viernes, 6 de septiembre de 2013

VERDADES SENCIALES


VERDADES SENCIALES
Escrito de José Martí,   contenido en la obra “San Martin, Bolívar, Washington y otros escritos”,  Colección Universo, Editorial Sepena Argentina, S.R.L. Esmeralda 116, primera edición julio de 1943, Págs. 130-  131 y 133 y 134
< Ser culto es el único modo de ser libre>
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Hay  un cúmulo de verdades esenciales que caben en el ala de un colibrí, y son sin embargo, la clave de la paz pública, la elevación  espiritual y la grandeza patria.
Es necesario mantener a los hombres en el conocimiento de la tierra y en  el de la perdurabilidad  y trascendencia de la vida.
Los hombres han de vivir en el goce pacifico, natural e inevitable de la libertad, como viven  en el goce del aire y de la Luz.
 Está condenado a morir un pueblo en  que no se desenvuelven por igual la afición a la riqueza y el conocimiento de la dulcedumbre, necesidad y placeres de la vida.
Los hombres necesitan conocer la composición, fecundación, transformación y aplicación de los elementos materiales de cuyo laboreo le viene la saludable elegancia del que  trabaja directamente en la Naturaleza,  el vigor del cuerpo que resulta del contacto con las fuerzas de la tierra, y la fortuna honesta y ceguera que produce su cultivo
Los  hombres necesitan quien les nueva a menudo la compasión en el pecho, y las lagrimas en los ojos, y les haga el supremo bien de sentirse generosos;  que  por maravillosa compensación de la Naturaleza aquel que se da, crece;  y el que se repliega en sí y vive  de pequeños  goces, y  teme partirlos con los demás, y sólo piensa avariciosamente en  beneficial sus apetitos, se  ve troncado de hombre en soledad, y lleva en su pecho todas las canas del invierno, y llega  a ser  por dentro, y aparecer por fuera, un insecto.
Los hombres crecen, crecen físicamente, de  una manera visible crecen, cuando aprenden  algo,  cuando entran a poseer algo,  y cuando han  hecho algún bien.
Sólo los necios hablan de desdichas, o los egoístas.  La felicidad existe sobre la tierra; y se le conquista con el ejercicio prudente de la razón, el conocimiento  de la armonía del Universo, y la práctica constante de la generosidad.
El que la busque en otra parte, no la hallará; que después de haber  gustado todas la copas de la  vida,  sólo en ésas se encuentra sabor
Ser bueno es el único  modo de ser dichoso. Ser culto es el único modo de ser libre. Pero en lo común  de la naturaleza humana, se necesita ser próspero para ser bueno. Y  el único camino abierto  a la perpetuidad constante y fácil es el de conocer, cultivar,  y aprovechar los elementos inagotables e infatigables de la naturaleza.
NO DEBE ABANDONARSE POR DESCUIDO
Si hay  algo sagrado en cuanto  alumbra el sol, son los intereses patrios. Es natural y humano que el hombre piense constantemente en sí, aun  en sus actos de mayor abnegación y descuido de sí propio, y  procure conciliar su adelanto personal y la utilidad pública, y  servir a ésta de modo que resulte aquel favorecido o no muy engañado
Pero no hay viles mayores que los que  miran  exclusivamente los intereses de la patria como medios de satisfacer su vanidad o levantar su fortuna
Estos son apóstatas de la gran religión del hombre, que en cada uno tiene una  columna y ya se va condensando en imágenes racionales y grandiosas, dignas por su poesía de las imágenes vencidas y superiores a ella por su amplitud y majestad 
Ladrones de altar son esos comerciantes de opinión, y debían sacarlos por las calles con sayal de lienzo y la cabeza llena de ceniza
De modo que no podemos aplaudir a los políticos de oficio, que no  anda en la cosa pública para preservarla y trabajar por  su bien, sino para servirse de ella en beneficio de su ambición  o de su bolsa
Por el ala, como se sabe, no entra por mucho  en la composición del hombre, que parece tener más de uña y de diente; y si bien es cuerdo conservar siempre la hornilla  encendida y los hierros en blanco para marcar a esos traficantes de modo  que se vea, e  impedir que  corrompan y esclavicen la República, cuerdo es también  reconocer la ambición impura y disfrazadas como factor inevitable de las funciones humanas, y  valerse de ella, ya que no puede suprimírsela, para mejor servir a la virtud
Y como guía y aviso en los países que se están  formando, es de prudencia advertir que no basta salir a la defensa de las libertades con esfuerzos épicos e interminables cuando se las ve amenazadas en momentos críticos, sino que  todo momento es crítico para la guarda de las libertades; y , no bien se retiran de ella, por  noble altivez o pudorosa modestia, los celadores  honrados, asaltan sus puestos como buitres que quieren hacer de águilas, los que tienen en sus pasiones agresivas de codicia o soberbia una fuerza permanente, y se adueñan con tenacidad formidable de lo que  los virtuosos prepararon

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