miércoles, 26 de marzo de 2014

1914-2014 – CENTENARIO DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL: ANTECEDENTES Y CONSECUENCIAS

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1914-2014 – CENTENARIO DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL: ANTECEDENTES Y CONSECUENCIAS

En 2014 se cumplen 100 años del estallido de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), guerra que comenzó involucrando a los imperios europeos, para terminar afectando  de una u otra manera a toda la comunidad internacional. Los factores endógenos y exógenos que impulsan los vientos de guerra en la segunda década del siglo XX han sido profusamente expuestos y debatidos por los expertos, pero básicamente provienen de tensiones políticas, fronterizas y geoestratégicas no resueltas convenientemente por Europa desde el último tercio del siglo XIX.
mapa primera guerra mundial
CAUSAS DETERMINANTES DEL ESTALLIDO DE LA 1ra GUERRA MUNDIAL.
FACTORES ENDÓGENOS.
Existían elementos de desestabilización de índole interna, debido sobre todo a disputas territoriales no resueltas y reivindicaciones de grupos étnicos ignoradas desde hacía siglos, sobre todo en la zona de los Balcanes, pero también en otras zonas, algunas de ellas acotadas dentro del Imperio Austrohúngaro, Alemania y de la Rusia zarista. La competencia entre Francia y Alemania por ejercer el papel preponderante en el continente es causa constante de fricciones y tensiones que a veces se transforman en serias escaramuzas, como  la Guerra Franco-Prusiana de 1870-1871, que se saldó con una rápida y clara victoria para los alemanes y que supuso toda una afrenta nacional para Francia. La pérdida de Alsacia Lorena para el  país galo, coincide con el inicio de la llamada Paz Armada y las políticas de alianzas,  que se extiende desde 1870 hasta 1914. El papel jugado por El Reino Unido respecto a Europa va desde el pragmatismo a la ambigüedad, ya que desde su posición de gran Potencia, intenta por una parte contrarrestar la hegemonía francesa en el continente apoyando diversas posiciones de Alemania y por otra parte aparece como aliada de Francia ante el poderío militar y económico teutón. Esto no le impide simultáneamente hacer frente común con los llamados Imperios Centrales debido a la preocupación existente en las Cancillerías europeas por la expansión del marxismo más allá de una Rusia en descomposición y debilitada como potencia.
FACTORES EXÓGENOS.
Desde el punto de vista externo, (aunque inseparable de la política interior de la Europa de 1914), existe una poderosa causa de inestabilidad y fuente de conflictos: “la esquizofrénica” carrera de las potencias europeas (Inglaterra, Alemania y Francia principalmente) para conseguir a toda costa consolidar el imperio colonial generado esencialmente en el siglo XIX y hacerlo más poderoso y rentable,  ampliándolo con nuevas posesiones para orgullo de la opinión pública de cada uno de los países.
Dicha expansión colonial afectó principalmente al continente africano, pero tampoco se libraron otras zonas de Asia y del lejano y próximo Oriente (con la posterior e inevitable implicación del Imperio Otomano en la guerra,  y con la creación del futuro germen del conflicto árabe-israelí). La manera de proceder de las potencias europeas está impulsada por una lógica de rentabilidad económica en la explotación de los recursos de los territorios de ultramar, necesarios para impulsar el fabuloso desarrollo industrial de principios del siglo XX, pero es también una punción de índole ideológica debido al reforzamiento de una corriente de nacionalismo exacerbado que impregna toda la estructura social de los países implicados desde mediados del XIX y que crea un juego mortal de poderes y contrapoderes basados en tratados, coaliciones, ententes y antagonismos entre las diversas alianzas.
tiple entente alianza los balcanes
La tensión acumulada en el tablero europeo en el año 1914 estalla de manera irremediable con el asesinato del Archiduque Francisco Fernando de Austria y de su esposa. De manera vertiginosa se precipitan los acontecimientos con la reacción del Imperio Austro-Húngaro contra Serbia, a la que acusaba de estar detrás de los asesinatos. Casi de manera automática se activaron las cláusulas de defensa mutua de los tratados suscritos entre Rusia y Serbia y que obligaba también a Francia y posteriormente a Inglaterra. Alemania por su parte, se posicionó con Austria-Hungría atendiendo también a los acuerdos suscritos. El escenario bélico se internacionaliza secuencialmente arrastrando al conflicto a potencias de segundo orden, a las fuerzas coloniales de los países en liza y finalmente haciendo intervenir a la que a  partir de entonces se define claramente como la nueva primera potencia mundial emergente: Estados Unidos, que de forma paulatina irá sustituyendo al viejo Imperio Británico como agente de primer orden en el concierto internacional. La extensión de la guerra a escala mundial y muchos de los acontecimientos diplomáticos y políticos de 1914 estaban seriamente condicionados por la profusión de cláusulas secretas (unilaterales, bilaterales y de todo tipo) firmadas entre las diferentes potencias en los tratados y que de forma vergonzosa fueron ocultados a la opinión pública de los países en conflicto, de tal manera que muchas de ellas no fueron conocidas por la población europea hasta después de la contienda y tras la irremediable muerte de al menos 10.000.000 millones de personas y la ruina económica de todo un continente.
Los bloques beligerantes se conforman principalmente por los siguientes países: la llamadaTriple Entente , que aglutina a Francia, Imperio Británico y Rusia y posteriormente Italia, Estados Unidos, Serbia, Rumanía, Bélgica, Portugal, Montenegro y Grecia y como contraparte las Potencias Centrales, herederas alguna de ellas de la Triple Alianza donde militan: Alemania, el Imperio Austro-Húngaro, Bulgaria y el  Imperio Otomano. (Italia causa baja en la coalición el verano de 1914)
La intervención de los distintos países en la guerra no fue homogénea ni en la fecha de entrada ni en el empleo de recursos, el peso de la contienda lo llevaron principalmente Francia, Imperio Británico, Rusia y Estados Unidos (a partir de su decisiva intervención como contendiente directo en 1917) y por parte de las Potencias Centrales, fundamentalmente recaía en Alemania y en menor medida en Austria-Hungría. Todos ellos pusieron por primera vez en liza la economía de guerra, la guerra total. Orientación todos los recursos disponibles de la nación, tanto humanos como materiales al servicio de la maquinaria de guerra y la victoria.
 CONFERENCIA DE PAZ DE PARÍS (1919). VERSALLES Y SUS CONSECUENCIAS.
Tras 4 años devastadores de guerra de trincheras que agota económica y humanamente al continente europeo, y tras la decisiva intervención de EEUU, la contienda se da por finalizada con la derrota de las Potencias Centrales en 1918. Tras la firma del armisticio, los vencedores de la guerra, fundamentalmente Francia, Reino Unido y Estados Unidos, celebran en 1919 la Conferencia de Paz de París, donde (sin la participación de las potencias derrotadas) se diseña la Europa de la postguerra y se definen las responsabilidades de los perdedores. Dichas responsabilidades se ven reflejadas en varios tratados de paz que los vencedores imponen a los países derrotados.
El de mayor calado por su extensión y repercusión posterior es el firmado entre las potencias vencedoras y Alemania: El Tratado de Versalles, tratado que Estados Unidos no ratificó, para acabar firmando por separado un acuerdo de paz con Alemania en 1921, con el nombre de Tratado de Berlín. Versalles supuso la derrota incondicional de Alemania, la asunción de  responsabilidad total del Imperio Alemán como causante único de la contienda, la pérdida de territorio y el reparto entre los vencedores del imperio colonial alemán. Además, se imponía a Alemania el pago de compensaciones económicas en concepto de indemnización por valor de miles de millones y la ocupación de parte de su territorio para la explotación de recursos mineros e industriales en el norte de Alemania. La prohibición del servicio militar obligatorio, la desmovilización y limitación del número de efectivos del  ejército, y la prohibición de construir una marina de guerra potente. El tratado de paz de Versalles fue rechazado en primera instancia por Alemania, que siempre lo consideró una imposición unilateral (el Distak) aunque finalmente lo firmaron bajo la amenaza aliada de reanudar la guerra y proceder a la ocupación total del territorio alemán. Alemania nunca olvidó.
El PROBLEMA DE LAS NACIONALIDADES. LOS NUEVOS ESTADOS.
problema naciones sin estado
Uno de los muchos problemas que no solucionó del todo los tratados de paz tras la 1ª Guerra Mundial, fue el de las nacionalidades y esto a pesar de la oportunidad política que suponía la disolución del Imperio Austro-Húngaro y la creación de nuevos Estados como Polonia, Checoslovaquia y Yugoslavia, lo que se suponía solucionaba teóricamente el problemas de los Balcanes. El mapa de Europa sigue sin corregir las cuestiones de las minorías y etnias que quedan “atrapadas o divididas” entre las fronteras de otros Estados. Y esto ocurre en diversas zonas como los Territorios Ucranianos,  y que ya entonces eran causa de tensión y disputa entre todos los países con intereses en la zona, desde Rusia, hasta Polonia, pasando por Austria-Hungría o Alemania. También se producen reivindicaciones italianas sobre zonas de Dalmacia disputadas al nuevo estado yugoslavo. Además, en el nuevo reparto territorial de los vencedores, determinadas regiones con mayoría germano-parlante, quedan integradas dentro de Checoslovaquia, como es el caso de los Sudetes. Así mismo, cede territorios en el norte en beneficio de Francia y algunos pequeños ajustes de frontera en favor de Dinamarca y Bélgica. En total Alemania pierde cerca de 80.000 km2  de territorio como consecuencia de la firma del Tratado de Versalles.
Tras la Gran Guerra, se produjeron algunos plebiscitos y consultas en determinados territorios para establecer la voluntad de la población respecto al Estado al que querían pertenecer. No obstante, en líneas generales imperó cierto espíritu de revancha por parte de los vencedores, actitud que empobreció los resultados obtenidos y dio lugar a revueltas y guerras territoriales breves durante algún tiempo. En otro punto del tratado de paz se dictamina la creación de un “corredor territorial” para  que sirva de acceso al mar Báltico a Polonia. A tal fin, se  declara la ciudad alemana de Danzig como ciudad libre bajo la administración de Polonia y de la recién creada Sociedad de Naciones. Dicho “pasillo” supone en la práctica el aislamiento de la región alemana de Prusia Oriental del resto del país. Fatídicamente, con el trascurrir de los años, Danzig simbolizaría para muchos, el inicio de la Segunda Guerra Mundial. El tratado de Versalles hace también inviable una hipotética unidad política y territorial de Alemania y Austria, (el famoso Anschluss) y paraliza la flota mercante alemana, lo que termina de ahogar la economía del país. Realmente un tratado con un alto precio político y económico para un país como Alemania irremediablemente  enclavado en el centro de Europa y con un potencial de 80 millones de habitantes.
LA OTRA CARA DEL TRATADO DE VERSALLES. VISIÓN DE FUTURO.
LA SOCIEDAD DE NACIONES. LOS 14 PUNTOS DE WILSON.
El tratado de Versalles impulsó la creación de la Sociedad de Naciones como intento de dirimir los contenciosos entre los Estados de forma pacífica y debe colocarse en el  haber de los estadistas de la época. A pesar de sus dificultades de funcionamiento y su corta trayectoria, la Sociedad de Naciones es un primer intento positivo de conformar una comunidad internacional basada en el respeto al derecho de las naciones y los pueblos y la resolución de los conflictos por la vía pacífica.
Del mismo Tratado de Versalles proviene un novedoso y desconocido decálogo a modo de declaración de principios que bien pudo ser el embrión de una futura Carta de Derechos Sociales para la Ciudadanía del nuevo mundo surgido de la guerra:
ü  El trabajo humano no es una mercancía, y no puede ser objeto de actos de comercio.
ü  Derecho de asociación de los trabajadores y de los empleadores.
ü  Pago de salarios dignos.
ü  Jornadas de 8 horas o 48 semanales.
ü  Descanso semanal, como mínimo de 24 horas.
ü  Supresión del trabajo infantil.
ü  Limitación en el trabajo de los jóvenes para permitir su normal desarrollo.
ü  Igual salario, o igual valor de trabajo para ambos sexos.
ü  Igual tratamiento (tratamiento equitativo) para los trabajadores en cada país.
ü  Servicio de inspección laboral en cada Estado con participación de la mujer.
De todos los aspectos del Tratado de Versalles uno de los más característicos por su valentía y visión de futuro fue el planteamiento hecho por el presidente norteamericano Woodrow Wilson y su plan de implementar un nuevo Orden Mundial, plan que previamente fue presentados al Congreso de Estados Unidos y asumido en la Conferencia de Paz de París como base de los futuros tratados de guerra. De forma contradictoria, Estados Unidos terminó no ratificando el Tratado de Versalles y firmando posteriormente acuerdos unilaterales con cada uno de los países. El gigante norteamericano, que ya lo era en términos de producción industrial y militar, comienza claramente a definir una política exterior propia de gran potencia hegemónica y como tal es considerada en la mesa de negociación. Prueba de ello son las recomendaciones aportadas por Estados Unidos a la Conferencia de Paz de París y conocidos como los 14 puntos de Wilson:
1. Prohibición de la diplomacia secreta en el futuro.
2. Absoluta libertad de navegación en la paz y en la guerra fuera de las aguas jurisdiccionales.
3. Desaparición de las barreras económicas.
4. Garantía de la reducción de los armamentos nacionales.
5. Reajuste, absolutamente imparcial, de las reclamaciones coloniales.
6. Evacuación de todo el territorio ruso, dándose a Rusia la oportunidad para su desarrollo.
7. Restauración de Bélgica en su completa y libre soberanía.
8. Liberación de todo territorio francés. Reparación de los perjuicios causados por Prusia en 1871.
9. Reajuste de las fronteras italianas de acuerdo con el principio de nacionalidad.
10. Desarrollo autónomo de los pueblos de Austria- Hungría.
11. Evacuación de Rumania, Serbia y Montenegro, concesión de un acceso al mar a Serbia y arreglo de las relaciones entre los Estados balcánicos de acuerdo con sus sentimientos y el principio de la nacionalidad.
12. Seguridad de desarrollo autónomo de las nacionalidades no turcas del Imperio Otomano.
13. Polonia, Estado independiente, con acceso al mar.
14. Asociación general de naciones, a constituir pacíficamente pactos específicos con el propósito de garantizar mutuamente la independencia política y la integración territorial, tanto de los Estados grandes como de los pequeños.,
EL FRACASO DE VERSALLES. CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA.
Uno de los aspectos más controvertidos dentro de plan del presidente norteamericano es el referente a las nacionalidades, ya que propugnaba la autodeterminación y el respeto a las minorías étnicas para gestionar su destino político, esto, claro está, a costa de los territorios de los países perdedores de la guerra. El gran desconocimiento de la compleja realidad cultural de la zona, el laberinto que suponía la política en Europa central y la idiosincrasia de los pueblos eslavos, fue uno de los escollos que hicieron fracasar en gran parte unas medidas que sobre el papel parecían la solución a la inestabilidad territorial de esa parte del continente.
El tratado de Versalles no consiguió frenar el ansia  de los nacionalismos, fue un paréntesis, antesala de la siguiente conflagración mundial que supuso una conmoción mayor y más mortal que la anterior. En realidad la salvación de Europa estaba en un cambio educacional y de valores de las sociedades emergentes de la Gran Guerra, en el convencimiento de que era necesario hacer otra clase de política y de gobernar realmente para la población. De hecho, durante los felices veinte el sentimiento pacifista gano terreno socialmente, pero no se concretó políticamente lo suficiente, siendo barrido por la crisis económica mundial y los posteriores acontecimientos, con el  ascenso al poder de los movimientos fascistas.
La Europa de postguerra es la Europa de la reconstrucción, de cierta modernización y del alejamiento de las obsoletas estructuras imperiales propias de finales del XIX, pero también es la Europa de la inflación, el desempleo, y del “Crack del 29”. Son muchos los factores impulsores de la gran catástrofe que supuso la Segunda Guerra Mundial. Las masas obreras y los ejércitos de desempleados del viejo continente formaron parte de los cuadros militantes de las organizaciones marxistas y antimarxistas que polarizaron la sociedad de los años treinta (tras los felices veinte) y desembocaron de nuevo en un clima prebélico, el rearme militar, el odio racial y las escaramuzas fronterizas.
En definitiva, la ignorancia de la situación por parte de unos, el ánimo de revancha de los vencedores y el rencor de los perdedores, (fundamentalmente Alemania), unido al “avispero” étnico y político que continuaban siendo los Balcanes, confluyeron veinte años después para crear las condiciones necesarias que bien manipuladas por los movimientos totalitarios de Italia y Alemania, hicieron  desplegar de nuevo los estandartes de guerra y poner al día las viejas ofensas recibidas años atrás (reales o imaginadas), simbolizadas por el Tratado de Versalles. Por último hay que mencionar otros factores coyunturales, ya que todo esto fue posible debido a cierta impasibilidad e ingenuidad de Francia y Reino Unido, fruto de la debilidad de las democracias liberales por un lado, del temor al contagio bolchevique  proveniente del Estepor otro y también por cierta inhibición de Estados Unidos en “lacuestión europea”, más preocupados como estaban de asentar sus intereses en otras zonas geoestratégicas, además de ensayar (de nuevo) cierto tipo de neutralidad.
Columnista Guillermo Garon López

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