lunes, 12 de mayo de 2014

Historia, Cambio y Permanencia, de La Vega



Historia, Cambio y Permanencia, de La Vega
Ponencia presentada por el Dr. Frank Moya Pons. En V Seminario Nacional de Restauración de Monumentos. Auspiciado por el Museo de las Casas Reales, celebrado en la ciudad de La Vega, el 8 de octubre de  1978. Publicado en el Boletín Las Casas Reales. Núm. 8. Año 1979 Enero-Abril.
El pueblo de La Vega, se llama. La Concepción de La Vega,  y su nombre se deriva del famoso Fuerte de la Concepción, que construyo Cristóbal Colón, en el año de 1495, cuando se encontraba en campaña militar en el Cibao, haciendo guerra cruel e inhumana a  todos los reyes  ( caciques, aborígenes ),  que gobernaban esta región de la isla, que no le querían obedecer.
Este Fuerte, fue construido por Colón como parte de una cadena de instalaciones  militares que comenzaba en La Isabela, en la costa norte, seguía por Esperanza, cerca de Mao, continuaba hasta las montaña de Janico, con el Fuerte de Santo Tomás, bajaba hasta la orilla  del Río Yaqué, con el fuerte  de La Magdalena, en lo que hoy  es Santiago, seguía  hasta las habitaciones del Cacique Guarionex, El Fuerte de la Concepción,   al pie del que sería llamado Santo Cerro, por los cristianos tiempos más tarde y finalmente conectaba con Bonao.
Esta cadena de instalaciones militares fue completada más  tarde,  con la fundación de Buenaventura, cerca de lo que es hoy Villa Altagracia, y cerca de  la ciudad de Santo Domingo, en la costa  sur del país.
El nombre de La Vega Real fue llamado por Colón y los españoles contemplando maravillados desde  el Puerto o Paso  de los Hidalgos, en una cúspide de la llamada Cordillera Septentrional, cerca de lo que hoy es el pueblo del Mamey. (Nota U. Solís. Esto derriba lo que lo que se  ha  expresado por muchas peonas  que  expresan que  fue del que es el denominado Santo Cerro, que  Cristóbal Colón, expreso “ lo más hermoso que ojos humanos hayan visto”, una  expresión que no se sitúa en el lugar que  fue  dicha, esto es unas de la distorsiones de nuestra historia )
Cada  uno de estos fuertes fue construido en las cercanías de grandes poblados indios cuya ubicación coincidía con lo que  parecían ser tierras auríferas, pues el mayor interés de los españoles y de Colón, particularmente, era convertir estas tierras en un gran campo de explotación de recursos naturales que hacían mucha falta  en Europa, tales como  especias, metales preciosos y planta medicinales.
En algunos casos  las tierras ´probaron  ser poca ricas en oro,  pero en otros, como fue el caso de la Concepción de La Vega, la ubicación  fue tan feliz que en poco tiempo los conquistadores se dieron cuenta de que  unos ríos abundantes en oro acompañaban a numerosos poblados indígenas en los cuales  ellos podían surtirse de manos de obra esclava para lavar las arenas auríferas.
El potencial minero de la Concepción pudo constatarlo el mismo Colón cuando en el año de 1496, luego de haber establecido por la violencia  un impuesto de un cascabel de oro al año,  por cada indio adulto del Valle de la Vega Real, pues solemne el cacique Guarionex fue capaz de conseguirlo en el corto plazo fijado para la primera entrega. Colón quedo impresionado también por las grandes posibilidades agrícolas que ofrecían las tierras de la  región, muy fértiles y bien regadas por la innumerables arroyos y manantiales, que hoy han desaparecido.
En lo relación  a  la agricultura  de los españoles probó ser poca exitosa en la  Isla pues aunque muchas de las semillas que  trajeron germinaron  bien pronto y  prometían mucho, los problemas políticos entre Colón y Roldán terminaron  por obligar a los españoles a abandonar la agricultura y a entregarse en brazos de los indios para su alimentación.
En la Concepción de La Vega, la dieta original de sus primeros habitantes se redujo, desde los primeros días de su fundación, el casabe, el maíz, el ají, peces y aves, como roedores que los aborígenes le proporcionaban. A estos alimentos se añadieron, en años posteriores, los frijoles, el arroz,  las judías, los garbanzos, el vino y la carne de vaca, de carnero y de cerdo, luego  estos animales, fueron importados y pudieron ser criados en cantidad suficiente para el mercado que  se desarrollo a consecuencia del auge de la producción de oro.
Este auge comenzó en 1502 con el estímulo que proporcionó la llegada del Comendador Nicolás  de Ovando para hacerse cargo de la gobernación de la Colonia. Ovando trajo mineros y especialistas en metales que de inmediato construyeron, por ordenes  reales, una fundición en la Concepción de La Vega, para convertir en lingotes todo el oro que se producía en los ríos de la región el cual debía  ser exportado hacia la Península. La ubicación céntrica de  la Concepción, como recogiendo en un  embudo el flujo de las comunicaciones hacia Santo Domingo de los otros fuertes del Valle de la Vega Real, favoreció que esta fundición se estableciera aquí. También favoreció este hecho el importante acontecimiento del descubrimiento de arena auríferas en el  Rio Verde, que fue durante varios años uno de los ríos más ricos  de la zona.
 Los años de los gobiernos de Nicolás de Ovando y su sucesor Diego Colón, 1502 a 1515, convirtieron  la isla en un territorio minero en donde  nada que se  tuviese relación con la extracción de este metal tenía mucho sentido o importancia.  Durante estos años, miles  de personas afluyeron de España hacia Santo Domingo y desde allí se desparramaron  por toda la  isla en busca de fortuna luchando por encontrar un filón de oro o un río que los enriqueciera de la noche a la mañana.
Esta fue inmigración  de muchos  hombres y pocas mujeres. La aventura de venir al Nuevo Mundo en aquellos años era  algo casi fantástico y muchas familias optaron por venir por partes. Además el 98% de los inmigrantes eran gente muy pobre  que apenas tenía para el pasaje  y sólo podía venir  si los Reyes, interesados en poblar la Indias, cubrían los costos de la transportación y la comida. La falta de mujeres, que es bien conocida por los historiadores, produjo enorme problemas en la relaciones entre indios y españoles pues estos últimos, una vez que llegaron a la isla no perdían  tiempo para agenciarse la compañía  de una varias  de las más hermosas  de las indias.
La Vega Pujante Centro Minero.
En pocos años, la isla fue poblándose  con gente  venida de  los lugares más pobres de España, de: Andalucía y Extremadura. Rápidamente  se definieron dos polos urbanos en la isla, al ser  los dos polos de la producción minera: Santo Domingo y la Concepción de la Vega. Santo Domingo, se convirtió , en razón del puerto en la capital administrativa y política de la Colonia, pero la Concepción de La Vega, se convirtió  en un simple fuerte de  avanzada conquistadora, en un pujante centro minero con una importante fortaleza, originalmente construida de madera y yaguas, pero más delante de ladrillos y tapias, con cientos de casas, una catedral y miles de hombres  y mujeres viviendo en una lucha constante entre si y contra el gobierno tratando de acumular la mayor cantidad de oro a costa del trabajo de decenas de miles de indios que habían caído bajo la más  abyecta  esclavitud puesto que los teólogos en Europa dudaban de su humanidad y sostenían que eran animales parecido al hombre pero que no tenían  alma. (Nota. U. Solís. Era el concepto que la curia española  tenia  de los aborígenes  que poblaban el llamado Nuevo Mundo, poblado por una raza diferentes a los europeos).
La sociedad vegana de principios del siglo XVI, lejos de ser  el idílico centro urbano que una vez nos  pintaron en la escuela, era un centro de explotación de indios, de luchas sórdidas entre  los encomenderos  y dueños de minas, de abusos  comerciales que  se cometían aprovechando la avalancha de inmigrantes y la  escasez de  productos alimentarios, de , de  precios excesivos, de numerosas dificultades políticas  y de una  codicia colectiva rampante que hizo olvidar a sus habitantes toda noción cristiana de la dignidad ajena.
Nada que se estuviese encaminado a la producción del oro tenía mayor valor. La Concepción tenia sus tabernas, y muchos  debió cambiar de manos en los juegos de azar que eran tan populares entre los españoles del siglo XVI  y  que la Corona tuvo que prohibir que se celebraran en el Nuevo Mundo.
La riqueza de las minas  y la concentración del oro  de toda la región en la ciudad, a una causa de la fundición que se realizaba  varias veces al año, cró un adinámica social muy propia de toda  sociedad minera en donde el dispendio, la corrupción y la violencia son la ley del  día.
Los más ricos hacían  galas de sus trajes de seda labrada de oro importados directamente desde España, o de sus casas en mampostería fabricadas a la usanza sevillana. Otros presumían de caballeros y de  una nobleza que su pobreza le impidió alcanzar en  España pero que ahora  el oro parecía borrar en un abril u cerrar de ojos. La concepción  llego a tener, al decir  de La Casas la mayor concentración demográfica urbana de la Colonia al alcanzar en 1510 la, cifra  de 10,000 habitantes (exagerando). Desde 1502 a 1509, llegaron  a la isla  unos 972 barcos cargados de gente.
Esta enorme cantidad de gente generaba demanda por alimentos, prenda de vestir y objetos de uso domésticos. No hay  noticia sobre el comercio local en estos años, pero si se sabe la necesidad de azúcar era   muy grande  en el 1506 un vecino de la Concepción de apellido Aguilón, estaba sembrando caña y construyo  un trapiche para abastecer de azúcar al mercado local. Y el negocio  resultó  muy bueno, y en  el 1513 el alcalde de la ciudad, llamado Miguel Ballester, participó en el comercio del dulce, construyendo un segundo trapiche, más grandes que el de Aguilón, para vender  azúcar en la ciudad y colocarla en otros puntos  de la isla, en especial a Santo Domingo y Santiago.
Estos  fueron, os primeros ingenios de azucareros construidos en el Nuevo Mundo. Si la industria  azucarera no prosperó más adelante en la Concepción de La Vega, se debió a la falta de caminos que  imposibilitaba el transporte hacia la costa  desde donde  el  azúcar  se exportaba a España, como más adelante  fue comprobada.
Esta incomunicación con los puertos de la costa sur  ayuda a explicar la ruina de la Concepción de La Vega entre los años 1515 y 1520. La ruina de la Concepción, la primera ruina, porque ha habido otras, fue la consecuencia natural  de la crisis  de la economía aurífera colonial, que estallo en 1515 a consecuencia del agotamiento de las minas  hasta   entonces conocidas, que fue  concomitante con la desaparición de la población aborigen. Ni en la Concepción de La Vega, ni en ningún otro pueblo de la Isla los indios eran alimentados. Se sabe , como consta en numerosos documentos,  que la jornada de trabajo de un indio era de  de 14 a 16 horas al día, y la  dieta alimenticia consistía  apenas en una torta de casabe y una o dos sardinas.
Se sabe que los 400,000 indios que había en la isla  en 1494, a la llegada de Colón, en el 1508 apenas quedaban  unos 60,000,  en el 1511, 33,000, en el 1514,  unos 11,000 en 1517, y menos de 1,000 en 1521. Sin  indios no había  oro, sin oro no había economía, sin economía no  había  ciudades.
Y por  estas  razones  fue que entre  1522 y 1525 varias  de las ciudades fundadas  por Ovando desaparecieron, y otras como Puerto Plata y Santiago,  tuvieron que fundir sus poblaciones para no desaparecer pues todos dejaban la isla para ir a otro sitio donde hubiera oro  e indios que abundancia. No se debe olvidad que la Concepción  de La Vega, para sus primitivos habitantes, no era más  que un coto  minero a donde se va ab  buscar  oro y riqueza. Nada más que eso,.










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