martes, 16 de abril de 2013

El deporte como elemento en la formación de sociedad


El deporte como elemento en la formación de sociedad

En la modernidad existe la frecuente pregunta sobre el origen del Estado moderno, sus inicios, causas y consecuencias. De ésta manera se ha llegado a establecer conclusiones sobre elementos necesarios para la formación de la época moderna, como un gobierno centralizado, una administración burocrática, un cuerpo de leyes en el marco de una sociedad contractual. Sin embargo, los orígenes siempre remiten a eventos exclusivamente políticos, económicos y sociales. Es por esto que el tema del deporte se introduce en un análisis de la formación de la época moderna, como elemento multifacético que combina los tres ámbitos mencionados anteriormente y remite a una época más antigua de lo que generalmente se considera. Los análisis sobre la modernidad se remontan comúnmente a los siglos posteriores al X, sin embargo, el análisis del deporte como causa de la formación de la época moderna se remonta a casi un siglo a.C.
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En base a lo anterior, el tema del presente ensayo es el deporte como elemento influyente en la formación de sociedad, dando paso de esta manera a la sociedad moderna. Esto en cuanto al deporte como conjunto de prácticas, valores, normas y roles dentro de una sociedad. Así, se busca responder a la pregunta por la manera en que las prácticas deportivas han influido en la formación de sociedad a lo largo de la historia, centrándose en la descripción de sociedades modernas. Sin embargo, en la literatura sobre el deporte se establece que existe una constante tensión entre dos hipótesis: aquellos que creen que el deporte ha influido en la sociedad, y por otro lado aquellos que creen que la sociedad ha influido en la construcción de los deportes. Para este ensayo, se considerará la existencia de un movimiento dialéctico entre sociedad y deporte, una complementariedad entre deporte y cultura, donde cada uno influye sobre el otro, sin preguntarse por el dilema del origen de cada uno. De esta manera, la pregunta que guiará este ensayo no es causal, sino más bien descriptiva en cuanto a la posibilidad de identificar qué elementos presentes en el deporte pueden verse reflejados en la sociedad que los practica.
Para profundizar en los conceptos más básicos que permitirán el análisis del presente ensayo, el autor Kendall Blanchard (1995) entrega herramientas útiles para la comprensión de la importancia del deporte en la sociedad. Este autor destaca que en la modernidad, el mundo occidental ha tenido el afán de diferenciar el concepto “juego” del de “deporte”, siendo que en muchas culturas orientales ambos refieren a lo mismo; sin embargo, será necesaria hacer está distinción occidental. El concepto de juego es usado por varios antropólogos expuestos en el libro de Blanchard para referirse a una acción innata, elemento básico de los instintos del hombre y que está presente en la infancia de todos. Haciendo referencia a la definición de Johan Huizinga (1950:13), el juego sería una actividad no lucrativa, gratis, componente de la vida ordinaria, no serio, pero sin embargo, implica una total intromisión del sujeto en esta actividad. Además de promover la asociatividad entre personas, responde a normas consensuadas (pg40). Por otro lado, Edward Norbeck (1974:1) refiere a un comportamiento más bien a un estímulo heredado biológicamente que se distingue por distintos tratos voluntarios que brindan placer. Lo que se puede destacar de ambas definiciones es el carácter voluntario con el que nada se espera a cambio de esta actividad. Esto permitiría un desarrollo de habilidades sociales y personales de manera voluntaria, reforzando el carácter de cada uno a través de distintos estímulos.
Por el otro lado, se encuentra el concepto de “deporte”, definido por Blanchard (1995:33) como una institución y elemento cultural, diferenciándose en este punto con el juego. Al ser un elemento cultural, cumple con las distintas características que se encuentran en el concepto de “cultura”. En primer lugar, la diferencia entre cultura y sociedad, siendo la última referente a los grupos de personas y sus relaciones, y el primero refiere a la manera en que se dan estas relaciones. En segundo lugar, la universalidad de la cultura remite a que ésta está presente en todos lados, independiente de las infinitas modificaciones que se puedan encontrar. En tercer lugar, es aprendida, es decir, no es heredada biológicamente, a pesar de que pueden haber predisposiciones genéticas para adoptar una por sobre otra. En cuarto lugar, la cultura es un mecanismo adaptativo, es decir, la manera en que las personas y poblaciones se adaptan a su entorno. En quinto lugar, es integrada, osea, es un todo cultural, con implicancias asociadas. Sexto, la cultura es compuesta, o en otras palabras, se compone de muchos elementos y ámbitos que se interrelacionan para formar este todo. En séptimo lugar, la cultura tiene la característica de ser simbólica, es decir, tiene la capacidad de dar significado a distintas cosas. Por último, es una guía de comportamiento, según la cultura y todas sus características nombradas anteriormente, las personas actúan en función a este todo integrado y compuesto para así tener una adaptación a su entorno.
Es en base a lo anterior que el deporte, al igual que cualquier otro elemento cultural, cobra relevancia para ser estudiado. El deporte tendría la capacidad de cumplir con estas características dentro de cada sociedad, contando además, con particularidades que le permitirían ejercer diferencias entre sociedades.
Asimismo, Gregory Bateson (1972) describe la paradoja del juego: es reconocible y a la vez indefinible, es decir, es fácil identificar una situación de juego, pero es difícil explicar las razones por las que se identifica un juego, explicando que se trata de una metacomunicación (comunicación sobre la comunicación). Sin embargo, no se adentrará en este análisis sino más bien sirve para respaldar el carácter de naturalidad del juego en las sociedades.
            Ahora bien, para explicitar la importancia de profundizar en el deporte en vez del juego en vista de la pregunta a investigar, es necesario hacer referencia a otra sección del libro de Blanchard, donde explica la relación que existe entre el deporte y la guerra. Ésta recae principalmente en el carácter competitivo que tiene el deporte, permitiendo un enfrentamiento entre dos o más personas en donde se muestra cuál es el más fuerte, quién tiene más capacidades y habilidades, el más perseverante, en fin, dándole luz a múltiples valores que se aplican también para el caso de la guerra, donde los soldados se preparan para competir con el adversario, demostrando las mejores capacidades y organización, ejerciendo un dominio sobre el otro en cuanto a superioridad de aptitudes. El deporte y la guerra estarían relacionados a través de la violencia, la cual no es generalizable a todas las sociedades por practicar deportes, sino que depende de las propias concepciones que tenga cada cultura sobre la violencia. A lo largo de la historia se ha visto la necesidad inherente del ser humano por dominar a otros a través de la superioridad de valores, desplazándolos o hasta eliminándolos. Es asi como las sociedades han llegado a desarrollar mecanismos de “violencia ritualizada” a través de situaciones de juegos, donde la violencia ocurre en un marco no serio y acordado entre las partes, con el mismo fin de demostrar los valores antes mencionados en una situación normada.
Los primeros registros de práctica deportiva sistemática y concientizada, que cumple con la búsqueda de valores explicada anteriormente, son sobre los Juegos Olímpicos. Su origen data de alrededor de 776 antes de Cristo en la ciudad de Olimpia, Grecia. Éstas prácticas iniciaron como una práctica cultural, donde los hombres competían en distintas destrezas y disciplinas para probar su fuerza para luego hacerle una ofrenda al Dios Zeus para que el pueblo no perdiera el carácter triunfal. Además, se describe que detrás de la simple competencia deportiva existe una serie de prácticas, roles y normas asociadas que le daban sentido a ésta. Por ejemplo, sólo los hombres podían participar y presenciar estos Juegos Olímpicos, el premio del triunfador era una corona de olivos cortados con un cuchillo especial por un niño de 12 años que no tuviera padres separados. Todas estas prácticas revelan la estructura de la sociedad, como la importancia de la familia, la jerarquía de los hombres por sobre las mujeres y la religión que se llevaba a cabo en esta sociedad. Asimismo, se observa la configuración de una sociedad machista, donde la fuerza era un carácter exclusivo del sexo masculino. Cabe destacar que el Maratón, una de las pruebas más antiguas de los Juegos Olímpicos, surgió a partir de la carrera que realizó un soldado ateniense desde el Valle de Maratón hasta Atenas para comunicar el triunfo de los atenienses sobre los Persas, cayendo muerto al terminar dado el extremo cansancio. Esto refleja la importancia del heroísmo en esta sociedad, honrándolo al crear una carrera con la misma distancia recorrida por este hombre (42,2 kilómetros). Por lo demás, había un acuerdo de paz dentro del país durante el período en que se llevaban a cabo estas competencias, revelando el carácter sagrado de ésta práctica. Los Juegos Olímpicos en Grecia se realizaban cada cuatro años, al igual que en la actualidad. Los Juegos Olímpicos modernos han sido modificados en varios aspectos desde sus orígenes, adecuándose a la evolución de las sociedades y sus respectivas necesidades, siendo escenario de múltiples eventos sociales de relevancia mundial, como la inclusión de las mujeres a los distintos equipos nacionales en la versión de París el año 1900, la inclusión de los afroamericanos al equipo estadounidense en la primera mitad del siglo XX, asesinato de deportistas judíos en la época de la Segunda Guerra Mundial, y la potenciación de los equipos de países tercermundistas en distintas disciplinas desde fines del siglo XX.
La re inclusión de estos juegos a la época moderna fue a fines del siglo XIX, donde el barón de Coubertin de origen francés planteó la importancia de masificar el deporte al resto de la población y no sólo como una actividad de la aristocracia, debido a los beneficios “en el desarrollo de madurez, nobleza, capacidad de trabajo y bienestar físico que generaba el esfuerzo y la sana competencia”. Este evento constituye un momento clave en la historia del deporte, ya que a partir de lo observado de la civilización Griega, los europeos modernos retoman esta actividad al contrastar el desarrollo de la misma civilización con sus prácticas, entre ellas las competencias deportivas. De ésta manera se podría inferir que al reincorporar los Juegos Olímpicos a la época moderna, los europeos tenían la convicción de que estos fueron un fuerte impulsor del desarrollo que llegó a tener la civilización Griega; vieron en el deporte un elemento fundamental para la formación de una mejor sociedad que conllevaría al desarrollo. Lo anterior sirve a modo de respaldo a la tesis sobre la naturalidad que tienen estas prácticas en el ser humano a lo largo de la historia. A la vez, esto argumentaría la pertinencia de este análisis en un marco cultural-biológico al demostrar el componente biológico (al ser una necesidad de la humanidad en distintos aspectos) de un elemento cultural como lo es el deporte.
            Volviendo al aspecto más cultural, Pierre Bourdieu (1974) argumenta que el deporte es foco de una distribución no aleatoria de edades, niveles socioeconómicos, ocupaciones y niveles educacionales que no sólo media relaciones sino que también da espacio para construir significaciones. En relación a lo ejemplificado en una sección anterior de este ensayo, Bourdieu se plantea la pregunta por la distribución de la población en las distintas actividades deportivas, argumentando su tesis con una contra-tesis de que si no fuera así, se asumiría que este necesidad biológica estaría igualmente presente y distribuida entre todas las personas de distintas sociedades, destacando que las diferentes prácticas deportivas tienen distinta popularidad o aceptación alrededor del mundo. Argumenta también que el deporte ha demostrado en la historia que tiene su propio funcionamiento autónomo de procesos sociales y económicos, contando con sus propias crisis, leyes y evolución; una realidad propia, irreductible a otras. Destaca, además, que el cambio conceptual de juego a deporte ocurrió en las elites burguesas de Europa, concordando con Bateson y la metacomunicación al decir:
 “The school is the site, par excellence, of what are called gratuitous exercises, where one acquires a distant, neutralizing disposition towards language and the social world, the very same one which is implied in the bourgeois relation to art, language and the body: gymnastics makes a use of the body which, like the scholastic use of language, is an end in itself” (1974:823).
Por lo tanto, se puede comenzar a destacar, en una primera aproximación, que la creación, formación y adaptación de las distintas prácticas deportivas están determinadas por las necesidades de comunicarse y distinguirse en las sociedades. Asimismo, Bourdieu destaca que para la constitución de un campo de prácticas deportivas es necesaria una filosofía deportiva, necesariamente política, relacionándose a lo dicho anteriormente sobre la relación deporte-guerra, siendo el deporte una actividad tradicionalmente más asociada a lo masculino por la formación de carácter correlativo con los valores necesarios para la guerra. La masificación de estas prácticas asociadas exclusivamente a la aristocracia europea, como ya se sabe, se da gracias al Barón de Coubertin. Así se llega a evidenciar las múltiples interacciones y símbolos que existen y se construyen detrás de la práctica deportiva.
Para apoyar lo anterior, es pertinente realizar una comparación entre dos sociedades, aparentemente con culturas distintas, centradas en una práctica deportiva popular y propia de cada sociedad. Se ha escogido el caso de India con el Cricket y el de Estados Unidos con el fútbol americano.
En India existe una estrecha relación entre el cricket como deporte y la cultura de este lugar, reflejado en el nacionalismo que genera este deporte. El cricket fue traído a India por los colonos para promover valores ingleses, pero a fines del siglo XIX, la clase media y alta adoptó este deporte como estrategia de sublevación frente a sus líderes colonos, de manera que se les opondrían con el fin de superarlos en su propia actividad. Así, la participación potenciada por la clase media de Bengal, India, en juegos europeos fue para desafiar a estos mismos. A mediados del siglo XIX, este fenómeno dio paso para proponer una igualdad política en el marco de una igualdad deportiva. Pronto, este deporte se asoció a un sentimiento de nacionalismo, el buen jugador era un buen indio, de manera que el buen jugador era aquella persona capaz de enfrentarse  a los desafíos sociales y sobreponerse a cualquier situación. En cierto sentido, el cricket se convirtió un mecanismo de educación y significación de valores que identifican a la cultura India al sobreponerse y lograr independizarse de los colonos ingleses, una manera de expresar el orgullo y conciencia nacional. Promueve un espíritu de superación ya que trasciende clases sociales.
En el caso de Estados Unidos, el fútbol americano es el deporte propio de éste país puesto que es ahí donde se creó y es uno de los pocos, casi únicos países que lo practican. El futbol tradicional se desarrollaba en Inglaterra de una manera más violenta de lo que se conoce hoy; luego, se fue normalizando cada vez más, de manera que no fuera tan violento y se pudieran seguir reglas universales y aplicadas en todos los lugares donde se jugara. Cuando llegó a tener las reglas que se conocen hoy, en Estados Unidos surgió el interés por jugar un deporte con un tinte más “masculino”, donde el balón se jugara con las manos, permitiendo tacleos más violentos, pareciéndose al rugby que se gestaba en Gran Bretaña. El primer juego institucionalizado de este deporte en gestación fue en 1876, siendo procedido por eventos anuales y celebraciones de festivos, dándole más un aspecto de espectáculo que deportivo. Esto abrió paso para potenciar el turismo de ciertas ciudades y proyectos inmobiliarios. Las victorias sobre equipos elitistas de otros países sirvió para potenciar la conciencia nacional y orgullo. Nuevamente, el fútbol americano se transformó en un mecanismo de expansión de valores coherentes con este aspecto machista del deporte:
“(…)the rugged athleticism, the near-savage violence, and the technically demanding teamwork required by the sport provided both a necessary masculine tonic to a post-Frontier American society and a valuable training ground for the future captains of modern industry.” (Morris, 2004:3)
             A modo de conclusión, este ensayo se adentra en la argumentación y ejemplificación empírica del carácter complejo que tiene el deporte en la humanidad, cumpliendo con características propias del concepto de cultura al ser un elemento cultural, que reproduce y contribuye a la formación y transformación de culturas. Esto queda evidenciado en el proceso histórico del deporte como necesidad biológica del hombre por competir, superarse y dominar al resto. El caso empírico queda demostrado con el caso de India y Estados Unidos con el cricket y el futbol americano respectivamente. Ambos deportes se han convertido en mecanismos de reproducción de su propia cultura, potenciando valores ideales en cada una de estas.
Por lo tanto, queda expuesta la importancia que ha tenido históricamente el deporte en la formación de sociedades y su situación contemporánea, constituyendo un elemento cultural que permite reproducir de manera popular o masiva la cultura, orientándose a un ideal nacional/cultural, reflejando estos valores en simbolismos dentro de cada práctica deportiva. De esta manera, resulta relevante plantearse preguntas posteriores sobre la posible identificación de una escala de desarrollo de Estados modernos relacionados a la importancia que se le da al deporte y la formación de valores asociados por parte de cada país.
Artículo de Rocio Ramirez Baudet, estudiante de Sociología en la Pontificia Universidad Católica de Chile
Bibliografía Consultada
  • Dunning, E (2003). El Fenómeno Deportivo.
  • Blanchard, K (1995). The Anthropology of Sport.
  • Bourdieu, P (1978). Sports and Social Class. Social Science Information, 17 (6), 819-840.
  • Crick, E (2007). Cricket and Indian National Consciousness.
  •  Morris, P (2004). Football in the USA: American Culture and the World’s Game
  • Historia de los Juegos Olímpicos (s.f.). Recuperado enhttp://www.monografias.com/trabajos13/hjuegol/hjuegol.shtml

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