VERDADES SENCIALES
Escrito de José Martí, contenido en la obra “San Martin, Bolívar,
Washington y otros escritos”, Colección
Universo, Editorial Sepena Argentina, S.R.L. Esmeralda 116, primera edición
julio de 1943, Págs. 130- 131 y 133 y
134
< Ser culto es el único modo
de ser libre>
Hay un cúmulo de verdades esenciales que caben en
el ala de un colibrí, y son sin embargo, la clave de la paz pública, la
elevación espiritual y la grandeza patria.
Es
necesario mantener a los hombres en el conocimiento de la tierra y en el de la perdurabilidad y trascendencia de la vida.
Los
hombres han de vivir en el goce pacifico, natural e inevitable de la libertad,
como viven en el goce del aire y de la
Luz.
Está condenado a morir un pueblo en que no se desenvuelven por igual la afición a
la riqueza y el conocimiento de la dulcedumbre, necesidad y placeres de la
vida.
Los
hombres necesitan conocer la composición, fecundación, transformación y
aplicación de los elementos materiales de cuyo laboreo le viene la saludable
elegancia del que trabaja directamente
en la Naturaleza, el vigor del cuerpo
que resulta del contacto con las fuerzas de la tierra, y la fortuna honesta y
ceguera que produce su cultivo
Los hombres necesitan quien les nueva a menudo la
compasión en el pecho, y las lagrimas en los ojos, y les haga el supremo bien
de sentirse generosos; que por maravillosa compensación de la Naturaleza
aquel que se da, crece; y el que se
repliega en sí y vive de pequeños goces, y
teme partirlos con los demás, y sólo piensa avariciosamente en beneficial sus apetitos, se ve troncado de hombre en soledad, y lleva en
su pecho todas las canas del invierno, y llega
a ser por dentro, y aparecer por
fuera, un insecto.
Los
hombres crecen, crecen físicamente, de
una manera visible crecen, cuando aprenden algo,
cuando entran a poseer algo, y
cuando han hecho algún bien.
Sólo
los necios hablan de desdichas, o los egoístas.
La felicidad existe sobre la tierra; y se le conquista con el ejercicio
prudente de la razón, el conocimiento de
la armonía del Universo, y la práctica constante de la generosidad.
El
que la busque en otra parte, no la hallará; que después de haber gustado todas la copas de la vida,
sólo en ésas se encuentra sabor
Ser
bueno es el único modo de ser dichoso.
Ser culto es el único modo de ser libre. Pero en lo común de la naturaleza humana, se necesita ser
próspero para ser bueno. Y el único
camino abierto a la perpetuidad constante
y fácil es el de conocer, cultivar, y
aprovechar los elementos inagotables e infatigables de la naturaleza.
NO DEBE ABANDONARSE POR DESCUIDO
Si
hay algo sagrado en cuanto alumbra el sol, son los intereses patrios. Es
natural y humano que el hombre piense constantemente en sí, aun en sus actos de mayor abnegación y descuido
de sí propio, y procure conciliar su
adelanto personal y la utilidad pública, y
servir a ésta de modo que resulte aquel favorecido o no muy engañado
Pero
no hay viles mayores que los que
miran exclusivamente los
intereses de la patria como medios de satisfacer su vanidad o levantar su
fortuna
Estos
son apóstatas de la gran religión del hombre, que en cada uno tiene una columna y ya se va condensando en imágenes
racionales y grandiosas, dignas por su poesía de las imágenes vencidas y
superiores a ella por su amplitud y majestad
Ladrones
de altar son esos comerciantes de opinión, y debían sacarlos por las calles con
sayal de lienzo y la cabeza llena de ceniza
De
modo que no podemos aplaudir a los políticos de oficio, que no anda en la cosa pública para preservarla y
trabajar por su bien, sino para servirse
de ella en beneficio de su ambición o de
su bolsa
Por
el ala, como se sabe, no entra por mucho
en la composición del hombre, que parece tener más de uña y de diente; y
si bien es cuerdo conservar siempre la hornilla
encendida y los hierros en blanco para marcar a esos traficantes de
modo que se vea, e impedir que
corrompan y esclavicen la República, cuerdo es también reconocer la ambición impura y disfrazadas
como factor inevitable de las funciones humanas, y valerse de ella, ya que no puede
suprimírsela, para mejor servir a la virtud
Y
como guía y aviso en los países que se están
formando, es de prudencia advertir que no basta salir a la defensa de
las libertades con esfuerzos épicos e interminables cuando se las ve amenazadas
en momentos críticos, sino que todo
momento es crítico para la guarda de las libertades; y , no bien se retiran de
ella, por noble altivez o pudorosa
modestia, los celadores honrados,
asaltan sus puestos como buitres que quieren hacer de águilas, los que tienen
en sus pasiones agresivas de codicia o soberbia una fuerza permanente, y se
adueñan con tenacidad formidable de lo que
los virtuosos prepararon
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