10 muertes tan estúpidas como históricas
Esquilo: el oráculo le vaticinó que moriría aplastado por una casa, por lo que decidió residir fuera de la ciudad. Curiosa, y trágicamente, falleció al ser golpeado por el caparazón de una tortuga, que fue soltado por un quebrantahuesos desde el aire.
Atila: estaba tan borracho en su noche bodas que no se percató de que sangraba profusamente por la nariz. Al día siguiente amaneció ahogado en su propia sangre.
Sir Francis Bacon: durante una fuerte nevada, decidió comprobar si era cierto eso de que el frío retrasaba la descomposición de los cadáveres. Mató un pollo y salió a enterrarlo al campo, contrayendo una grave pulmonía que acabaría con su vida días después.
Tycho Brahe: muchas fuentes históricas citan como causa de su muerte una infección de orina padecida en 1601, al no ausentarse de una cena en Praga por educación y respeto. La larga cena le ocasionó una fuerte cistitis que le postró en cama con fiebres elevadas durante 71 días. Es muy probable, además, que Tycho muriera por envenenamiento de mercurio por sus propias medicinas, tratando de recuperarse de sus problemas urinarios.
Jim Fixx: el autor del bestseller de finales de los setenta ‘The Complete Book of Running’, donde defendía el ejercicio y una dieta sana como llave de la longevidad, murió de un ataque al corazón mientras hacía footing. La autopsia reveló una obstrucción masiva en tres arterias coronarias.
Federico I Barbarroja: tras cabalgar por el desierto en Tierra Santa embutido en su pesada armadura, el emperador se sintió tan excitado cuando llegó al río Saleph, que se lanzó a sus aguas para apagar la sed. Desafortunadamente, olvidó quitarse la armadura y se hundió como un yunque. Otra versión dice que fue su caballo quien lo lanzó al agua mientras atravesaba el río.
Jean-Baptiste Lully: murió por una gangrena en París, en 1687, a consecuencia de una herida que se hizo en el pie con su bastón de director de orquesta, una pesada barra de hierro que servía para llevar el compás golpeando el suelo con ella; esto le provocó una infección que acabó lentamente con su vida.
Papa Juan XII: murió asesinado por un marido que lo había sorprendido en el lecho de su mujer. Otra versión dice que murió de apoplejía en pleno acto sexual.
Jerome Irving Rodale: fundador del movimiento pro alimento biológico y editor, vaticinó en una entrevista en 1971 que viviría hasta los 100 años. Murió pocos días después, de un ataque al corazón, a los 72 años.
Tennessee Williams: murió a los 71 años, solo, en una habitación de hotel, al atragantarse con la tapa de un bote de pastillas. Sin embargo, algunos, entre ellos su hermano Dakin, creen que fue asesinado. Por su parte, la policía considera que su muerte parece deberse a drogas; muchos medicamentos se encontraron en la habitación, y la falta de una respuesta adecuada que hubiera eliminado la tapa de la botella de su garganta se atribuye a la influencia del alcohol y las drogas.
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