Remembranzas de la
Ciudad de La
Vega, a principio a final del siglo XIX e inicio del XX
Esta
consideraciones sobre La
Vega, de
Rufinito, fue la primera novela
de tema patriótico de Don Federico García Godoy lanzó al inmenso valle de la literatura mundial, la
primera edición fue en 1908, por la Imprenta La Cuna
de América de Santo Domingo y la segunda
en 1912, prologada por Federico Henríquez
y Carvajal
La Vega,
se asienta altiva y majestuosa, al pie
de las colinas cubiertas de pinares enhiestos que forman por ese parte los primeros escalones de la
hilera central, agrupación orográfica importante en que
irguen sus cimas cubiertas de nubes los más elevados montes del núcleo
antillano. A sus pies, sosegado y pintoresco, corre su río, que parece
rodearla, como si quisiera mantenerla estrechamente en perenne y amoroso
abrazo.
Y casi por todos lados,
hasta perderse en los confines brumosos
del horizonte lejano, se dilata ante ella la llanura ubérrima, el
inmenso valle que abarca la porción más
próspera y poblada de las vastas y ricas comarcas cibaeñas. De su albas
radiosas y de sus espléndidas puestas
de sol fluye una poesía solemne, a veces
suavemente melancólica.
Mensajera de salud,
la brisa que con frecuencia la acaricia viene cargada de las
emanaciones resinosas de los cercanos pinares, y en las tardes limpias y
serenas, a la hora en que empieza a
apagarse el incendio del
poniente, el apacible y eterno murmullo
que sube de su río semeja el himno que rememora melancólicas tradiciones
de la extinta raza aborigen,
remembranzas de la ciudad tranquila e
indolente de tiempos ya lejanos, y fulguraciones épicas de sus hechos gloriosos
Su origen histórico
tiene intima conexión con el gran Almirante. Como un nuevo y temible jalón puesto en su marcha conquistadora, fundó
Colón en su dominios del cacique Guarionex el fuerte de la Concepción, my alrededor de éste, como buscando su egida protectora, fuéronse
agrupado las viviendas hasta construir la renombrada ciudad (de La Concepción de La Vega) que poco después destruyó de cuajo violenta
convulsión sísmica
Algunos de los
sobrevivientes de la catástrofe se corrieron
hacia el sur, lugar en que
estaba emplazada una ermita, y junto a ésta fue lenta y pesadamente floreciendo la ciudad actual,
que durante más de dos centurias,
arrastró existencia lánguida y perezosa, sumida en enervarte indolencia, sin
experimentar fuertes emociones,
satisfecha de su vida puramente vegetativa amenizada con frecuencia por lucidas
celebraciones de fiestas religiosas y
por diversiones sencilla e inocentes
En esa agradable
somnolencia la sorprendió el Siglo
(XIX), tan fecundo en hechos resonantes y decisivo para la antigua Española. Su despertar fue rudo y trágico. Por sus calles pasó,
huracán de sangre, ola negra y monstruosa, representación viviente y macábrica de horrores apocalípticos, la horda feroz que
rota y maltrecha ante los muros de la Capital, en su vergonzosa
retirada, exasperada por la derrota, se vengaba pillando e incendiando poblaciones inermes, sin medios
ningunos de defensa.
Casi todos sus moradores fueron arrastrados por la
ola devastadora, y en horrible
mezcolanza con cerdos
y animales de cargas, llevados a las gemonías haitianas o a servir de
esclavos a Cristóbal, el cruel y grosero rey de melodrama.
Poco después, Sánchez
Ramírez, el esforzado cotuisano,
impulsado por un sentimentalismo atávico, buscó y encontró en ella leales
colaboradores para su obra
reconquistadora, ingente y equivocado empeño de un alma llena de encendido amor por la viejas tradiciones españolas
El gobierno de
Ferrand, fue, sin disputa, infamante más culto y
civilizador que el de la España
boba. Por causas que fácilmente se explican por ser el hecho de índole local peculiarísima, se
completó en esos días el curioso espectáculo de que mientras desde el antiguo
imperio azteca hasta los limites extremos
de este continente se comenzaba la lucha emancipadora de España, en
Santo Domingo se combatía bravamente por la m reincorporación a la vieja
metrópoli.
Que hacía algunos años había cedido el país a Francia
como se cede una cosa que ya no tiene para
su dueño valor e importancia. Obra inspirada por un sentimiento de puro tradicionalismo, la revolución reconquistadora representa, para quien
serenamente la estudia, un paso hacia
atrás, un salto regresivo de funestas consecuencias.
La administración de la España boba, tocaba la asombrosa inercia, estacionaria y
rutinaria hasta lo increíble, sólo sirvió para destruir los gérmenes reconstructivos y civilizadores que esparció
con mamo pródiga la efímera dominación
francesa. En semejante terreno era imposible que se consolidase la
obra noble y prematura del ilustre Núñez de Cáceres. Esta
resultó ¡ironía cruel del
destino! Como el puente fabricado
para pasar fácilmente de la
España boba, vegetativa y nirvánica, a la férrea y ominosa
dominación haitiana
Las aclamaciones del
Conde resonaron también con entusiasmo
en La Vega. Los
febreristas encontraron en ella un pueblo en todo dispuesto a ayudarlos cumplidamente en su
grandioso propósito. En La Vega lució, hecha por sus
hijas las señoritas Villas, la
primera bandera nacional que flameó el Cibao.
Comandado por su bizarro coronel
Toribio Ramírez, los veganos
contribuyeron grandemente a la espléndida victoria del 30 de marzo.
De paso para Santiago,
tuvo en La Vega entusiasta acogida el
egregio fundador de la ´´ TRINITARIA´´. Los contingentes de tropa enviado ella
se distinguieron de manera brillante en Beler
y en la Sabana
Larga. En los comienzos de la guerra de la Restauración de la República, en los días
en que Santiago se preparaba a
convertirse en inmensa pira para servir de holocausto propicio a la causa nacional, un grupo de veganos, en
su mayoría casi desarmados, asaltó en la noche del 27 de agosto la veterana guarnición española de la plaza,
siendo rudamente rechazado.
El más arrojado de
ellos, Basilio Gil, al abalanzarse sobre un cañón, murió en el trance cosido a bayonetazos.
La guerra civil purpuro
después a menudo sus calles. Ha estado siempre de parte de todas las causas nobles y justas. Defendió
con tenacidad y heroísmo la
administración del insigne patricio Ulises Francisco Espaillat y
figuró en la primera línea en la protesta armada por el falseamiento de
las elecciones presidenciales de 1886
Desde hace tiempo sus
energías se encausan para mejoramiento general, exclusivamente entregada a las luchas ennoblecedoras y
fecundas del trabajo. Por medio de éste ha ensanchado y transformado
ventajosamente su caserío; ha operado un
sorprendente cambio en muchos de sus aspectos sociales, y va caminando,
lenta pero solidariamente, a la conquista de un
envidiable grado de racional y efectivo progreso.
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