LA REINA AHHOTEP DINASTIA XVIII - 1550 - 1307 A.c.
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Al comentar la historia del inicio del Imperio Nuevo, se escribe habitualmente de nombres masculinos: Sequenenra Taa, Kamose y Ahmose, los grandes guerreros que arrebataron el poder a los hicsos. Pero también fueron importantes tres grandes mujeres las reinas Tetisheri,(matriarca del clan) Ahmés-Nefertari (hija también de Seqenenra y Ahhotep) y Ahhotep la que hoy es nuestra protagonista.
La reina Ahhotep es una de las excepcionales reinas que destacan a lo largo de la historia del Egipto antiguo. Hija de Seqenenre Tao I y de la reina Tetisheri, heredó de sus progenitores el espíritu luchador que caracterizó a los fundadores de la dinastía XVIII.
Los hicsos hacia el siglo XVII a.C, conquistaron parte de Egipto, situando la capital del reino en la ciudad de Avaris, en el delta del Nilo, manteniendo su dominio unos cien años, y fundando las dinastias XV y XVI.
No llegaron a controlar todo el territorio, como es el caso de Tebas, donde gobernaba la dinastia XVII, cuyos reyes fueron los que llevaron a cabo la guerra que terminó con la expulsión de los hicsos del país.
Al subir al trono tebano Seqenenra, hermano y esposo de Ahhotep, comienza la lucha contra los hicsos, siendo derrotado en la batalla, muriendo en ella, según se aprecia en su momia. Ahhotep queda viuda, coronando enseguida a Kamose, su hermano menor o su hijo mayor, como rey, asumiendo ella la regencia en Tebas.
Al comentar la historia del inicio del Imperio Nuevo, se escribe habitualmente de nombres masculinos: Sequenenra Taa, Kamose y Ahmose, los grandes guerreros que arrebataron el poder a los hicsos. Pero también fueron importantes tres grandes mujeres las reinas Tetisheri,(matriarca del clan) Ahmés-Nefertari (hija también de Seqenenra y Ahhotep) y Ahhotep la que hoy es nuestra protagonista.
La reina Ahhotep es una de las excepcionales reinas que destacan a lo largo de la historia del Egipto antiguo. Hija de Seqenenre Tao I y de la reina Tetisheri, heredó de sus progenitores el espíritu luchador que caracterizó a los fundadores de la dinastía XVIII.
Los hicsos hacia el siglo XVII a.C, conquistaron parte de Egipto, situando la capital del reino en la ciudad de Avaris, en el delta del Nilo, manteniendo su dominio unos cien años, y fundando las dinastias XV y XVI.
No llegaron a controlar todo el territorio, como es el caso de Tebas, donde gobernaba la dinastia XVII, cuyos reyes fueron los que llevaron a cabo la guerra que terminó con la expulsión de los hicsos del país.
Al subir al trono tebano Seqenenra, hermano y esposo de Ahhotep, comienza la lucha contra los hicsos, siendo derrotado en la batalla, muriendo en ella, según se aprecia en su momia. Ahhotep queda viuda, coronando enseguida a Kamose, su hermano menor o su hijo mayor, como rey, asumiendo ella la regencia en Tebas.
Kamose tuvo más éxito que Seqenenra, combatió a los hicsos en el norte, reconquistando Menfis. Fueron tres años de luchas continuas, y cuando ya solo quedaba Avaris, una enfermedad o las heridas de la guerra, causaron la muerte de Kamose, quedando de nuevo el trono vacío.
Pasa a ocupar el trono al único miembro varón que quedaba en la familia, Ahmose, un niño de apenas 10 años, hijo de Seqenenra y Ahhotep, que vuelve a asumir la regencia. Y fue también ella quien desde Tebas, dirigió el asedio a Avaris.
Cuando Ahmose estuvo listo, Ahhotep le entregó el reino, destruyendo el último reducto hicso, consiguiendo así un Egipto libre. Como agradecimiento Ahmose, en una ceremonia, condecoró a su madre con tres grandes moscas de oro, el mayor galardón militar posible.
Ahmose I rindió homenaje a la reina madre consagrando una estela en el templo de Amon-Re de Karnak. El texto es un manifiesto de la excepcionalidad de Ahhotep como garante de la continuidad de la dinastía y elemento estabilizador de la Corona en medio de la inestabilidad que asolaba al país durante la lucha para expulsar a los hicsos.
Por azares del destino, Ahhotep se vio obligada a relevar a tres reyes. De la regencia ejercida por la reina, aunque no sea señalada explícitamente, queda un recuerdo sobre la puerta de Buhen, en la Segunda Catarata, en la que su nombre se asocia al de su hijo Ahmose.
En 1858 fue hallado su sarcófago y momia, en Deir el-Bari realzados con espléndidas joyas. Algunas piezas del ajuar funerario de Ahhotep, halladas en el interior del sarcófago junto a su cuerpo, son clara expresión del papel fundamental y excelente desempeñado por la reina en pro de la unificación del país bajo una nueva dinastía. Cabe destacar las "moscas de oro", condecoración que el rey otorgó a su madre como reconocimiento a su valor como líder militar, una pequeña daga decorada con una escena simbólica de la expulsión de los hicsos, varias hachas de combate -tres de oro y seis de plata-, un pectoral de oro y esmaltes
y un brazalete adornado con la representación del ritual de coronación, con Ahmose arrodillado delante del dios Geb, el mítico rey ancestral que legitima a todo soberano en su cargo.
Actualmente en el Museo de El Cairo.
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