Giuseppe Verdi: de pequeño aprendiz de piano a uno de los grandes de la ópera
Giuseppe Verdi nació hace 200 años en Le Roncole, al norte de Italia.
Actualmente, sus óperas se encuentran entre las más representadas en los
teatros de todo el mundo y gozan de un incomparable fervor entre el
público.
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Sus padres eran gente relativamente sencilla, propietarios de un terreno
y una posada, pero con poco interés en las artes. Sin embargo, no
frenaron la dedicación del pequeño Giussepe a la música. Niño serio y
tímido, apenas jugaba con otros muchachos de su edad, sino que prefería
las clases de órgano impartidas por el maestro del pueblo en la iglesia
de San Michele. Cuando Verdi comenzó sus estudios secundarios en 1823,
tuvo que marcharse a la vecina villa de Busetto. Ese mismo año murió su
profesor y el pequeño Giuseppe se enorgullecía de caminar cinco
kilómetros los domingos y festivos para volver a la plaza de San Michele
y tomar asiento en el órgano.
Primeras desilusiones
Verdi nunca olvidó la decepción que sintió cuando en 1832 suspendió la prueba de acceso al Conservatorio de Milán por falta de destreza al piano. Comenzó a acudir entonces a clases particulares con Vincenzo Lavigna y el resultado, dos años después, fue muy positivo. En 1834 se convirtió en el organista oficial de Busseto y en 1836 en el responsable musical de la villa.
La tragedia golpeó su vida personal tempranamente. Su esposa, Margherita Barezzi, y sus dos hijos murieron uno tras otro en un breve espacio de tiempo. Estos momentos tan duros discurrían en paralelo al fracaso de su ópera Un giorno di regno, escrita en el estilo cómico de Rossini, que cosechó sonoros abucheos en La Scala de Milán. A los 27 años, Verdi se sentía fracasado y sin perspectivas.
Pero perseveró. Superó su depresión y se concentró en el trabajo. Sus
esfuerzos durante los siguientes 30 años dieron como fruto un total de
casi 20 óperas, además de su famoso Réquiem y un estimable
cuarteto de cuerda. En 1858, el compositor se casó por segunda vez con
una antigua cantante, Giuseppina Strepponi. Pasaban casi todo el tiempo
recluidos en su casa de campo en Sant' Agata.
¿Reinventó la ópera?
Sería erróneo atribuir a Verdi la reinvención de la ópera italiana desde sus cimientos en el siglo XIX. Sus primeros esfuerzos operísticos fueron en la línea belcantista, siguiendo la tradición de Gioachino Rossini, Gaetano Donizetti y Vincenzo Bellini. Pero Verdi introdujo cambios en el género. "Intensificó la expresión con el fin de dar a la ópera credibilidad sobre el escenario", dice Holger Noltze, biógrafo de Verdi, que considera que la máxima contribución del italiano fue la de tratar de reflejar la verdad sobre el escenario mediante música, libreto y puesta en escena.
Música política
Casa Verdi
El legado de Verdi va más allá de su impresionante catálogo teatral. En 1884 fundó un hogar para ancianos en Milán, la "Casa di Riposo per Musicisti", que aún sigue operando. Su idea era crear un sitio agradable para músicos y cantantes retirados, tan cómodo y musical como fuera posible. Allí yacen sus restos, junto a los de su segunda esposa, Giuseppina Strepponi.
Primeras desilusiones
Verdi nunca olvidó la decepción que sintió cuando en 1832 suspendió la prueba de acceso al Conservatorio de Milán por falta de destreza al piano. Comenzó a acudir entonces a clases particulares con Vincenzo Lavigna y el resultado, dos años después, fue muy positivo. En 1834 se convirtió en el organista oficial de Busseto y en 1836 en el responsable musical de la villa.
La tragedia golpeó su vida personal tempranamente. Su esposa, Margherita Barezzi, y sus dos hijos murieron uno tras otro en un breve espacio de tiempo. Estos momentos tan duros discurrían en paralelo al fracaso de su ópera Un giorno di regno, escrita en el estilo cómico de Rossini, que cosechó sonoros abucheos en La Scala de Milán. A los 27 años, Verdi se sentía fracasado y sin perspectivas.
¿Reinventó la ópera?
Sería erróneo atribuir a Verdi la reinvención de la ópera italiana desde sus cimientos en el siglo XIX. Sus primeros esfuerzos operísticos fueron en la línea belcantista, siguiendo la tradición de Gioachino Rossini, Gaetano Donizetti y Vincenzo Bellini. Pero Verdi introdujo cambios en el género. "Intensificó la expresión con el fin de dar a la ópera credibilidad sobre el escenario", dice Holger Noltze, biógrafo de Verdi, que considera que la máxima contribución del italiano fue la de tratar de reflejar la verdad sobre el escenario mediante música, libreto y puesta en escena.
Música política
Holger Noltze, biógrafo de Verdi, cree que la principal aportación
de Verdi a la ópera fue la de tratar de dar credibilidad al libreto
mediante la música.
En las óperas escritas entre 1840 y 1850, pero sobre todo en sus últimos
dramas musicales, se pone de manifiesta una inequívoca sensibilidad
política. La ópera Nabucco, con su célebre "Coro de esclavos",
ofrece quizá el ejemplo más significativo. El libreto narra la historia
del pueblo judío que lucha por su libertad, pero Holger Noltze cree que
otra narrativa subyace a esta historia: "La ópera se vincula con el
movimiento de unificación alemana. Por supuesto que los judíos son los
que aparecen en la biblia, pero todo el mundo sabía que se refería a los
italianos sometidos al yugo austríaco". Entre 1851 y 1853, la carrera
de Verdi alcanzó su punto culminante, cuando escribió Rigoletto, El trovador y La traviata, auténticos dramas musicales. Pero Aida, de 1871, y las óperas tardías, escritas a partir de 1881, son consideradas obras de arte total.Casa Verdi
El legado de Verdi va más allá de su impresionante catálogo teatral. En 1884 fundó un hogar para ancianos en Milán, la "Casa di Riposo per Musicisti", que aún sigue operando. Su idea era crear un sitio agradable para músicos y cantantes retirados, tan cómodo y musical como fuera posible. Allí yacen sus restos, junto a los de su segunda esposa, Giuseppina Strepponi.
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