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UN PATRIMONIO DESAPROVECHADO
Foto; EDIFICIO
DEL CASINO CENTRAL, DE LA CIUDAD DE LA VEGA, RECUERDO DE UN PASADO DE
EXPLENDOR DE LA SOCIEDAD VEGANA. SE ENCUETRA ABANDONADO, EN ESPERA DE
SU HABILITACION
El
12 de octubre de 1924, la entonces emblemática sociedad denominada
Casino Central, Inc. inauguró un majestuoso edificio de dos plantas
diseñado por el ingeniero Pedro Pablo Bonilla y construido por el
maestro Zenón de los Santos. Su estilo arquitectónico se ajustaba a la
tendencia del Art Nouveau, y su ubicación corresponde al lugar donde el
4 de marzo de 1844 los veganos se proclamaron independientes y donde
al grito de ¡Viva la República Dominicana!, enhestaron por primera
vez en el Cibao la bandera nacional.
Esa
institución tenía en su haber el prestigio de haber sido
corresponsable de que La Vega fuera conocida como “Ciudad Culta” al
haber patrocinado, entre otras actividades culturales, la celebración
de los Primeros y Segundos Juegos Florales, en el 1915 y el 1924,
respectivamente. Por años, esa benemérita institución continuó siendo el
centro de los más importantes eventos socio-culturales de esta ciudad.
Su peculiar fachada se caracteriza por los arcos catalanes que muestra
en alto relieve, balcones de herrajes curvos apoyados sobre ménsulas y
coronada por pináculos en forma piramidal.
El edificio está construido por sólidas paredes de ladrillo, como era
la usanza de la época. La primera planta está edificada por áreas
destinadas a oficinas profesionales y por años, la parte que conforma
la esquina, albergó las oficinas de la entones Rentas Internas, hoy
Dirección General de Impuestos Internos.
Un
amplio recibidor conduce a la majestuosa escalera de caoba que da
acceso a la segunda planta; allí se destaca el antiguo salón de baile
con piso en tabloncillos de madera y cuyas paredes estaban adornadas
con espejos de cristal de roca, cuyo destino ignoramos. Por el otro
lado, están el área social, el bar, el salón de juegos y las
dependencias de servicio.
Durante el último decenio y producto de la evolución del país, cambios
a los que no fue ajena nuestra comunidad -el modelo de sociedad, en
cierto modo elitista, que le dio origen y vida a esa sociedad- fue
desapareciendo y con él las instituciones que ese modelo generó.
Consecuentemente, la institución legal Casino Central, Inc. parece
estar sumida en una especie de limbo jurídico y vemos con preocupación
cómo su planta física se deteriora progresivamente, sin vislumbrarse
una solución que por lo menos permita a los veganos utilizar la
emblemática edificación en beneficio de la comunidad, a sabiendas que
por su ubicación, historia y características arquitectónicas y
constructivas, sería un lugar ideal para albergar los museos
religiosos, de carnaval e historia de La Vega; aparte de que también
pudiera utilizarse como escuela para las artes.
Desafortunadamente,
una especie de desidia e irresponsabilidad colectiva parece haberse
apoderado de sus socios activos y vemos, con profunda pena, que el lugar
donde se proclamó aquí la independencia nacional, se enhestó por
primera vez en el Cibao la bandera nacional y los veganos recibimos
alborozados -el 24 de junio de 1844- la presencia del Padre de la Patria
Juan Pablo Duarte, aparte de estar en proceso de deterioro, hoy
albergue desenfadadamente una banca de apuestas.
Finalmente, sugiero a los que actualmente administran los bienes de la
inerte sociedad Casino Central, Inc., que en correspondencia con los
ideales beneméritos de sus fundadores del 1913 y de las prescripciones
de los Estatutos Fundamentales aprobados por ellos el 12 de agosto de
1925, en consonancia con la Orden Ejecutiva No.520 del 26 de julio de
1920, procedan a convocar una Asamblea General que determine el destino
de los bienes de la sociedad -entre ellos y de manera principal su
edificio-, a fin de que puedan ser utilizados en beneficio de la
comunidad. ¡No hacerlo constituiría un crimen de lesa veganidad!
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