lunes, 24 de marzo de 2014

SACERDOTISAS EN LA IGLESIA CRISTIANA PRIMITIVA

SACERDOTISAS EN LA IGLESIA CRISTIANA PRIMITIVA. Los frescos de las Catacumbas de Priscila avivan el debate del papel de la mujer en la Iglesia

A la izq. una representación del siglo XVI de la Papisa Juana con una tiara papal. A la dcha., otra del siglo XV muestra el momento en que se pone de parto.
A la izq. una representación del siglo XVI de la Papisa Juana con una tiara papal. A la dcha., otra del siglo XV muestra el momento en que se pone de parto.
La cuestión del rol de la mujer en el sacerdocio llevaba un tiempo silenciada hasta que supimos que Francisco I estaba considerando nombrar a una mujer cardenal. Sin duda, enriquecer su papado dándole un toque femenino a la curia, le reportaría grandes beneficios y le conectaría con los orígenes de su institución. Pero el Vaticano se apresuró en desmentir la noticia publicada en el El País.
Sin embargo, no hemos sabido nada de qué opinión merece al Vaticano la nueva Sección Femenina liderada por la espontánea Costanza Miriano (disculpadme que no la linke) y su manifiesto “Cásate y sé sumisa”. Peor aún, en el blog Ellas de la escritora Rosá Regàs leemos:

Si alguno tuvimos esperanza en que la Iglesia empezaba a renovarse tras los escándalos del Vatileaks, será mejor que vayamos abriendo los ojos y no ignoremos que ni su cerebro ni sus viscerales órganos intermedios van a modificar posturas sobre realidades de nuestro presente como el sacerdocio femenino o la homosexualidad. A la reciente excomunión de Greg Reynolds me remito, exsacerdote defensor del matrimonio gay y de la ordenación de las mujeres. Por cierto, que con la reciente apertura de las Catacumbas de Priscila (Roma), tras un largo periodo de restauración de sus frescos, ahora lucen con más entusiasmo los de las sacerdotisas de la Iglesia primitiva, representaciones de mujeres con sotana dirigiendo una eucaristía. Una de estas pinturas está en la sala de la Capilla Griega pero la más explícita se encuentra en el Cubículo de la Velatio, donde vemos a una mujer con la vestidura y los brazos abiertos del mismo modo en que lo hacen los sacerdotes cuando dan misa.
Fabrizio Bisconti, superintendente de la Pontificia Comisión de Arqueología Sacra del Vaticano declara, en relación a estos frescos, que solo hacen referencia a una “leyenda”. Y yo me pregunto… ¿leyenda como la de la Papisa Juana? Va a ser que sí, por lo de permitir que una mujer se siente en el Trono de San Pedro y, claro está, por haber recuperado la tradición del palpado testicular. Solo que antiguamente, quienes se sentaban en la sedia stercoraria eran los papas, no nosotros.

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