Bartolomé de las Casas (1474-1566). Encomendero, dominico y defensor de los indios.
Vino al mundo en Sevilla. Fue su padre el modesto mercader Pedro de las Casas, quien junto a dos hermanos participó en el segundo viaje de Cristóbal Colón a las Indias. Varios son los indicios que tienden a señalar su origen judío, entre ellos el silencio que guarda acerca de sus padres y el hecho de que numerosos escritores y talmudistas hebreos se apellidaban Casas o Cazes.
Después de cursar Latín y Humanidades, Las Casas se ordenó de menores con el propósito de conseguir una plaza de doctrinero en la Española, adonde viajó en la flota de Nicolás de Ovando. Nada más arribar a la isla se unió a la gente del comendador para luchar contra los indios de Higüey y Jaragua, siendo premiado con un repartimiento próximo a La Vega. En noviembre de 1512 ascendió a presbítero.
El afán de ganancias lo condujo a Cuba, donde recibió otro repartimiento en Xagua. Como capellán fue con Pánfilo de Narváez a reforzar a Diego Velázquez en sus jornadas conquistadoras. La matanza indiscriminada de indígenas le abrió los ojos a las crueldades y expolios a que estos eran sometidos. Su conversión fue fulminante. Renunció a todos sus bienes y se trasladó a Santo Domingo, donde se entrevistó confray Pedro de Córdoba. Y luego regresó a España para defender la libertad de los indios.
Desembarcó en Sevilla el 6 de octubre de 1515 y en marzo del año siguiente presentó a los cardenales Cisneros y Adriano, gobernantes de Castilla por muerte del rey Fernando, sus memoriales de remedios y agravios. Se decidió entonces replantear el tratamiento a los indios. El clérigo elegiría a las personas encargadas de ejecutar lo que se acordase, pero entonces Cisneros nombró a los Padres Jerónimos gobernadores de Santo Domingo.
De regreso a la Española con el título de procurador de indios, Las Casas intentó, sin conseguirlo, que los Jerónimos aplicasen las reformas convenidas, a las que se oponían las autoridades y los vecinos de la isla. Inmune al desaliento, decidió seguir batallando y en mayo de 1517 estaba de nuevo en la península Ibérica.
Gestionó una reunión de teólogos en la universidad de Valladolid para discutir si los indígenas eran capaces de recibir la fe. En ella se acordó que quienes propagasen lo contrario eran herejes. El canciller Juan Sauvage, sustituto de Cisneros, acogió las denuncias de Las Casas y le pidió que reparase los males causados por los encomenderos.
Como las islas estaban ya destruidas, Las Casas fijó sus miras en Tierra Firme. El plan que ideó consistía en la construcción de diez fortalezas para que cada una protegiese a otros tantos pueblos habitados por cien vecinos cristianos. Varios obispados se constituirían en custodios de las reducciones indias. Las negociaciones se prolongaron desde principios de 1519 hasta mayo de 1520. Al poco tiempo se enteró de que los indios de Maracapana y Chiribichi habían destruido dos misiones y matado a sus religiosos en venganza por los rescates de esclavos efectuados por los españoles. Desilusionado, se trasladó a Santo Domingo, donde tomó el hábito de dominico. A partir de ese momento y durante varios años, además de entregarse al estudio en el convento que su orden tenía en Puerto Plata, se dedicó a la tarea de escribir.
Pasado ese tiempo, se reintegró a sus afanes evangelizadores en México, Panamá, Nicaragua y Guatemala. Enterado de que el Consejo de Indias había permitido esclavizar a los indios tomados como prisioneros de guerra, salió para España a abogar por ellos. En diciembre de 1541, el monarca resolvió que se debatiese el problema indígena, lo que motivó al dominico a redactar un memorial en el que propuso la supresión de las encomiendas. Las deliberaciones duraron un año y fruto de ellas fueron las Leyes Nuevas, promulgadas en Barcelona el 20 de noviembre de 1542.
Fue designado obispo de Chiapas en 1543. En 1547, con 73 años, regresó definitivamente a España, donde supo que el emperador había derogado las Leyes Nuevas.
Juan Ginés de Sepúlveda, humanista y cronista de Carlos V, defendía la tesis de la justicia y santidad de las guerras a los indios. Las Casas le plantó batalla y logró que las universidades de Salamanca y Alcalá revisaran la obra en la que Sepúlveda defendía tales argumentos. Este apeló al príncipe Felipe y propuso que la controversia se dirimiera en un duelo dialéctico. La disputa se celebró en Valladolid entre mediados de agosto y septiembre de 1550 y el triunfo correspondió a Las Casas. Su fallecimiento ocurrió 16 años después en su retiro del Colegio de San Gregorio.
Bibliografía
Bibliografía activa
Apologética historia de las Indias, Madrid, Nueva Biblioteca de Autores Españoles, 1909.
Brevísima relación de la destrucción de las Indias, Madrid, Castalia, 1999.
Colección de tratados, Buenos Aires, Instituto de Investigaciones Históricas, 1924.
Historia de las Indias, Madrid, Biblioteca de Autores Españoles, 1957.
Bibliografía pasiva Friede, Juan: Bartolomé de las Casas, precursor del anticolonialismo, México, Siglo XXI Editores, 1974.
Hanke, Lewis: La lucha española por la justicia en la conquista de América, Madrid, Aguilar, 1967.
Enlaces
- http://portales.mx.cervantesvirtual.com/bib_autor/bartolomedelascasas/
- http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/personajes/5682.htm
- mgar.net/var/lascasas.htm
- http://www.lascasas.org/lascass-bolivia.htm
- http://www.ensayistas.org/antologia/XVI/lascasas/index.htm
- http://www.e-torredebabel.com/Enciclopedia-Hispano-Americana/V4/Bartolome-Casas-biografia-D-E-H-A.htm
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