Nº3 Experimento psicosocial – Una clase dividida (Jane Elliot, 1968)
El Blog de la Fundación iS+D ha
realizado una serie de artículos sobre los experimentos sociales más
importantes a lo largo de la historia. Este artículo ha sido
elaborado íntegramente por Javier Rodríguez gestor de esta entidad, al que le agradecemos el poder publicarlo en nuestra web.
El experimento psicosocial que os presentamos hoy trata sobre la intolerancia. En 1968 la maestra de primaria Jane Elliot decidió llevar a cabo un ejercicio pedagógico con sus alumnas y alumnos
a raíz de la muerte de Martin Luther King. Se trataba de un experimento
basado en la categorización social y su objetivo era concienciar al
alumnado de los efectos de la discriminación, tanto en quien la ejerce
como en quien la padece.
Consistió en dividir el aula en dos grupos en función del color de los ojos. De esta manera, a los niños y niñas que tuvieran los ojos azulesla
profesora les diría que son superiores y más inteligentes que los de
los ojos marrones y por eso tenían derecho a ir al recreo o podían
repetir la comida. Mientras, a los niños de ojos marrones les
diría que son más lentos, menos inteligentes y más torpes, por lo que
no podrían disfrutar de los privilegios de los primeros. Además, a cada
niña y niño de la clase con ojos marrones se les hizo ponerse un pañuelo
en el cuello que servía para identificarles rápidamente como el grupo
discriminado. Esta separación en el aula rápidamente obtuvo
consecuencias y empezaron las peleas entre ambos grupos y las
discusiones en clase. Amigos de toda la vida se veían ahora enfrentados
simplemente por el hecho de que les habían dicho que eran diferentes.
Al día
siguiente, la profesora invirtió los papeles y los niños de ojos
marrones pasaron a ser los superiores. Lo curioso es que en ese momento
este grupo realizó las tareas y los ejercicios de clase bastante más
rápido que lo habían hecho el día anterior y mucho más rápido que el
grupo de ojos azules. Cada grupo había adoptado perfectamente el rol de
dominantes y subordinados con los correspondientes estados de ánimo de
alegría y tristeza en cada uno de ellos. Al finalizar este ejercicio, la
profesora les explicó que se trataba de un ejercicio para que se dieran
cuenta de cómo actúan los racistas en su país y que si no les parecía
justo sentirse discriminados por el color de sus ojos, tampoco es justo
perpetuar los prejuicios sociales basados en categorías como el color de
la piel.
Más tarde,
Elliot desarrolló un experimento similar con funcionarios de una prisión
de máxima seguridad de Nueva York y obtuvo resultados sorprendentemente
muy parecidos a los de los niños.
Este experimento lo podéis ver en el documental de “A class divided” de William Peters (1985 )
donde enseña el reencuentro de los ex-alumnos 15 años después del
experimento con su profesora Jane Elliott en su antigua escuela de
Riceville (Iowa) y les muestra las imágenes del experimento. Los
antiguos alumnos afirmaron que este experimento pedagógico sobre la
discrimiación les había ayudado mucho como personas en sus vidas.
Así, Jane
Elliot consigue que nos hagamos una profunda reflexión sobre la igualdad
entre las personas. Este tipo de experimentos nos ayuda a saber cómo y
por qué se produce la discriminación y se justifica la intolerancia
entre grupos sociales. Hay que tener en cuenta, como dice la propia
maestra Jane Elliot, que se trata de un experimento muy controvertido y
puede resultar peligroso llevarlo a cabo si no se tienen los
conocimientos necesarios para hacerlo.
Fuente: blog.isdfundacion.org
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