Posted: 23 May 2014 12:54 AM PDT
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LNEPor Javier Rodríguez Muñoz
A la muerte de Mauregato, le sucedió en el trono Vermudo. Éste era hijo de un Fruela hermano del rey Alfonso I, hijo como éste del duque Pedro de Cantabria y hermano del anterior rey Aurelio. Su acceso al trono, según coinciden las dos versiones de la "Crónica de Alfonso III", fue por elección. La "Crónica Albeldense" nada dice del modo como llegó al trono ni de su parentesco con la casa reinante.
Vermudo, que reinó entre el 788 y el 791, es un monarca fundamental en la historia dinástica de la Monarquía asturiana. Con él se afianza en el trono el que hemos llamado linaje cántabro, que se continúa, tras el intermedio del largo reinado de Alfonso II, con su hijo Ramiro I, el hijo de éste, Ordoño I, y su biznieto Alfonso III, bajo cuyo reinado y patrocinio se escribieron las tres crónicas que más información proporcionan de este período del Reino de Asturias.
La "Nómina" de los reyes asturianos asigna a Vermudo un reinado de tres años y seis meses. Durante ese tiempo, nada digno de mención debió de realizar para los autores de las dos versiones de la "Crónica de Alfonso III". Tras señalar su elección y parentesco con Alfonso I, la "Rotense" consigna que renunció voluntariamente al trono, "a causa de que era diácono". La "Sebastianense" precisa que "dejó voluntariamente el reino al recordar que antaño se le había impuesto el orden de diaconado".
La "Crónica Albeldense", muy concisa siempre en el dato, pero menos ideologizada que la "Crónica de Alfonso III", nos da una información que ayuda a comprender la renuncia al trono de Vermudo, o su apartamiento del mismo. Cuenta la "Albeldense" que "bajo su reinado se dio una batalla en Burbia", sin decir nada de su resultado. "Luego dejó el reino voluntariamente", añade a continuación, con lo que parece establecer una relación de causalidad entre la batalla librada en Burbia y su retirada voluntaria del trono.
Burbia es el nombre de un río que baja de la sierra de Los Ancares y atraviesa por Villafranca del Bierzo, antes de unirse al río Sil por la derecha. Es también el nombre de un pequeño pueblo en la cabecera de este río. Se encuentra próximo a la antigua vía romana que unía Lugo de Galicia con Astorga y que atravesaba el río Burbia cerca de Villafranca del Bierzo. Lo que ocurrió en ese lugar nos lo aclaran las historias árabes.
El 30 de septiembre de 788, el mismo año en que debió morir Mauregato, falleció también en Córdoba Abd al-Rahmân I, el descendiente de los omeyas que había instaurado en España el emirato andalusí independiente de Damasco. Dejaba tras de sí once hijos y nueve hijas, entre los que había designado como heredero por su inteligencia y capacidad a Hisham, pese a que no era el primogénito. Su elección no fue bien acogida por sus hermanos Sulaymân y 'Abd Allâh Balensi, que se levantaron contra él, pero Hisham consiguió hacerse con el control total de la situación y luego emprendió una política de guerra santa contra los cristianos como hacía mucho tiempo que no se realizaba.
Numerosos cronistas árabes (Ibn Idâri, Ibn al-Atîr, Al Nauwayrî, Ibn Jaldûn?) dan cuenta de la realización en el año 791 de una campaña por parte de Hisham contra el reino cristiano del Norte. Fueron, en realidad, dos ataques, ya que uno se dirigió contra Álava y el otro contra Galicia. El dirigido a la zona occidental del reino asturiano lo describe Ibn al-Atîr de la siguiente manera: "En el mismo año (175 de la héjira, que va de 9 de mayo de 791 a 27 de abril de 792), Hisham envió también un ejército mandado por Yûsuf ibn Bujt a Galicia, donde el rey Vermudo el Grande sostuvo una encarnizada batalla, en la que fue vencido y perdió mucha gente".
Vermudo, según interpretación de Claudio Sánchez-Albornoz, debió de atravesar la cordillera Cantábrica por el puerto del Trayeto o Trayeíto, situado en el concejo de Degaña, por el que se supone pasaba una vía romana secundaria, relacionada con las labores mineras, que enlazaba con la de Lugo a Astorga. El rey cristiano intentó detener el avance musulmán con resultado negativo. Ibn Idâri, otro historiador árabe, precisa que Yûsuf ibn Bujt puso en fuga a Vermudo y sometió el campo a pillaje: "La masacre fue terrible, porque se reunieron diez mil cabezas, sin contar los caídos en las quebradas". Aunque exageradas como era habitual las cifras de muertos y las pérdidas, lo que parece claro es que la derrota cristiana fue muy importante.
Discurrían los primeros meses del verano o finales de la primavera, tiempo en el que se realizaban las campañas militares, y los partidarios del futuro Alfonso II debieron actuar e impulsar la renuncia, voluntaria o forzada, de Vermudo. El proceso se debió de desarrollar con bastante rapidez, pues a mediados de septiembre era coronado ya rey Alfonso II.
La "Crónica de Alfonso III" ocultó la derrota de Burbia y atribuyó la renuncia al repentino recuerdo de su condición de diácono. El diaconado era el estado inmediatamente anterior al sacerdocio, pero en la monarquía visigoda inhabilitaba para acceder a la realeza, según el canon 17 del VI Concilio de Toledo, reunido el 9 de enero de 638 en la basílica de Santa Leocadia, bajo el reinado de Chintila. "Muerto el rey, no asuma el reino nadie alzado tiránicamente, ninguno tonsurado con hábito de religión o decalvado torpemente, o que proceda de origen servil?", ordena el citado canon.
Da la impresión que con la referencia a la condición de diácono de Vermudo, la "Crónica de Alfonso III" trataba de disimular u ocultar una renuncia que no debió ser tan pacífica o amigable como trata de transmitir en su relato. Insiste en sus dos versiones en que fue el propio Vermudo quien designó como su sucesor a Alfonso II, quien había tenido que huir de Asturias y refugiarse entre los parientes de su madre en Álava, al ser apartado del trono por Mauregato. Se ignora si ya había regresado a Asturias o fue llamado por sus partidarios para hacerse cargo del reino en situación tan delicada. Hay que pensar, también, que el futuro Ramiro I, hijo de Vermudo, que sucedió luego a Alfonso II, debía ser por entonces aún muy joven.
No se sabe cuándo murió Vermudo, pues la "Sebastianense" dice que después del acceso al trono de Alfonso II, que fecha en el año 791, "vivió con él muchos años en el mayor afecto. Terminó su vida en paz". En la "Rotense", sin embargo, tras relatar que había designado a su sobrino Alfonso como sucesor, dice también que "vivió muchos años rodeado de gran afecto. Partió de este mundo de muerte natural, en la era 829". La era 829 equivale al año 791, lo supone una contradicción con lo dicho anteriormente de que vivió muchos años, pues 791 fue el año de su renuncia. Quizá sea esta fecha un añadido posterior de algún copista de la crónica no muy escrupuloso con la cronología, por lo que no se sabe cuándo murió Vermudo.
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