El siglo de la guerra total
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LOS GRANDES ENFRENTAMIENTOS DEL SIGLO XX
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El conflicto de 1914 tuvo su continuación inevitable en 1939, se extendió a todos los ámbitos y consumió todos los recursos
El estallido de la Primera Guerra Mundial (PGM) fue acogido con un
sorprendente entusiasmo popular. En el verano de 1914 hubo
multitudinarias manifestaciones patrióticas en París, Viena y Berlín,
mientras en Londres los jóvenes acudían en masa a alistarse. Después
llegaría el repudio a la barbarie bélica. «Todo el mundo está harto, y a
ninguno le queda nada de lo que se conoce como patriotismo», escribía
un soldado inglés.
Fue la primera guerra entre países industrializados, que se habían hecho con una terrible capacidad destructora. Se enfrentaron ejércitos enormes, pero sobre todo naciones enteras, cuyos recursos se pusieron al servicio de la guerra. La resolución del conflicto, pronto se vería, llegaría no por la victoria según los criterios militares clásicos, sino por un mejor funcionamiento productivo frente al agotamiento.
El estallido de la conflagración fue una sorpresa. Las relaciones entre las grandes potencias adoptaban la agresiva forma de paz armada, pero tendía a pensarse que el progreso estaba asociado a la paz. Esta peligraba a veces, pero se confiaba en que la diplomacia contendría el conflicto. Tras el atentado de Sarajevo, el 28 de junio de 1914, parte de los diplomáticos europeos habían marchado de vacaciones, convencidos de que todo quedaría circunscrito a los Balcanes. Los primeros días de agosto la contienda arrastró a las principales potencias europeas.
Entró en funcionamiento el complejo sistema de alianzas. Austria-Hungría proyectó una operación de castigo en Serbia. Alemania la apoyó. Tras un ultimátum escrito a propósito en términos inaceptables, Austria declaraba el 28 de julio la guerra a Serbia y se aprestaba a un paseo militar. Entraron entonces en juego los compromisos políticos. Rusia apoyó a Serbia y se desencadenaron las declaraciones de guerra. La agresividad se veía acompañada por sentimientos de masas. La identificación patriótica daba respaldo social a las políticas estatales de prestigio o de intereses.
La guerra fue una sorpresa, pero se había preparado minuciosamente. Nada salió como habían previsto los estados mayores. No hubo la guerra relámpago que habían pensado los mandos alemanes, sino una lucha de desgaste, con trincheras continuas desde la costa belga hasta la frontera suiza. Se sucedieron las batallas con bajas inmensas y sin resultados militares significativos. En el frente oriental los vaivenes fueron mayores. Tras la Revolución de 1917, Rusia salió de la guerra, pero en Francia continuó el equilibrio de fuerzas.
En la Gran Guerra murieron no menos de diez millones de soldados. Nunca se había conocido semejante sangría, pero las cifras serían superadas entre 1939 y 1945. En la Segunda Guerra Mundial (SGM) las movilizaciones fueron masivas. Hubo no menos de 100 millones de combatientes, una cifra sin parangón histórico. Además, la población civil se vio totalmente implicada.
Se llegó a la guerra total. Los bloques se enfrentaron con todos sus
efectivos económicos y sociales y una capacidad destructiva desconocida.
Los costos humanos fueron brutales. Unos 24 millones de combatientes
murieron o desaparecieron. Se añadieron enormes mortandades en la
población civil. La Alemania nazi llevó a cabo la persecución
sistemática de grupos étnicos, religiosos, ideológicos… En el Holocausto
fueron asesinados quizá seis millones de judíos. En total, durante la
SGM perecieron más de cincuenta millones de personas.
Hubo discusiones sobre la responsabilidad de la PGM, pero no hubo ninguna duda sobre la del comienzo de la segunda. La agresividad nazi llevó al conflicto, dentro del desprecio a criterios morales, legales y éticos y la ausencia de escrúpulos humanitarios. La barbarie fue parte esencial de una guerra que sacudió a todo el mundo.
Llegó el pleno enfrentamiento entre dos grandes bloques. Todo dependería de los recursos humanos y materiales. La ventaja correspondía a los aliados, con mayor población y la inmensa capacidad productiva de los EE UU. Aun así, la guerra conoció enormes batallas y grandes mortandades, además de un impresionante esfuerzo técnico y humano.
Hacia 1942 cambió el sentido de la contienda. Los avances de los aliados fueron lentos pero imparables. En la primavera de 1945 las tropas soviéticas llegaban a Berlín. Había comenzado ya el bombardeo de Japón cuando EE UU lanzó la bomba atómica, lograda ese año tras un enorme esfuerzo científico. Fueron destruidas Hiroshima y Nagasaki, antes de la rendición incondicional de Japón.
Hace cien años empezaron los mayores enfrentamientos militares de la historia, que durante 31 años desangraron Europa y buena parte del mundo. Se movilizaron los recursos de la economía industrial. Con la SGM llegó la guerra total: las sociedades luchaban con todos los efectivos y se diluían las diferencias entre la población militar y civil. El uso de los gases en las trincheras del frente occidental durante la Gran Guerra era el preludio de las armas de destrucción masiva que llegaron a su máxima expresión en 1945, con la bomba atómica.
Fue la primera guerra entre países industrializados, que se habían hecho con una terrible capacidad destructora. Se enfrentaron ejércitos enormes, pero sobre todo naciones enteras, cuyos recursos se pusieron al servicio de la guerra. La resolución del conflicto, pronto se vería, llegaría no por la victoria según los criterios militares clásicos, sino por un mejor funcionamiento productivo frente al agotamiento.
El estallido de la conflagración fue una sorpresa. Las relaciones entre las grandes potencias adoptaban la agresiva forma de paz armada, pero tendía a pensarse que el progreso estaba asociado a la paz. Esta peligraba a veces, pero se confiaba en que la diplomacia contendría el conflicto. Tras el atentado de Sarajevo, el 28 de junio de 1914, parte de los diplomáticos europeos habían marchado de vacaciones, convencidos de que todo quedaría circunscrito a los Balcanes. Los primeros días de agosto la contienda arrastró a las principales potencias europeas.
Entró en funcionamiento el complejo sistema de alianzas. Austria-Hungría proyectó una operación de castigo en Serbia. Alemania la apoyó. Tras un ultimátum escrito a propósito en términos inaceptables, Austria declaraba el 28 de julio la guerra a Serbia y se aprestaba a un paseo militar. Entraron entonces en juego los compromisos políticos. Rusia apoyó a Serbia y se desencadenaron las declaraciones de guerra. La agresividad se veía acompañada por sentimientos de masas. La identificación patriótica daba respaldo social a las políticas estatales de prestigio o de intereses.
La guerra fue una sorpresa, pero se había preparado minuciosamente. Nada salió como habían previsto los estados mayores. No hubo la guerra relámpago que habían pensado los mandos alemanes, sino una lucha de desgaste, con trincheras continuas desde la costa belga hasta la frontera suiza. Se sucedieron las batallas con bajas inmensas y sin resultados militares significativos. En el frente oriental los vaivenes fueron mayores. Tras la Revolución de 1917, Rusia salió de la guerra, pero en Francia continuó el equilibrio de fuerzas.
Matanza industrializada
La guerra se convirtió en una suerte de matanza industrializada. Los
expertos militares no habían atisbado la profundidad de los cambios que
las nuevas técnicas y la enorme potencia de fuego introducían en los
frentes. La llegada de nuevas armas -aviones, submarinos, tanques, gases
tóxicos…- no desniveló la situación. Fue la entrada de Estados Unidos
en el conflicto, en 1917, lo que acabó con el equilibrio. El 11 de
noviembre de 1918 llegó el armisticio. Alemania no fue ocupada, por lo
que muchos atribuyeron la derrota a una traición.En la Gran Guerra murieron no menos de diez millones de soldados. Nunca se había conocido semejante sangría, pero las cifras serían superadas entre 1939 y 1945. En la Segunda Guerra Mundial (SGM) las movilizaciones fueron masivas. Hubo no menos de 100 millones de combatientes, una cifra sin parangón histórico. Además, la población civil se vio totalmente implicada.
LA I GUERRA MUNDIAL
Hubo discusiones sobre la responsabilidad de la PGM, pero no hubo ninguna duda sobre la del comienzo de la segunda. La agresividad nazi llevó al conflicto, dentro del desprecio a criterios morales, legales y éticos y la ausencia de escrúpulos humanitarios. La barbarie fue parte esencial de una guerra que sacudió a todo el mundo.
Esfuerzo técnico
La invasión alemana de Polonia desencadenó en 1939 la conflagración,
que afectó pronto a Europa occidental, luego al norte de África y el
resto de Europa. La contienda se mundializó tras el ataque japonés a
Pearl Harbor en diciembre de 1941. Los japoneses, con un régimen
autoritario, desarrollaban una guerra imperialista en el sudeste
asiático y quisieron destruir la armada norteamericana antes de que EE
UU impidiese su control del Pacífico. Llegó el pleno enfrentamiento entre dos grandes bloques. Todo dependería de los recursos humanos y materiales. La ventaja correspondía a los aliados, con mayor población y la inmensa capacidad productiva de los EE UU. Aun así, la guerra conoció enormes batallas y grandes mortandades, además de un impresionante esfuerzo técnico y humano.
Hacia 1942 cambió el sentido de la contienda. Los avances de los aliados fueron lentos pero imparables. En la primavera de 1945 las tropas soviéticas llegaban a Berlín. Había comenzado ya el bombardeo de Japón cuando EE UU lanzó la bomba atómica, lograda ese año tras un enorme esfuerzo científico. Fueron destruidas Hiroshima y Nagasaki, antes de la rendición incondicional de Japón.
Hace cien años empezaron los mayores enfrentamientos militares de la historia, que durante 31 años desangraron Europa y buena parte del mundo. Se movilizaron los recursos de la economía industrial. Con la SGM llegó la guerra total: las sociedades luchaban con todos los efectivos y se diluían las diferencias entre la población militar y civil. El uso de los gases en las trincheras del frente occidental durante la Gran Guerra era el preludio de las armas de destrucción masiva que llegaron a su máxima expresión en 1945, con la bomba atómica.
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