticas."

Extraído de “Crónica de las Naciones Unidas - Año 1985”.

Acuerdo de Yalta:
En febrero de 1945, el Primer Ministro Churchill, el Presidente Roosevelt y el Premier Stalin se reunieron en Yalta, Unión Soviética, en Crimea. Después de la conferencia fue publicado un informe que contenía el pasaje siguiente:
"Hemos resuelto el establecimiento más rápido posible con nuestros aliados de una organización general internacional para mantener la paz y la seguridad. Creemos que esto es esencial para prevenir la agresión y para evitar las causas políticas, económicas y sociales de guerra a través de una estrecha y continua colaboración de todos los pueblos amantes de la paz.”
"Los fundamentos se pusieron en Dumbarton Oaks. Sin embargo, no se ha llegado allí a un acuerdo en la cuestión importante del procedimiento de votación. La presente conferencia ha podido resolver esta dificultad.”
"Hemos acordado que se celebre una Conferencia de las Naciones Unidas el 25 de abril de 1945 en San Francisco, los Estados Unidos, para preparar la Carta de esa organización, de acuerdo con las normas propuestas en las conversaciones de Dumbarton Oaks".
El informe señalaba además que el Gobierno de China y el Gobierno Provisional de Francia serían inmediatamente consultados e invitados a patrocinar las invitaciones a la Conferencia, juntamente con los Gobiernos de los Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Soviética. Tan pronto como las consultas con China y Francia hubieran concluido, sería hecho público el texto de las propuestas sobre el procedimiento de votación. China decidió sumarse a los patrocinadores de las invitaciones. Francia decidió participar en la Conferencia pero no actuar como nación patrocinadora.
Las invitaciones a la Conferencia fueron enviadas el 5 de marzo de 1945 a todas aquellas naciones que habían declarado la guerra a Alemania y el Japón antes del 10 de marzo de 1945 y habían firmado la Declaración de las Naciones Unidas. El texto de la invitación contenía las disposiciones para la votación en el Consejo de Seguridad, que fueron posteriormente adoptadas en San Francisco.

Pasajes del discurso que pronunció el Presidente Roosevelt ante el Congreso de los Estados Unidos sobre la Conferencia de Yalta. 1ro de marzo de 1945
Las decisiones finales en estas áreas van a ser tomadas conjuntamente y, por lo tanto, serán a menudo el resultado de un compromiso. Los Estados Unidos no conseguirán el cien por cien de lo que deseen ni tampoco Rusia ni la Gran Bretaña. No siempre tendremos respuestas ideales -soluciones a los complicados problemas internacionales- aún cuando estamos determinados a intentar lograr siempre este ideal. Pero estoy seguro que bajo los acuerdos alcanzados en Yalta habrá  una Europa más estable políticamente que en cualquier tiempo pasado.
Nadie puede decir con exactitud cuánto tiempo puede durar cualquier plan. La paz puede perdurar en tanto en cuanto la humanidad realmente esté interesada en ello, así como deseosa de trabajar y sacrificarse por ella.
Hace 25 años los combatientes americanos confiaron a los dirigentes del mundo el finalizar el trabajo de conseguir una paz por la cual ellos habían luchado y sufrido. En aquel momento nosotros los defraudamos. No podemos fracasar otra vez y esperar que el mundo vuelva a sobrevivir.
La Conferencia de Crimea fue un esfuerzo con éxito por parte de las tres naciones líderes para encontrar una base común para la paz. La Conferencia tuvo que eliminar el sistema de acciones unilaterales, de alianzas exclusivas, esferas de influencia, equilibrios de poder y todos los otros procesos que habían sido utilizados por siglos y que habían fracasado.
Nosotros proponemos sustituir todos estos procesos por una organización universal a la cual todas las naciones amantes de la paz tendrán una oportunidad de unirse.
Estoy seguro que el Congreso y el pueblo americanos aceptarán los resultados de esta Conferencia como la base de una estructura permanente de paz sobre la cual podamos empezar a construir, con la ayuda de Dios, un mundo mejor en el que nuestros hijos y nietos, vuestros y míos, así como hijos y nietos del mundo entero deban y puedan vivir.

Extraído de “Crónica de las Naciones Unidas - Año 1985”.

Conferencia de las Naciones Unidas sobre Organización Internacional, San Francisco:
Cincuenta naciones participan en la Conferencia
Las cuatro naciones patrocinadoras -China, el Reino Unido, los Estados Unidos y la Unión Soviética- invitaron a la Conferencia a aquellas naciones que habían declarado la guerra a una o más de las Potencias del Eje y que se adhirieron a la Declaración de las Naciones Unidas de 10 de enero de 1942, que contenía los principios que debían ser respetados por todas las naciones. Como resultado, 42 naciones aceptaron la invitación. Más adelante, una vez empezada la Conferencia, se admitió a la Argentina, la República Socialista Soviética de Bielorrusia, Dinamarca y la República Socialista Soviética de Ucrania, aumentando el número de naciones participantes a las 50 siguientes: Arabia Saudita; Argentina; Australia; Bélgica; Bolivia; Brasil; Canadá; Checoslovaquia; Chile; China; Colombia; Commonwealth; Filipinas; Costa Rica; Cuba; Dinamarca; Ecuador; Egipto; El Salvador; Estados Unidos; Etiopía; Francia; Grecia; Guatemala; Haití; Honduras; URSS; Irán; Iraq; Líbano; Liberia; Luxemburgo; México; Nicaragua; Noruega; Nueva Zelanda; Países Bajos; Panamá; Paraguay; Perú; Reino Unido; República Dominicana; República Socialista Soviética de Bielorrusia; República Socialista Soviética de Ucrania; Siria; Turquía; Unión de Sudáfrica; Unión Soviética; Uruguay; Venezuela; Yugoslavia.
La única nación participante pero no presente en la Conferencia fue Polonia, a pesar de haber sido uno de los firmantes originales de la Declaración de las Naciones Unidas el primero de enero de 1942. Con respecto a dicho país, se adoptó una resolución en la segunda sesión plenaria expresando la esperanza de que "la constitución del Gobierno polaco, reconocido como tal por las naciones patrocinadoras, hará posible que los delegados polacos lleguen y participen tan pronto como sea posible". Hacia el final de la Conferencia, se acordó reservar un espacio en el documento de la Carta de tal forma que en su debido tiempo Polonia pudiera firmar como uno de los miembros originales. Esto aumentó a 51 el número de Estados con derecho a firmar.
Grandes esfuerzos para su preparación
La Conferencia de San Francisco fue una de las asambleas internacionales más grandes que se había hecho hasta el momento. Hubo que hacer preparativos para que llegaran la mayoría de los delegados y sus ayudantes desde lugares situados a miles de millas, por mar, aire y ferrocarril. Se buscaron lugares para residencia y oficinas en San Francisco para todos ellos, así como para la secretaría internacional que debía atender la Conferencia.
Más de 3.500 personas, entre miembros de las delegaciones y de la secretaría de la Conferencia, llegaron a San Francisco. La Comandancia de Transporte Aéreo de los Estados Unidos así como los Gobiernos soviético y británico proporcionaron aproximadamente 80 aviones. Los dos últimos países también dispusieron el transporte de su personal en sus propios aviones. Además, se organizaron nueve trenes especiales para transportar a los participantes a través del continente americano.
Sólo en San Francisco mismo se usaron los servicios de unos 30 hoteles y tres clubes para proporcionar residencias y oficinas a las delegaciones. Dos grandes edificios en el Centro Cívico -el de los Veteranos y el de la Opera- fueron asignados para las actividades centrales de la Conferencia.
Debido a que no fue posible acomodar a todas las delegaciones en unos pocos edificios próximos entre ellos, tuvieron que ser hospedados en diversas partes de la ciudad, lo que originó un problema de transporte para transportar a todas las personas a las reuniones. Para solucionarlo, se organizó un grupo de transporte local de la Armada y la Marina que contaba con 215 sedanes, 48 limusinas privadas, 25 jeeps de la Armada y 50 autobuses de la Marina.
El mundo se mantenía informado
El mundo siguió ansiosamente los informes sobre el progreso de la Conferencia. Más de 2.500 personas representando a la prensa, radio y noticieros cinematográficos fueron acreditados en la Conferencia. Se enviaba un promedio superior a las 150.000 palabras por día a través de los corresponsales de prensa, vía cable y telégrafo.
Creación de una secretaría especial
Para atender la Conferencia se creó una secretaría internacional cuyo personal trabajó por turnos durante el día y la noche. La Secretaría consistía en 1.058 personas, sin incluir el personal militar de los Estados Unidos y trabajadores voluntarios. La Secretaría tuvo dos tareas principales: la preparación de los programas así como los documentos de trabajo, minutas y récords de las reuniones; y la provisión de una vasta red de servicios adicionales necesarios en cualquier conferencia internacional.
La Conferencia reconoció cinco idiomas oficiales -chino, inglés, francés, ruso y español- aunque se utilizaron como idiomas de trabajo el inglés y el francés, en las cuales se publicaron todos los documentos. La Carta final se reprodujo en los cinco idiomas oficiales.
Unos 120 intérpretes trabajando en turno día y noche tradujeron documentos e interpretaron los debates. Los discursos en inglés fueron interpretados consecutivamente en francés, y viceversa, y los discursos en otros idiomas se interpretaban en francés así como en inglés. Esto produjo una lentitud en los debates, lo cual habría parecido muy tedioso a un observador externo, sin embargo, era necesario con el fin de reducir a un mínimo la posibilidad de equivocación. (Más adelante la interpretación simultánea se ha convertido en la norma en las reuniones de las Naciones Unidas).
Cómo funcionó la Conferencia
Se habían enviado las propuestas de Dumbarton Oaks a los Gobiernos de las Naciones Unidas antes de las Conferencia para que los delegados de esos Gobiernos pudieran llegar a San Francisco con opiniones consideradas. Esto produjo en una segunda categoría de material que debía examinar la Conferencia, a saber, comentarios y sugerencias para enmiendas a las propuestas de Dumbarton Oaks.
Las enmiendas que enviaron 40 delegaciones nacionales durante la primera semana de las reuniones en San Francisco fueron reunidas en libros de unas 400 páginas de texto. Además, las propias Potencias patrocinadoras presentaron 24 enmiendas conjuntas, con los cambios que habían hecho a sus ideas originales.
En el plan original no se había dispuesto el establecimiento de un sistema fiduciario, como parte de la organización de las Naciones Unidas, en virtud del cual se administrarían las zonas dependientes, hasta el momento en que lograran la independencia o la libre determinación. Se reconoció, no obstante, que era necesario y, en los primeros días de los procedimientos, varios gobiernos presentaron propuestas y las delegaciones americana y británica presentaron un proyecto como base para una sección apropiada de la Carta.
Los delegados también contaron en San Francisco con estudios preliminares sobre disposiciones para el establecimiento de la Corte Internacional de Justicia.
La Conferencia dividió el proyecto de plan en cuatro secciones y designó a una comisión para ocuparse de cada una de ellas, junto con las enmiendas pertinentes.
Aún la división de la Carta en cuatro secciones no fue suficiente para una discusión eficaz y rápida. Por lo tanto, las partes de la Carta asignadas a cada comisión fueron de nuevo subdivididas para su examen en diversos comités técnicos de las comisiones, y en subcomisiones.
Cuando los comités y las subcomisiones concluyeron su examen de secciones detalladas, reunieron sus conclusiones y estas formaron parte de los informes completos de las comisiones. Finalmente, los informes de las comisiones fueron unificados en el texto de la Carta para ser presentado a la Conferencia reunida en pleno período de sesiones.
Muchas de las cláusulas y de las frases de la Carta eran interdependientes. Las decisiones sobre un punto repercutían en otros puntos; las palabras adoptadas para una sección debían armonizarse con las elegidas para otra sección. De vez en cuando, surgían problemas difíciles en cuanto a decidir qué comité debía ocuparse de un punto determinado. Para impedir la duplicación y garantizar el desarrollo de un todo armónico, la Conferencia estableció una Mesa (y un Comité Ejecutivo más pequeño) y un Comité de Coordinación.
Una de las metas básicas de la Conferencia fue la de dar a cada nación, en la medida de lo posible, parte de la responsabilidad de orientar las discusiones y los procedimientos. Por eso, se decidió repartir entre las delegaciones los cargos de Presidentes de las comisiones y los comités, y también los de relatores de las diversas comisiones y comités. Se asignó a casi cada uno de los países un cargo oficial de responsabilidad y dirección en el mecanismo de la Conferencia.
La Conferencia comenzó con ocho sesiones plenarias en las que participaron todos los delegados y se celebraron públicamente en la Ópera. En esas sesiones de apertura, el Presidente de las delegaciones de las Potencias patrocinadoras, y los Presidentes de varias otras delegaciones, tomaron la palabra uno tras otro. Cada Presidente expresó las opiniones de su Gobierno sobre los propósitos generales de la Conferencia, y muchos rindieron un tributo especial al Presidente Roosevelt, quien había fallecido sólo dos semanas antes.
Las comisiones y los comités empezaron pronto a abordar sus tareas individuales.
Se dedicó casi seis semanas al examen de la Carta -párrafo por párrafo, frase por frase- en unas 400 reuniones de diversos comités. Las discusiones fueron largas y con frecuencia tensas; cada nación tenía sus propios problemas especiales, sus necesidades y sus opiniones. A medida que pasaban los días, se discutían estos problemas y diferencias y se adaptaba la fraseología de la Carta para resolver el mayor número de ellos posible. Finalmente, se completó la tarea y los informes de diversos comités fueron reunidos por las comisiones y armonizados, entre ellos, por el Comité de coordinación.
Uno de los momentos dramáticos de la Conferencia ocurrió cuando el Comité de Coordinación se reunió toda la noche y, finalmente, a las 5:00hs de la mañana siguiente, completó el proyecto de la Carta en su conjunto. El 26 de junio de 1945, después de 72 días de consultas en San Francisco, delegados de 50 naciones -que representaban a casi 1.800 millones de personas, o más del 80% de la población total mundial en esa época- llegaron a un acuerdo sobre la Carta de las Naciones Unidas para preservar la paz y fomentar la cooperación entre naciones en beneficio de todos.
En la novena sesión plenaria de la Conferencia, el texto completo de la Carta fue presentado a las delegaciones y aprobado por aclamación. A continuación, se celebraron dos ceremonias más para completar el procedimiento histórico. Primero, en la mañana del 26 de junio, las delegaciones, en turno, empezando con China -la primera nación atacada en la segunda guerra mundial- pusieron sus firmas. En total, durante la ceremonia que duró todo un día, unas 148 personas firmaron la Carta.
La segunda ceremonia fue la sesión final de clausura. En ella hablaron el Presidente Harry S. Truman de los Estados Unidos, los Presidentes de las delegaciones de las Potencias patrocinadoras y los Presidentes de otras cinco delegaciones que representaban diversas zonas geográficas.
La Carta: esperanza y fe de naciones
La Carta, que surgió trozo por trozo de las salas de los comités, y finalmente fue presentada a la Conferencia como un plan integrado, representó el trabajo conjunto de muchas mentes de muchas naciones.
El hecho de que la Carta dota a la Asamblea General -la reunión de los habitantes del mundo- de amplios poderes fue una contribución de las llamadas naciones más pequeñas.
Insistieron en que la Asamblea debía recibir y examinar informes del Consejo de Seguridad sobre las medidas adoptadas para salvaguardar la paz y la seguridad internacionales, y que ellos debían recibir y examinar informes similares de otros órganos de la Organización, así como de organismos internacionales que tuvieran relaciones con el órgano general.
Si bien fueron cuatro naciones poderosas las que redactaron el proyecto básico de la Carta, 46 otras naciones se unieron en la elaboración del plan final. La Carta no pudo satisfacer a cada una de las naciones sobre cada uno de los puntos, pero fue un plan que todos decidieron aceptar como el más alto denominador común de las ideas de todos.
Al caer el telón sobre la escena de San Francisco, se dio marcha al mecanismo para la creación de la Organización. Al poner su firma en la Carta, el representante de cada nación firmaba inmediatamente después un segundo documento con el cual se estableció la Comisión Preparatoria que debía reunirse posteriormente en Londres con el propósito de decidir los detalles prácticos para el comienzo oficial de la Organización.
El Presidente Truman resumió el significado oficial de la Conferencia cuando dijo en la sesión de clausura "La Carta de las Naciones Unidas (...) es una sólida estructura sobre la que podemos construir un mundo mejor (...) la esperanza de lograr esta Carta contribuyó a sostener el valor de los pueblos afligidos durante los obscuros días de la guerra. Representa una declaración de gran fe por parte de las naciones de la Tierra: fe de que la guerra no es inevitable, fe de que la paz puede ser preservada. Si hubiéramos tenido esta Carta hace unos pocos años -y, sobre todo, la voluntad de hacer uso de ella- estarían vivos millones de los que han muerto. Si nuestra voluntad de hacer uso de ella vacilara en el futuro, con certeza morirían millones de los que ahora viven".

Extraído de “Crónica de las Naciones Unidas - Año 1985”.

Ratificación de la Carta, el 24 de octubre de 1945:
El 25 de Abril de 1945 comenzaba en San Francisco la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Organización Internacional. Esta Conferencia culminó con la aprobación de un documento que marcaba la habilitación de un marco de cooperación internacional sin precedentes: la Carta de las Naciones Unidas. La Carta fue aprobada por unanimidad el 25 de junio de 1945 y firmada en el auditorio del Veterans' Memorial Hall al día siguiente por los representantes de los 50 Estados que participaron en la Conferencia y más tarde por un 51º Estado, Polonia, que no había podido asistir a ella.
El 24 de Octubre entra en vigor la Carta de las Naciones Unidas al ser ratificada por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad y por la mayoría de los demás países signatarios.
El 24 de Octubre de cada año se celebra el Día de las Naciones Unidas para conmemorar el día de su creación.

Las "Naciones Unidas" fue un nombre concebido por el Presidente de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt y se empleó por vez primera en la "Declaración de las Naciones Unidas", del 1 de enero de 1942, durante la segunda guerra mundial, cuando los representantes de 26 naciones establecieron el compromiso, en nombre de sus Gobiernos, de proseguir juntos la lucha contra las Potencias del Eje.
La Carta de las Naciones Unidas fue redactada por los representantes de 50 países, reunidos en San Francisco del 25 de abril al 26 de junio de 1945, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Organización Internacional. Los delegados basaron sus trabajos en las propuestas formuladas por los representantes de China, los Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Soviética en Dumbarton Oaks, de agosto a octubre de 1944. La Carta fue firmada el 26 de junio de 1945 por los representantes de los 50 países. Polonia, que no estuvo representada en la Conferencia, la firmó más tarde, convirtiéndose en uno de los 51 Estados miembros fundadores.
Las Naciones Unidas adquirieron existencia oficial el 24 de octubre de 1945, al quedar ratificada la Carta por China, los Estados Unidos, Francia, el Reino Unido y la Unión Soviética y por la mayoría de los demás signatarios; el 24 de octubre se celebra anualmente como Día de las Naciones Unidas.
Fuente: ABC de las Naciones Unidas, Número de venta S.95.I.31.

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