EL MERENGUE EXPRESION CULTURAL DEL
CARIBE DE HABLA HIPANA.
Fuente; José
G. Guerrero. Boletín del Museo del Hombre Dominicano. Año XXVII. Núm. 28 –
2000. Santo Domingo.
Primera
Parte.
El Merengue música bailable que forma parte
integral de las expresiones culturales de la identidad de la República
Dominicana, y en gran parte de la América Latina y el Caribe insular .
La historia
del merengue, al margen de otras expresiones musicales y bailables, es una abstracción válida para fines de estudios y exposiciones. Es hoy el
baile nacional dominicano, es parte del proceso de asimilación y diferenciación, lucha y competencia con
otras expresiones musicales antillanas. Cabe preguntarse ¿ Como el merengue se
transforma de expresión popular
rechazada a expresión nacional para responderla
es necesario recorrer un periplo desde el siglo XVIII hacia la
actualidad?.
El
origen caribeño del merengue.
El origen es
incierto. Músicos e investigadores
dan diversas opiniones sobre,
él. Emilio Rodríguez Demorizi, “no parece que pueda atribuirse origen
haitiano, pues no había sido popular
en el 1855, época de cruentas batallas
contra Haití ni sus opositores habrían
dejado de señalar tal procedencia como suficiente motivo para su repudio”.
Para Jean Fouchard, investigador haitiano, “el merengue dominicano tiene su origen en
el meringue haitiana del siglo XVIII.”
Para Alejo Carpentier, músico y literato cubano, “éste sale de Cuba
hacia Puerto Rico, Haití y República Dominicana”. Para Dueño Colón, Rosa Nieves y Salvador
Brau, investigadores y músicos boricuas,
la “danza
que vino de Cuba es modificada en Puerto Rico, especialmente su segunda
parte llamada merengue”. Deschmps afirma en 1907 “que el merengue dominicano es la
misma danza cubana y puertorriqueña, aunque con distintos nombres y ligeras
variantes en el número de compases”. Para los folkloristas dominicanos
Fradique Lizardo y Flerida de Nolasco,
el merengue tiene orígenes diferentes para el primero viene de África (Madagascar y
Dahomey) y, para la segunda, de España (las cantigas de Alfonso El Sabio,
siglo XII d.C. )
Julio Cesar
Paulino, etnomusicólogo dominicano y director del Archivo Nacional de Música,
afirma “que el merengue no procede de África ni de España, sino que es el resultado de un proceso de transculturización
afroeuropeo. La palabra merengue tampoco ayuda a aclarar la discusión. A pesar que es
de origen bantú y significa “movimiento”, Flerida de Nolasco “considera que del dulce confeccionado con clara de huevo y azúcar llamado merengue. Merengue y
meringue vienen del baile bantú
llamado maringa. El problema es que las estructuras rítmicas de los tres bailes son diferentes (Carlos Batista
Matos. Historia y Evolucion del
Merengue. Edit. Cañabrava .Santo Domingo
1999-206)
El único consenso
posible es la discusión es aceptar el
proceso de transculturización afroeuropeo
y caribeño, así como el permanente intercambio cultural entre las islas
y culturas del Caribe.
El merengue se
paseó por todas las Antillas y poco
importa el lugar de origen. De acuerdo con Fradique Lizardo: “vino de algún
sitio y no tiene por qué ser de origen dominicano”. Si este baile lleva el
nombre de merenguen en Cuba y Puerto Rico, debió llegar a nuestro país con este nombre y así permaneció. (Fradique Lizardo. Música y folklore.
Instituto Tecnológico de Santo Domingo-INTEC-.Vol. V. editora Corripio. Santo
Domingo. 1981-148). Bailes
con este nombre se registran en: Santo Domingo, Haití, Puerto Rico, Curazao,
Venezuela, Colombia, y Panamá,
aunque los patrones rítmicos sean diferentes al nuestro. En el siglo XIX el
merengue era caribeño, pero desde finales del mismo siglo e inicio del XX, será
una expresión singular de la identidad cultural de la República Dominicana.
Aparición
del merenguen en la República Dominicana.
Una versión
oral afirma que el merengue nació tras
una batalla que los dominicanos
ganaron contra Haití en los inicios de
la Independencia (1844). Once años más tarde. Juan Bautista Alfonseca (1810-1875), jefe de la banda militar y uno de los padres del
merengue, compones varios.
Desgraciadamente, solo se conserva un fragmento de un merengue de este llamado Juan Aquilina donde se menciona
la palabra merenguear y describe una
fiesta en la cual una persona le rompe el cuatro en la cabeza a un músico. La aparición del merengue, es
un ambiente militar o social, resulto un escándalo, por lo menos
para las autoridades y sectores sociales
dominantes. Quienes bailaban merengue en Puerto Rico o República Dominicana a
mediado del siglo XIX podía ser criticado, multado o encarcelado.
En Puerto Rico, donde se registra su
primera mención, es prohibido en 1849. En la República Dominicana, el 26 de
noviembre de 1856, poetas, escritores y políticos connotados iniciaron una
campaña en contra del merengue de salón llamándole “confusión, laberinto,
progenie impura, hijo del diablo”.
Francisco
E. Espaillat en 1875, un año antes
de ser Presidente de la República, solicita su extradición no solo de los
salones de baile, sino también del país
En Puerto Rico
la prohibición del merengue, vigente hasta el 1859, fue una medida impopular y,
en la República Dominicana, uno de los críticos aconsejó bailarlo con decencia. Todo esto indica que
el merengue era un baile popular que comenzaba a tener adeptos hasta en los
ambientes de clase alta.
El merengue no
era el primer atacado por escandaloso.
En el 1780, las autoridades acusaban a los estudiantes de excederse en las
fiestas anuales de la Universidad. Para el 1784 estaban prohibidos los bailes llamados; holandés, danois, tango, bambula y jodú. En 1809, el ingles W. Walton decía que las danzas de
negros en Haití, y de los mulatos de Santo Domingo eran “un circulo de lascivos
bacanales”… repulsivos por la obscenidad”. En
1816, en Higuey se prohíbe a
personas libres admitir negros y negras esclavos en sus fiestas, a quienes se les permitía
reunirse solo en días festivos y entre “su misma clase”. Para 1820, eran
prohibidos los bailes de noche en las calles y plazas públicas y, en las casas,
solo se permitían en días festivos. En 1845 se prohibía
hacer fiestas profanas durante celebraciones religiosas y, para el 1878, no era permitido a los
religiosos asistir a fiestas, bodas y juegos
que desdicen de la gravedad eclesiástica, teles como los bailes de empresas, plenas y bailes de cueros”.
Para el 1881,
el Ayuntamiento de Santiago fijaba un impuesto ´para todo baile rural. En 1897
queda prohibida la plena puertorriqueña. En la actualidad según el Reglamento de Espectáculos Públicos
(vigentes desde 1971), en Santo Domingo se prohibe bailarines que bailen Rumbas, Danzas Africanas,
Striptase, y todos aquellos que sean
considerados atentatorios a la moral y al pudor publico-
En Santo
Domingo, el baile es una de las pasiones
más fuerte, viva y dominante desde los tiempos coloniales en que se bailaba en
las iglesias, calles y plazas públicas, hasta el presente en un pan nuestro de
cada día. En 1698, el padre Labat decía
que la pasión por la danza iba más allá
de toda imaginación; viejos, jóvenes,
niños “todos parecen que
han bailado desde el vientre de
la madre”. Las prohibiciones y críticas no impidieron que el pueblo dominicano
continuara bailando merengue y otras danzas.
No se
sabe si el 27 de febrero de 1844, día de
la Independencia de la República Dominicana, se bailo merengue. No hay un
documento que así lo afirme, aunque sí se sabe que hubo una larga serie de
bailes. Mientras las tropas iban para
el sur a la guerra contra Haití “se bailaba sin descanso”. El cónsul
Saint-Denys hacia que “unos peleaban y
otros bailaban” (Emilio
Rodríguez Demorizi, Música y baile en Santo Domingo, Librería Hispaniola, Santo
Domingo, 1971. Pág. 68)
El merengue típico
En el 1875, el
merengue de salón casi desaparece del habito nacional, producto de la crítica
social de antaño, mientras que n los campos y barrios pobres se perfilaba
un nuevo estilo llamado merengue típico.
En aquel
año muere Juan Bautista Alfonseca, padre
del merengue del siglo XIX y nace Ñico Lora, el relevo del merengue de fines
del siglo y comienzo del XX.
La aparición
del acordeón a nivel popular produjo una
verdadera revolución- macro cambio le
llama Julio César Paulino. En la música dominicana. También en Brasil,
Colombia, Panamá, Rio de la Plata, y Estados Unidos se asocia a música de amplio
espectro popular como son el forró, vallenato, cumbia, pindín, tango y el jazz, respectivamente. Su carácter
festivo ésta fuera de toda duda. Pues definitivamente se asocia con músicas sagradas
El nuevo
instrumento llegó procedente de Alemania como parte del activo intercambio comercial que el país
desarrollaba con el puerto de Hamburgo, destino final del tabaco
dominicano. De fácil manejo y adquisición, se adaptaba maravillosamente a los
gustos musicales del pueblo, entonces
menos apegado al trabajo que a las armas
y al baile. Un poeta a finales del siglo XIX decía que “la generosidad de
nuestras gentes de los campos sabe tocar acordeón.
El acordeón
expande la popularidad del merengue a tal punto que para muchos parece de
aquí,. Modifica su desarrollo melódico, aporta mayor velocidad rítmica y
desplaza los instrumentos rústicos de cuerdas. Así como en 1850 el merengue había suplantado a la tumba. Ahora
el acordeón desplazaba al tres, el cuatro, el seis y el triple. La presencia
del acordeón no para desapercibida y una campaña trata de impedir o limar su difusión. Se propone su exilio, le llaman “insípido y horripilante”, le acusan de
promover pleitos y hombres vagos sin inter3s por la guerra ni el trabajo y, en
Santiago, quieren aumentarle el impuesto de
importación. Nada de esto impidió
su popularizad, pues los acordeonistas se anunciaban como su fueran médicos (Emilio Rodríguez
Demorizi, Música y baile en Santo Domingo, Librería Hispaniola, Santo Domingo,
1971. Pág. 152)
Ñico Lora, prolífico
compositor de merengue típico, será fuente de inspiración para los maestro de
orquestas y compositores del siglo XX. Con él tocaba José Rodríguez (Flinche) creador del jaleo y
un nuevo toque de tambora “golpeándola con la mano izquierda y con un palo con la derecha”, tal y como se hace hoy. Posteriormente, a
partir del 1908 se integra el saxofón, instrumento que tendrá un impacto
innovador tan fuerte como el acordeón, tanto en el merengue típico como en el de la orquesta. El saxofón aparece originalmente
en las bandas militares y, en el merengue desempeña un papel fundamental en
el jaleo el cual la pareja ejecuta sus
pasos.
El merengue
típico recorrerá el territorio nacional con mayor celeridad cuando Trujillo lo
utilice en las campañas políticas de
1930 y 1934. En la actualidad, este merengue tocado por un perico ripio, - acordeón, güiro y tambora, algunas veces también
acompañado por saxo y marimba. Subsiste en el país especialmente, en la rica
región del Cibao.
El
merengue de orquesta.
La forma
moderna del merengue comenzó a perfilarse en el país por los años 1915-16 producto de la
confluencia del merengue típico y el de
orquesta. Los merengues de ocho compases en el siglo XIX prácticamente
desaparecieron al final del siglo. A principios del siglo XX, en la Línea Noroeste reaparecía con frases de 16
compases y un estilo distinto que originó la forma actual de dicha danza. Hacia
1916, se escriben los primeros merengues
típicos y de orquesta. Dos años más
tarde, Juan Francisco García toca por primera
vez merengues estilizados,
aunque con el nombre de danza
típica.
Son merengues antiguos, revestidos con rica
armonía y novedosa orquestación. El con
una corta introducción, dos partes repetidas y un trió, Emilio Arté le agrega
el paseo en 1922 y, en el mismo
año, Juan Bautista Espínola toca los
primeros merengues en La Vega (
Espínola Reyes, le toca el honor de haber llevado el merengue por vez primera en sociedad, este fue en
el Casino Central de la ciudad de La Concepción de La Vega), y una
orquesta en Santiago lo hace en Puerto Plata. En 1927, Julio Alberto Hernández
publica el primer Álbum Musical dedicado a la música vernácula y, en 1928, la Columbia graba cuatro discos,
incluyendo tres merengues que, aunque consignados en la etiquetas con ese
nombre, eran irreconocibles como tales. (Arístides Incháustigui. El disco en
República Dominicana. Amigo del Hogar, Santo Domingo, 1988-15)
La primera
ocupación norteamericana de la República
Dominicana (1916-1924) dejará huellas permanente en el Estado y la sociedad,
así como en la cultura musical del país. Una
resolución prohibía la ejecución
del fox trot y del charleston en
casas, plazas y salones de fiesta. Diversos músicos compusieron piezas
en contra de la intervención y el maestro
Julio Arzeno, quien publica el primer libro
sobre música folklórica en Santo Domingo, llegó a ser encarcelado. Sin
embargo, el fox trox “Mi hombre” se
impuso sobre el ambiente hostil
a esta música, dado su origen francés, su excelente arreglo y el sabor
completamente latino de su melodía (Luis Alberti. De música y orquestas bailables dominicanas:
1910-1959. Editora Taller, Santo Domingo. 1975.)
El charleston,
una danza del sur de los Estados Unidos que alcanzó fama mundial a partir de
los años 20 en virtud de la composición de J. P. Johnson de igual nombre,
contribuyó enormemente al desarrollo del Jazz,
especialmente por su ritmo fuertemente sincopado ( Clergeat A. Carles y J. L. Comolli.
Diccionario del Jazz. Editora Anaya 7 Mario Muchnik. Gran Bretaña. 1988).
Durante esta época se introducen en el
país el saxo en mi bemol, el trombón de vara, banjo y
batería. Para 1925, existían numerosas
Jazz Bands especializadas en interpretar música americana. Premisamente,
el maestro Luis Alberti debuta en 1928
con su Jazz Band Alberti.
En el contexto
de la influencia norteamericana sobre la sociedad dominicana. Toño Abreu había
creado un estilo de merengue llamado pambiche, más lento que el original y con ritmo bastante sincopado, para que
supuestamente el norteamericano, que
bailaba dando brinquito, pudiera bailar el merengue dominicano. Como el
autor había creado un merengue que no era ni el tradicional ni fox trop,
se invento el neologismo de pambiche, corruptela de Palm Beach, tela de moda en aquel entonces
que era” ni dril ni casimir”. Sin
embargo, el pambiche no es ninguna
innovación ni adaptación a los pasos de los norteamericanos, sino una muestra
de la primera manifestaciones del merengue liniero llamado juangomero
En aquella
época, las orquestas de bailes de Santo Domingo tocaban un repertorio muy variado incluyendo músicas
europeas, caribeñas y norteamericanas,
tales como vals, danzas,
danzones, criollas, mazurcas, polkas, one step y un merengue al final
del baile. La mayoría de músicos de baile pertenecía a la banda municipal de
su pueblo (Luis Alberti, De música y orquestas
dominicanas. 1910-1959. Editora Taller. Santo Domingo. 1975. Pág.
24), la cual seguía el patrón
establecido por las bandas militares
francesas. En los Estados Unidos, la
brass band tocaban en todo tipo de
ocasiones y toda clase de música sin
limitarse al jazz, al igual que lo
hacían las bandas municipales y las orquestas en Santo Domingo. Desde
antes de 1916, la música cubana
era una moda tan popular que las orquestas que no tocaban el gaitero, modismo de Juan
Espinola inspirado en el danzón, no eran contratadas.
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