EL RESTAURANT
LA GIOCONDA.
Orgullo de la Sultana del Camú de ese entonces,
bello, elegante, aristocrático reflejo de una época de progreso y la expansión del comercio, las artes y la cultura de lo
que fuera la Olímpica y culta ciudad de la Concepción de La Vega, nada
queda hoy lamentablemente de ese esplendor del arte y la cultura de la
primada ciudad donde fue la cuna de la
expansión hacia otras islas del Caribe
y tierra firme del continente americano.
El Restaurant La Gioconda llego a ser desde su inicio en 1911, el primero de toda la región
del Cibao, su fama corrió por toda la
amplia zona norte del país como en el reto de la nación, para el
orgullo de los moradores de la novia del Camú.
Abrió sus puertas el 11 de febrero de 1911, siendo su propietario el
señor José García Rodríguez de nacionalidad puertorriqueña, quien había
contraído nupcias con la elegante dama
vegana Santiaguera de Moya, el 29 de enero de 1911, quien fuera reina del
carnaval vegano de 1909, considerado por
las crónicas de ese tiempo uno de los
más lúcidos y esplendor como el de ese
año y la reina con tal glamur y
simpatía.
El establecimiento fue instalado por su propietario en una casa de madera cuya construcción fue una obra de arte,
levantada donde hoy se encuentra otra emblemática e imponente
construcción del Royal Palace, frente al
Parque Duarte, entre las calles Padre Adolfo y el entonces José Trujillo Valdez
(la que fue Restauración y hoy Presidente Antonio Guzmán)
La forma de
construcción de esa casa fue ideada por doña Elvira García de Soné, y la
planta alta fue ocupada por el feliz matrimonio de Soñé García. En la plata
baja, el Sr. José García Rodríguez, para la instalación del Restaurat La
Gioconda. En esa casa de madera se
adicionaron una gran cantidad de calados
artísticos de manera de encajes de
Oriente verdaderas filigranas salida de laboriosa manos de orfebres.
Era una verdadera joya comparable con uno de los
palacios de los cuentos de la Mil y Una Noche. Hay que señalar que esta fue pintada, decorada y adornada,
por el artista hispano don Manuel Pueyo, quien había puesto su empeño y su
refinado gusto artístico para que esta obra fuese llamativa, para la entera satisfacción de su dueño y al público en general.
Esta casa estaba pintada de i blanco, tanto en su
interior como su exterior, con franjas
de diversos colores; en el interior tenia múltiples cordoncillos dorados, en
combinación con el fondo blanco, así
como algunas aplicaciones de paisajes que deleitaban la vista del visitante, que
no tenía más que admirar tales bellezas, salidas de manos de tan
fino artista del colorido, y del pincel como lo era también del
pentagrama.
Su inauguración
del 11 de febrero del 1911 a la
cinco de la tarde, con la presencia de
los más granados de esta ciudad, así como
de personalidades de diferentes
partes del país. Desde el momento de su
inauguración La Gioconda se convirtió
en el lugar de esparcimiento
espiritual donde se pasaba entre
camaradería y decentemente. El horario era hasta la media noche, tenía tres mesas de billar, por la cual
desfilaron los mejores jugadores de billar de todo el país, así también estuvo
el italiano Salvatore Parisi, al
que llamaba el rey de la Carambola.
En este bien
montado restaurant, ricamente provisto de todo lo concerniente a una instalación, nada faltaba, sus sirvientes
lucían vistosos uniformes y su educación
y atención a los parroquianos. Es bueno señalar a los ocupantes de las mesas
nunca de se exigía dinero después de
obtener por el servicio
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