miércoles, 22 de febrero de 2012

Osiris, dios de fertilidad, del buen gobierno, de la agricultura/ El que cayó en manos de su hermano, el Juez Justo.


Jose Manuel Peque Martínez

Osiris, dios de fertilidad, del buen gobierno, de la agricultura/ El que cayó en manos de su hermano, el Juez Justo.

José Manuel Peque Martínez


Usir, cuyo nombre occidentalizado es Osiris. Representado normalmente en forma de humano momificado de piel verde y larga perilla negra, fue un dios extremadamente importante para los antiguos egipcios. La historia de su vida y de su muerte ha tenido múltiples interpretaciones no sólo en los tiempos antiguos sino también en los modernos.
Osiris, su esposa Isis, su hijo Horus y su hermano Seth acaparan todo el protagonismo dentro de la mitología egipcia. Más que el propio Ra, dios solar, dios de dioses; más también que Toth, el dios sabio creador de la escritura y la filosofía hermética; y más que Amón el Oculto y Ptah el Demiurgo Creador.
Su historia, contada tal y como lo hacían los antiguos egipcios, era una declaración de intenciones desde su inicio hasta su final. La epopeya osiriana se utilizaba como legitimación del poder real, y más allá de ello, como explicación también de por qué Egipto era un territorio fértil entre dos grandes desiertos.
En los tiempos antiguos, cuando Egipto aún estaba gobernado por los dioses, Geb tuvo cuatro hijos: Osiris, Seth, Isis y Neftis.
Osiris por ser el primogénito heredó el trono de su padre, se casó con su hermana Isis y juntos gobernaron en paz y prosperidad sobre Egipto. Osiris fue muy querido por su pueblo ya que gobernaba con sabiduría y justicia y además enseñaba a los antiguos pobladores cómo sacar el mayor partido a la tierra cultivable o cómo construir una casa sin que sus cimientos se vinieran abajo ante el menor contratiempo climático o temblor de tierra. El típico ejemplo de dios justo y civilizador.
Pero los problemas los tenía en su propia casa. Su hermano Seth estaba consumido por la envidia y junto con sus seguidores tramó un plan para deshacerse de su hermano y apoderarse del trono.  Aprovechó un banquete para regalarle un cofre de madera de sus dimensiones, le engañó para que se introdujera dentro de él y cuando Osiris lo hizo cerró bruscamente el cofre, descuartizó su cuerpo y repartió sus pedazos en los cuatro confines del mundo conocido por los egipcios.
El acto inmundo de Seth hizo que la Naturaleza se rebelara contra Egipto. El desierto crecía año a año y el Nilo dejó de venir crecido y de fertilizar la tierra. Isis, destrozada, quiso salvar lo poco que quedaba de lo logrado por su amado esposo y vagó como suplicante en compañía de Anubis y Neftis en busca de los restos de Osiris.
Después de que hubo reunido su cuerpo y encontrado su cabeza en el interior del tronco de un cedro del Libano, con la ayuda de Anubis logró embalsamar su cuerpo y con su magia se convirtió en una enorme ave que aleteó hasta conseguir que el semen de Osiris saliera de su cuerpo y la fecundara.  De ese embarazo nació Horus, que Isis dio a Hathor para que le criase y le ocultase de Seth.
Cuando Horus alcanzó la madurez, su madre le reveló su destino y este juró consagrarse a él, quitando a su perverso tío del poder que había alcanzado injustamente y que había sembrado Egipto de perdición y de muerte.
La guerra entre tío y sobrino duró cientos de años, hasta que la intervención de Osiris desde el Inframundo exhortando a un Ra dubitativo que no sabía si inclinarse ante uno u otro en el tribunal de los dioses, amenazándole con enviarle su ejército de almas impias (única expresión beligerante de Osiris) para que le obstaculizarán su recorrido nocturno por la Duath si no declaraba justo heredero a Horus y castigaba a Seth.
Ra, muy a su pesar pues Seth le ayudaba cada noche a realizar ese transcurso nocturno portando la lanza con la que cada día descuartizaba a la terrible serpiente maligna Apopis, declaró rey legítimo a Horus pero no castigó a Seth, que siguió siendo su mano derecha en la barca solar.
Una vez Horus entronado como soberano de dioses y hombres, la Naturaleza volvió a ser benévola con Egipto y las tierras se volvieron fértiles de nuevo en el valle fluvial por el que transcurría el Nilo.
Osiris, mientras tanto, siguió siendo un juez justo y bondadoso con las almas de los muertos, en el Inframundo.
Fuente de las imágenes: Wikipedia

No hay comentarios:

Publicar un comentario