La Vega en la Historia.
Fuente: Dr. Guido Despradel y Batista, Obras. T. II. Volumen
LXXXVI AGN. Año 2009. Pág. 323
Nota: este artículo fue publicado
en el Periódico Renovación, XLIII: 325, 10 de octubre de 1978, Santo Domingo.
La Vega ha sido llamada “la Pompeya de América” debido a que fue
la primera ciudad fundada en el maravilloso valle de La Vega
Real por el Almirante Cristóbal Colón, cuyo nombre fue proclamado poéticamente por el mismo descubridor, fue destruida por
un horripilante terremoto
La Vega fue centro de muchas actividades durante los años de la
colonización. Fue centro minero, militar,
y eclesiástico. Tuvo fundiciones
de minerales, tuvo obispado y tuvo fortaleza. Su historia es un resumen de la
historia de esta isla, desde el paso de
los conquistadores hispánicos hasta el paso de las invasiones haitianas.
Es
una historia cuajada de gloria y de desgracias, de lágrimas y sonrisas.
Parecería, su historia, una leyenda de ficción, pero no: es un expediente
fascinante de vida real, humana. Es un epicentro de sociología.
Pero ni siquiera todos los hijos de La Vega
– residentes o ausentes- tienen
conocimiento cabal de ese expediente social histórico hace 40 años ( hoy 74
años) que se editó en la ciudad de la Concepción de La Vega, en una
humilde imprenta en que se componían a
mano y se imprimía a pedal la muy
interesante Historia de la Concepción de La Vega, escrita, en su incomparable y gráfico
lenguaje, por el médico ,investigador antropológico , historiador, músico,
periodista, Dr. Guido Despradel y
Batista, quien falleció en 1959 a los
cincuenta años de edad.
Como la primera edición fue muy limitada y
han transcurrido cuarenta años (hoy 74
años) de aquella, era casi imposible conseguir un ejemplar, pero el Club
Rotario de La Vega Real, presidido por el compueblano doctor Pedro Héctor
Holguín, decidió reeditar la valiosa
abra y la puso en circulación en
la primera semana de este mes (octubre de 1978), en un acto especial que se
celebró en aquella histórica ciudad. (La Vega), las ruinas de cuya primera fundación están siendo
puestas en valor por especialistas
nativos y extranjeros.
Varios pueblos conservan sus primeros documentos con devoción religiosa,
y los veganos debieron tener esa misma
actitud hacia una obra como esta, escrita
por un talento privilegiado como era
el de Guido Despradel y Batista, quien distraía tiempo de sus
ocupaciones profesionales y culturales para sumergirse en la investigación de
los archivos parroquiales y notariales con que confeccionar su trabajo.
En aquellos tiempos no existían las facilidades ni las fuentes necesarias
para hallar a mano el dato o el expediente útil, y había que limitarse a los más factibles.
Muchas obras históricas
estaban escritas en inglés o en francés y había que acudir a las
bibliotecas privilegiadas de aquí y fuera de
afuera para poder consultarlas y traducir partes. De ahí lo inolvidable
de la labor que realizara la Sociedad Dominicana de Bibliófilos, que está colocada en manos
de todos esas obras, - incunables- algunas.
Historia de la Concepción de La Vega es una contribución fundamental para el estudio y el análisis de
una región muy importante de nuestro
país de su evolución económica, política y cultural.
El autor la inicia con sus varias
funciones, aventuras y caracteres de los más variados que hicieron aportes –
también variados a la formación de la
comunidad, desde los jameros (de la sección Jamo), que se gozaban con invadir el lugar en donde
celebraban unas bodas llevándose en sus
caballos a la novia para desflorarla en el monte; siguiendo con el
heroísmo de Marcos Trinidad y Juana
Saltitopa hasta la terquedad
del rico de don Pancho Mariano de
la Mota.
En lo cultural, se halla el lector con
aportes de gentes que ha venido y se ha aplatanado en la comunidad desde el
norte americano, desde Francia, desde Venezuela, desde Inglaterra o desde Haití, de manera que el
gobernador haitiano de 1859 exigió antes de morir, que su corazón fuese enterrado en el centro de la
Plaza de Armas de La Vega.
El
autor. (Dr. Guido Despradel y Batista)
La ocasión es propicia para hablar del médico-escritor Guido
Despradel y Batista, uno de los grandes desconocidos de nuestro país, de las
presentes generaciones.
Despradel y Batista, sobrino de Lorenzo
Despradel, periodista y maestro que alcanzó el grado de coronel en la guerra de
Independencia de Cuba y fue secretario privado
del generalísimo Máximo Gómez, así como su biógrafo- fue un estudiante
excelente y desde la presidencia de la ANEU (Asociación
Nacional de Estudiantes Universitarios),
sostuvo una actitud arraigada y cívica
contra todas las dictaduras cuando se iniciaba la era de Trujillo. En una ocasión se negó a darle
la mano a Trujillo en la antigua casa presidencial de Gazcue, después que
fueron llevados a la presencia del
brigadier numerosos estudiantes de la ANEU detenido en el Parque
Independencia cuando se preparaban para celebrar un mitin.
Se graduó de médico en 1933, ejercido en La
Vega, en donde fundó conmigo (se refiere
el autor de este articulo Julio Cesar
Martínez propietario y director del Periódico Renovación), en 1936 la revista Renovación y la sociedad
Cultura y reorganizo la vieja sociedad
Amor al Estudio, cuya biblioteca lleva
ahora su nombre.
Como dirigente estudiantil estuvo en Haití
para solidarizarse con los universitarios haitianos en su lucha contra la dictadura de Borno. Era flautista,
conferencista, gran conservador, fácil escritor de pluma galena pero sin
alardes. Escribió sobre historia, sociología, agricultura, arqueología,
folklores, etc.
En 1936 leyó un ensayo en la sociedad Amantes de la Luz de
Santiago, que le perfiló como una de las más sólidas promesas en los estudios
sociológicos dominicanos. La conferencia
se intituló “Raíces de Nuestro Espíritu”, y
fue reeditada por Ediciones Renovación en 1971. También fueron reeditados en 1975 su biografía sobre
Juan Pablo Duarte y su trabajo sobre el aporte
de la Familia Duarte Diez a la Independencia Dominicana, trabajo este último que obtuvo
un premio en la sociedad Amantes de la Luz.
El intelectual e investigador se mantuvo
durante años en una posición
increbantable contra la dictadura, pero la presión d esta, resumida en la frase
“te pliega o te muere”. Quebró su voluntad y aceptó un curul de diputado.
Ejerció en el Hospital Padre Billini y fue catedrático de la Universidad de Santo Domingo (hoy,
Universidad Autónoma de Santo Domingo. (UASD).
No
hubo gesto de movimiento cultural
en La Vega que no contase con el apoyo solidario y efectivo de Guido. En un momento en que
todo parecía languidecer definitivamente
bajo la monotonía del absolutismo, Guido inicio en su pueblo un ciclo de lecturas comentadas.
Cuando afuera todo ese monólogo, Guido mantuvo a un grupo
de jóvenes dialogando y debatiendo sobre temas de indiscutible trascendencia
y sentido.
Su Historia apareció el 16 de julio de
1938, como homenaje suyo al primer centenario de la fundación de la Trinitaria,
la sociedad patriótica que en 1838 colocó el detonante de nuestra
Independencia.
En La Vega, en su inmenso aislamiento, el joven participaba
en todos los actos artísticos y
culturales que matizaban todavía aquella comunidad que había sido llamada la
Antenas dominicana, laborando que fue de escritores como don Federico García
Godoy y muchos otros artistas, técnicos y escritores.
En
ocasión en que se organizó un homenaje al ilustre munícipe e historiador
don Manuel Ubaldo Gómez Moya, el gobierno dictatorial pretendió reducir su
categoría de reconocimiento a un gran hombre y hasta amenazó con prohibirlo;
pero Guido y los demás organizadores del homenaje a don Ubaldo se mantuvieron
firmes y el acto colectivo se efectuó sin permitir ninguna mediatización, y
posteriormente se imprimió un folleto
contentivo a todo lo que se escribió en torno a la personalidad de don Manuel
Ubaldo Gómez y Moya, sin hacerse la menor mención como era obligatorio del dictador de turbo (Rafael
Leónidas Trujillo Molina)
Guido, este
hombre muerto prematuramente, con un universo que descubrir ante sus
compueblanos y compatriotas, escribió su Historia de La Vega, con intenso amor y devoción y hasta con sentido crítico edificante que se
advierte en muchos de sus conceptos sobre
la evolución de la comunidad que lo vio
nacer.
En su obra hay un trabajo muy interesante
sobre la usurpación de los apellidos. Explica, inclusive, el origen del propio
apellido Despradel cuya raíz estuvo en Haití. Así explica entre muchos, los
apellidos Montion, La Motta, Del Orbe,
Deschamps, Velazco, etc.
Creo sinceramente que la nueva edición de la Historia de la
Concepción de La Vega, tan oportunamente patrocinada por el Club Rotario de
allí, debe ser motivo de regocijo y
de nuevo interés por las cosas del
pasado de parte de todos los veganos.
Sobre todos de los veganos ausentes. A
veces, los descendientes se olvidan de todo. Olvidar los orígenes no se
constructivo. Tal vez por eso los hebreos no se olvidan ni un momento de su
Talmud ni de su Biblia, ni los
mahometanos (islámicos) se olvidan de su Corán. En la Historia están el alma y el espíritu del hombre. La maldad y
la virtud son la materia prima del hombre
y hay que verificarlas, analizarlas y superarlas
(Revista Renovación, XLIII; 325. Santo
Domingo, 10 de octubre de 1978
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