viernes, 3 de mayo de 2013

Orígenes del mito de la ciguapa


Orígenes del mito de la ciguapa

Escrito Por: Bernardo Vega   // 2013/04/10   // 0 Comentarios
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Dibujo brasileño de una ciguapa con pelo largo y pies al revés.
El mito de la ciguapa pasa de generación en generación entre los dominicanos, sobre todo entre los residentes en zonas rurales y montañosas, y poco se sabía, hasta ahora, sobre su verdadero origen. Ver PDF
Ciguapa en el Boulevard de la 27 de Febrero. (Foto: Orlando Ramos)
Ciguapa en el Boulevard de la 27 de Febrero. (Foto: Orlando Ramos)
Para los dominicanos se trata de una mujer, con pelo largo y revuelto y con los pies al revés, es decir, con los calcañales al frente y los dedos hacia atrás, que habita en zonas remotas del país y que captura a ciertos hombres y no los deja ir hasta que estos las preñan. Su grito largo y estridente a veces es descrito como “jupiar”, palabra taína.
Nunca se le encuentra cuando se le busca en los montes porque, como tiene los pies “para atrás”, la gente se confunde con sus huellas perdiendo su rastro. Francisco Angulo Guridi, en el siglo XIX, describió a la criatura como de pequeña estatura, bello rostro, muy ágil, con pelo lustroso y abundante, que le cubre la espalda hasta la pantorrilla. Don Emiliano Tejera citó que nuestros campesinos la describían como bellas mujeres indígenas que peinan sus cabelleras al lado de los ríos y cuyas huellas siempre están al revés. Agregó que el nombre de ciguapa está vinculado al de los indios ciguayos, quienes habitaban en la parte este de nuestra isla, sobre todo en la península de Samaná, y se caracterizaban, precisamente, por su pelo largo. “Ciguayo”, “ciguapa”, “ciguatera” son todas palabras taínas.
Ricardo Sánchez Lustrino, Joaquín Balaguer, Alfredo Fernández Simó, Cayo Claudio Espinal, Juan Bosch y Manuel Mora Serrano son autores dominicanos que han tratado el tema. Este último, en su novela Goeiza, describe a las ciguapas así: “Son mujeres, mujeres que andan desnudas, cubiertas sus formas por cabelleras largas; no sienten temor si las ven con los pelos alborotados, muchas no se peinan y andan con los cabellos erizados y revueltos como si fuesen behucos, pero eso es sólo apariencia; son buenas, ingenuas y amistosas –ya verán”.
Este mito, junto con el de los indios que viven en el fondo de las charcas de los ríos es muy común entre nuestros campesinos. Su origen no es africano, como pensó el doctor Heriberto Pieter, por lo que algunos antropólogos han pensado que es un mito taíno, pero como no fue narrado por los Cronistas de Indias, cuando relataban las muchas creencias mágico-religiosas de los taínos, su origen siempre ha estado en duda. Aunque San Agustín y Aulo Gelio ambos citan criaturas con los pies al revés y existe el mito de Diana, la diosa de los bosques, el origen europeo del mito parece extremamente improbable.
Durante un viaje al nordeste de Brasil pudimos comprobar que este mito también existe en muchas tribus indígenas pertenecientes al mismo tronco étnico que el de los taínos, por lo que hemos llegado a la conclusión de que nuestros indígenas recibieron esa tradición de sus antecesores, los arahuacos, y que fueron los taínos quienes lo pasaron a los españoles a partir de 1492. Los arahuacos, raíz étnica y lingüística de los taínos, procedían precisamente de la zona del Orinoco y la Amazonía, y ascendieron por las Antillas Menores hasta llegar a La Española.
La curupira en un libro de cuentos brasileños.
La curupira en un libro de cuentos brasileños.
La curupira. La ciguapa taína es conocida entre los indios brasileños como “la curupira” y ésta se caracteriza por tener los pies al revés con relación al resto del cuerpo para así despistar a los cazadores, creando un falso rastro. Un enemigo que la sigue perderá su camino y el enemigo que le huye se encontrará con ella. Entre otros grupos indígenas recibe el nombre de “caipora” o “caicara”.  Según la región del Brasil de que se trate, las características del mito varían, pero ya es tan popular y generalizado que hasta han surgido caricaturas populares, donde se enfatiza el pelo erizado y revuelto que cita Mora Serrano y los pies al revés. Hasta un libro de texto infantil ha sido publicado sobre el tema de la criatura.
En el estado de Sao Paulo, en 1970, su gobernador declaró esta figura como “símbolo estatal del guardián de la foresta y de los animales que en ella viven”, y en el jardín botánico de una ciudad en ese estado se colocó una escultura de la misma. Desde una fecha tan temprana como 1560, el sacerdote José D. Archieta reportó el mito en Brasil. El conocido novelista José Eustaquio Rivera en su famosa obra La vorágine cita en la foresta venezolana a la indiecita cuidadora de manantiales y lagunas que marca su huella de un sólo pie, con el talón hacia delante.
En la actualidad y entre la juventud brasileña, se denomina a las personas con una gran cabellera mal peinada como “caipores”.

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