sábado, 16 de febrero de 2013

SANTA CATERINA, CONVENTO DOMINICO DEL S. XIII


SANTA CATERINA, CONVENTO DOMINICO DEL S. XIII

El pensamiento anticlerical de los liberales del XIX, sobre todo, el del Sr. primer ministro, Mendizabal, con su ley para la Desamortización eclesiástica de  1935, demolió numerosos conventos, autenticas joyas del arte religioso, amén de pinturas, frescos y bibliotecas.
So pretexto  de perseguir sanear las arcas públicas y de crear una clase media que diera soporte a la monarquía en plena guerra carlista, se inició la Desamortización eclesiastica que afectó, particularmente, a conventos, monasterios y tierras de la Iglesia. 
Previamente, ya habían creado  el ambiente adecuado, que ve reflejado en las bullangas populares. En el caso de Barcelona, después de una corrida de toros mansos, el público enfurecido se dirigió al centro de la ciudad y empezó a quemar conventos.
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Ardió el primero el convento de Carmelitas descalzos, y subió de punto la audacia, conseguido el primer triunfo.
Corría la tea abrasadora por todas las calles de la ciudad, y el segundo acometimiento se verificó en el convento de Carmelitas calzados. Pero la cosa iba con tal ímpetu y presteza, que arden á la vez las puertas de varios conventos, y sus moradores despavoridos pueden apenas huir por donde les depara la suerte y en varias direcciones, pereciendo unos cuantos en medio de la confusión y del trastorno". 
"No animaba en manera alguna á sus contrarios la esperanza del pillaje, porque lo que no devoraron las llamas se encontró intacto en las iglesias y en las celdas: ni espantaron la ciudad con confusa y alarmante gritería, pues solo resonaban los golpes del martillo que abría los entejados, ó el estrépito de la bóveda que se desplomaba; y con tan extraordinario orden obraban, que parecían los hombres unos trabajadores asalariados por la ciudad, y las mujeres pagadas para alumbrar el trabajo de los hombres. Una parte del pueblo, hombres y mujeres también, eran espectadores de aquel terrible espectáculo, y parecía que algunos no acababan de persuadirse de que sus ojos veían; y otros había que parecía se alegraban, como quien de una vez desempeñaba con el efecto sus deseos y pensamientos".
El grande y nuevo convento del Seminario, situado en un ángulo de la poblacion, fué atacado por un corto número de personas; defendiéronse los frailes haciendo fuego, é hiriendo á algunos, hicieron volver las espaldas á los demás.
Iban á pegar fuego al de Capuchinos y Trinitarios calzados; y como las llamas hubieran inevitablemente hecho presa de las casas vecinas, se desistió del intento.
Tampoco fué incendiado el de Servitas, por la voz que cundió de que el Cuerpo de artillería tiene muy inmediato su almacen de pertrechos". y dice el relato: "Y cosa verdaderamente rara, á pesar de que fueron incendiados seis conventos: el de Carmelitas descalzos, el de Carmelitas calzados, el de Dominicos, el de Trinitarios descalzos, el de Agustinos calzados, y las puertas del de los Mínimos, ninguna casa particular sufrió el menor daño; ni nadie fue oprimido de la ruina de los fragmentos que caían y volaban de una á otra parte, ni recibió la menor herida con los encuentros y choques de unos con otros, llevando todos empleadas las manos con varios instrumentos, en tan confuso tropel"
No se puede entender, que el fracaso de una corrida de toro debido a sus toros mansos, pueda provocar un estallido de tanta violencia contra los conventos de la ciudad, si previamente no se ha alimentado esa actitud antirreligiosa, que más tarde veremos en la Semana Trágica de Barcelona de 1909
y en la guerra civil de 1936. 

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