martes, 2 de abril de 2013

LOS MAYAS


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Posted: 01 Apr 2013 10:53 AM PDT

En su obra "La conquista de Méjico", Willian Prescott demuestra, sin lugar a dudas, que entre los mayas y aztecas las relaciones eran normales y evidentes. Su religión tenía ciertas semejanzas, y sus templos, palacios y monumentos parecían haber sido realizado bajo las órdenes del mismo constructor. Sin embargo, hablaban distinto idioma y los mayas tenían una antigüedad mayor que los aztecas. Lo confirma el hecho de que cuando los conquistadores españoles llegaron a las costas americanas, el pueblo azteca se hallaba en la época de su mayor esplendor, mientras los mayas, después de haber conocido varios siglos de apogeo cultural y político  se encontraban en franca decadencia. Desgraciadamente, tanto en tiempo de Hernán Cortés como en el de los demás colonizadores quedaron destruidas aquellas culturas que hoy se nos muestran tan enigmáticas y fascinantes.
Se ha comentado que cuando los españoles conquistaron Méjico su aparición no produjo mucho asombro entre los indígenas debido a que irrupción en aquel panorama histórico estaba fijada de antemano de modo mítico. Se les esperaba hacía mucho tiempo como descendientes del sabio y grande Quetzalcóatl, una de las divinidades mayores de los pueblos centroamericanos.
Tanto los toltecas, como los aztecas y los mayas, representaban en sus monumentos al dios Quetzalcóatl en forma de una serpiente de plumas. Lo que demuestra que creían ciegamente lo que la leyenda dice de este ser fabuloso. Se dice que "Quetzalcóatl", vistiendo una larga veste blanca luciendo espesa barba, llegó del "país del sol naciente" y enseñó al pueblo todas las ciencias, costumbres depuradas y leyes sabias, y creó un Imperio en el cual los granos de maíz alcanzaban la altura de un hombre, y la fibra de algodón, ya coloreada, no necesitaba ningún tinte.
"Mas, tuvo que abandonar el Imperio por alguna razón. Con sus leyes, su escritura y su canto, se volvió por el mismo camino por donde había venido. En Cholula se detuvo para proclamar de nuevo su basto poder.Luego llegó hasta el mar, empezó a llorar y se abrasó, convirtiéndose en el lucero del alba...".

Otras leyendas aseguran, en cambio, que embarcó en su nave y regresó a su país. Lo cierto es que cuantos relatos hablan del místico Quetzalcóatl coinciden en asegurar que prometió volver de nuevo algún día. Como la mayoría de las leyendas suelen tener un fondo de verdad, cabe admitir que la referente al fabuloso Quetzalcóatl no es una invención más o menos poética, sino que su relato esta fundado en un hecho cierto y real. Por ello no es de extrañar que los españoles, al invadir Méjico  fueran considerados como "dioses blancos de Oriente" y tomados como los sucesores del dios Quetzalcóatl. El místico y legendario personaje era llamado por los mayas Kukulkán, y tanto en uno como en otro caso significaba "serpiente con plumas", forma con la cual se le representa en todos los monumentos mayas encontrados.
¿Que se sabe del pueblo maya, que poseyó la más enigmática de las culturas? Tanto ha sido lo que se ha escrito y estudiado que nos limitaremos tan solo a destacar, sus características más sobresalientes.
Es muy posible que los mayas, que tan magníficamente construían ciudades y hacían calendarios, que eran enormemente superiores a los conquistadores occidentales en el aspecto intelectual, civilizador, artístico y espiritual, formaron un cuerpo extraño en el suelo de Centroamérica.

Allá por 1863 viajaba por España un sacerdote llamado Charles Brasseur de Bourbourg (Francia), que desde hacia años se  hallaba en Guatemala alternando su sagrado ministerio con el estudio de los idiomas y vestigios de las antiguas civilizaciones. Llevado por su afición, llegóse hasta hasta la Biblioteca Nacional de Madrid y fisgando entre los archivos encontró un viejo y amarillento manuscrito lleno de dibujos " a modo de esbozos muy raros". Como autor figuraba un tal Diego de Landa, llevaba fecha de 1566 y su título era "Relación de las cosas del Yucatán".
El sabio sacerdote intuyó que acababa de dar con algo importantísimo para el estudio de las culturas centroamericanas. Lo curioso del caso es que el viejo manuscrito  llevaba más de trecientos años sin que nadie, ni por curiosidad, lo hojease. Y más sorprendente resultaba que aquel documento constataban las mágicas palabras que --al menos en parte-- iban a servir de clave para descifrar el significado de los escasos monumentos y testimonios de los mayas hallados hasta aquella fecha.

¿Que quien era Diego de Landa? Un personaje semejante a fray Bartolomé de las Casas, misionero entusiasta y aficionado al estudio de la cultura de los indios. Diego de Landa fue el segundo arzobispo del Yucatán y aunque, en un principio, hizo reunir y quemar --como si se tratara de obras diabólicas-- todos los documentos y testimonios mayas, más tarde rogó a uno de los príncipes mayas le narrara la historia de su pueblo, recogiendo el relato en un manuscrito que tituló "Relación de las Cosas del Yucatán" El príncipe no sólo le contó leyendas e historias de la vida y costumbres de los mayas, se sus creencias y dioses, de sus guerras y fiestas, sino que, además, refirió a Landa el modo de reconocer los signos de su complicado y misterioso calendario. Y estas indicaciones y dibujos, recogidos en el manuscrito, iban a servir más tarde para ser descifrados, en parte, los monumentos mayas, se apariencia tan extraña y terrible por sus lúgubres ornamentos, donde cada adorno y figura, sometidos a la más exacta matemática, formaban un verdadero calendario de piedra.
Sólo tres han sido los manuscritos mayas que se han conservado de la época anterior a la conquista de América por los españoles. El más antiguo, conocido como Codex Dresdensis, esta en Dresde; el Codex Peresianus, en París y los códices Troanus y Cortesianus, que en rigor van juntos (Tro-Cortesianus), se hallan en el Museo de Arqueología e Historia de Madrid.

Cuando los españoles llegaron a Centroamérica pudieron comprobar que en aquellas tierras no se conocía el principio de la rueda, el eje, cualquier forma de carruaje, la alfarería, el vidrio, la cebada y el arroz. Entonces, si es cierto que Asia influyó desde antiguo en América, ¿como es posible explicar la carencia de tan importantes bienes vitales?
Es indudable que los mayas han tenido la cultura más original del Mundo. Existen tantos hechos desconcertantes, contradictorios e inexplicables en su cultura, que aún nos es ajena y completamente desconocida. En su pueblo se desarrollaron verdaderos genios, hombres sabios e inteligentes dedicados al pensamiento que unían espíritu y trabajo. Y resulta sorprendente que a pesar de ser un pueblo de elevad cultura, no se les ocurriera la idea de la rueda o del carro, que otros ya conocían desde hacía tiempo. Estos hombres extraños levantaron con herramientas muy rudimentarias las más grandes construcciones de las culturas americanas. Pero lo curioso es que los edificios y construcciones estaban siempre realizados y dedicados para los dioses y sacerdotes, si bien jamás destinados a viviendas para ellos mismos. Y a pesar de ser capaces de sumar rápidamente cifras a base de millones, no lo eran para calcular pequeñas cantidades.

Se ha dicho que " el primer hombre de los mayas fue hecho de maíz". Quizá sea debido a que los mayas consideraban al maíz como un verdadero regalo de los dioses.Sentían gran veneración por este producto de la tierra también; les agradaba mucho las calabazas y las judías. Se supone que fueron los mayas los descubridores del cacao y los que, por primera vez, extrajeron de las pitas el cáñamo de sisal.
El territorio maya se divide en tres zonas. La de la parte Norte abarca la península mejicana del Yucatán, una parte de Campeche y el territorio de Quintana Roo. La parte Central de las tres zonas comprende el distrito de Petén en Guatemala, a lo que tiene que añadirse algunas zonas vecinas a Méjico y las Honduras Británicas. La tercera zona es la Sur, y corresponde al país montañoso de Guatemala, juntamente con algunas zonas pequeñas de El Salvador.

La zona central es la que alcanzó mayor nivel cultural y donde surgieron las más antiguas e importantes ciudades, tales como Tikal, Copán, Palenque, Piedras Negras y Uaxactún. Si bien aún pertenecen ocultas muchas otras ciudades, pirámides y templos, algunas de las cuales no han sido destruidas totalmente por el mortal abrazo de la selva.
En 1839, el investigador americano Jhon Lloid Stephens, acompañado por el dibujante inglés Frederick Cathewood, se lanzó a la búsqueda de pueblos y civilizaciones antiguos, recorriendo los territorios situados alrededor de Copán, en Honduras. Abriéndose camino con su machete, a través de la selva virgen, los dos exploradores hallaron magníficas estelas llenas de jeroglíficos, pirámides escalonadas, ruinas de ciudades y otros varios monumentos que reflejaban bien a las claras de la civilización maya. Sin embargo, a pesar de que también en Guatemala y Yucatán encontraron restos semejantes, los científicos no hicieron mucho caso de tan fascinante y enigmáticos hallazgos.

Aunque Stephens sacó a luz del mundo la misteriosa civilización de los mayas, en realidad fue Edward Herberg Thompson el verdadero Schliemann del pueblo maya al adentrarse, en 1878, en la Península del Yucatán, donde descubrió, entre otros monumentos, la enigmática e impresionante ciudad de Chichén Itzá, que diríase es una especie de La Meca.
En dicha asombrosa ciudad abundan los templos piramidales y los estadios para jugar a la pelota, juego dificilísimo que gozaba de gran fervor entre los mayas. Pero mas que el templo dedicado al dios de la guerra y que la gigantesca plaza llamada "el patio de las mil columnas", posiblemente el mercado de la ciudad, lo más interesante de Chichén Itzá quizá fuera el "cenote" o fuente sagrada, donde se practicaban sacrificios humanos, consistentes en arrojar a la fuente doncellas y muchachos elegidos de antemano en una solemne y patética ceremonia. Relataba Diego de Landa en su manuscrito que "era costumbre arrojar, después de las victimas, ricas ofrendas, consistentes en instrumentos diversos, joyas y oro."

Cuando Thompson dragó la fuente sagrada, pudieron recuperarse multitud de joyas y diversos objetos que permitieron reconstruir mucha parte del arte maya. Aunque la verdad es que este pueblo misterioso dejó tras de sí una cultura tan extraña y sorprendente que sólo a base de paciente labor los arqueólogos e investigadores levantan el tupido velo que oculta tanto enigma.
De entre todos los pueblos de América, el maya es el único que descubrió una forma de escritura y la utilizó. Los mayas escribieron numerosos libros. Como "papel" empleaban las hojas de ciertas palmeras salvajes.Dicho material vegetal era recubierto con una capa de un líquido gomoso y una capa calcárea.
En la actualidad aún se hablan un total de unas quince lenguas o dialectos mayas. Este complicado lenguaje se logró descifrar en 1961 gracias a la utilización de una máquina electrónica por un grupo de filólogos rusos dirigidos por S. Sobólev.

Lo asombroso es que, en época no precisada todavía, el pueblo maya, sin que se conozcan las causas, empezó a declinar tan vertiginosamente que acabó por sucumbir su floreciente cultura de modo casi repentino. En la actualidad  muchos de sus misteriosos y sagrados monumentos mueren y se derrumban bajo el peso avasallador del bosque tropical que todo lo va sepultando y absorbiendo con su exuberancia, cual si quisiera ayudar a borrar para siempre los vestigios de una de las más antiguas culturas del mundo.

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