jueves, 23 de enero de 2014

EL PERIODISMO


EL PERIODISMO.
El Periodismo, bien y rectamente ejercido, favorece los intereses morales y materiales de la sociedad, otro  tanta daña, perjudica, pudre y corre, desmoraliza y pervierte el abuso de la presa. No es este un instrumento que adapta a la ignorancia o a la impericia; y degenera  en arma funesta cuando la esgrime la mala fe.
Cuestiones  de ética, cuestiones de didáctica, cuestiones religiosas, políticas, económicas, administrativas, industriales,  artísticas; todo  lo que puede interesar y agitar al espíritu humano,  todo eso  y más aún es  del dominio de la prensa periódica; todo es materia para su entretenimiento y alimentación.
El periodismo ilustrado es el que  conduce hábilmente a las discusiones y controversias en busca de la verdad moral, la verdad científica, la verdad social;  es el que  todo lo llena con su luz, para que los combatientes no se ofusquen; es el que sugiere las mejores inspiraciones durante el combate;  el que pronuncia la última palabra, el que determina la derrota en el campo del error; el que entona el himno de triunfo después  de la victoria.
El periodismo, profano por  pumas inexpertas, torpes o mal intencionadas, es,  al contrario, un llamamiento desordenado a la pasiones, a la mentira, al exterior de la razón.
Con el atrevimiento de su inconsciencia, él se mete en todo, habla de todo, juzga y falla sobre todo, y desbarra en todo. ´pero aunque sus fallos, sus juicios y sus discursos no son sino viento que pasa, humo que se disipa en los aires, rumor que se  extingue en el espacio  de una semana, de un mes, de  un año; de lo que tarda la verdad en dejar ver  sus puros  reflejos, esos eclipses pasajeros son siempre funestos,  siempre malsanos, y dejan la razón  de los ignorantes enferma, el ánimo de los  discretos entristecido; la vanidad de los malvados engreída, la fe de los buenos hondamente  quebrantada.
Hoy el mundo en  los diferentes estamentos mundiales, en el consenso de naciones, en los conclaves de todos las ramas del saber humanos, científicos,  celebridades literarias,  las academias de ciencias de  los países desarrollados, las principales  columnas de los  más prestigiosos periódicos de los países, hacen observaciones, recomendaciones  en largas discusiones, con argumentos luminosos, con caudal de las verdades que sustentan, en busca de un acuerdo común,  el punto en donde  todos  entrevén la verdad. . pero el periodista indocto, licencioso, ignorante, desde algún rincón del mundo con ridícula soberbia sobre la opinión  que tiene sobre los hechos que  no conoce  atribuyes  los  lauros, adjudica  la palma del triunfo a quien no merece, y condenando con desdén y en términos incorrectos y soeces,  contrario a la doctrina que el no conoce ni comprende. .
El remedio consiste en que, las leyes no permiten  que todo  el mundo ejerza  la medicina, tampoco se debiera permitir a la ignorancia el ejercicio  del periodismo, a fin de que no propine venenos mortíferos a la sociedad, creyendo que le da salud
Fuente consultada;  Francisco Javier Billiág. 264-265ni. Obras III. Año VIII.  La Crónica 1882.Recopilacion y publicación de Mons, Hugo E. Polanco Brito. Academia Dominicana de la Historia. Santo Domingo. 1987. Pág. 264-265

No hay comentarios:

Publicar un comentario