C. Valenciana / historia
Luis de Santángel, el sagaz mercader que propició el descubrimiento del Nuevo Mundo
El valenciano fue una de las piezas clave en el proyecto de Colón, financiando su empresa
Una de las figuras más decisivas para el descubrimiento de América fue, sin lugar a dudas, Luis de Santángel, un destacado colaborador de los Reyes Católicos en las tareas financieras. Nacido en Valencia hacia 1435, provenía de una familia judía conversa.
Tercero de este nombre, fue hijo de Luis de Santágel «El Viejo», que
había solicitado avecindarse en la capital del Turia (vivió en la calle
Castellvins, en plena Judería) y mantuvo buenas relaciones con los reyes
Alfonso V y Juan II. De hecho, desde 1460, éstos le concedieron el
arriendo de las salinas de la Mata.
Según se recoge en el Diccionario de Historia Medieval del Reino de Valencia,
al morir su padre, Luis «El Joven» heredó la jefatura familiar,
prosiguiendo con sus variadas actividades. Además, fue receptor de las
rentas del antiguo patrimonio real y continuó con el arriendo de las
salinas de La Mata, participando en el comercio internacional de la sal.
Se asoció con conversos destacados, como Gabriel Sánchez,
de la tesorería real (que también jugaría un papel fundamental en el
descubrimiento del Nuevo Mundo), comerciando en todos los ámbitos
conocidos, desde Flandes a Italia.
Su amistad con el rey Fernando propició que le concediera una alcaidía de la Ceca de Valencia y el nombramiento de «escribano de ración», una suerte de agente financiero de toda la Hacienda aragonesa cuyo principal cometido era prestar dinero al Rey.
Su descendencia judía le acarreó diversos problemas pese a
su proximidad a la Corona. De hecho, fue denunciado en varias ocasiones a
la Inquisición. Aun así, su dedicación a los reyes hizo que Fernando e
Isabel, para protegerle, le concedieran en 1407 el estatuto «de sangre»,
por el que ni él ni sus descendientes podían ser llevados al Tribunal
de Santo Oficio, como sí que sucedió con miembros de su familia
pertenecientes a la rama aragonesa.
Santángel entabló una estrecha amistad con Cristóbal Colón, a quien conoció en 1486 en Córdoba. Su papel fue decisivo en 1492, cuando persuadió a la reina para que aceptara las exigencias del «Descubridor»
una vez rotas las Capitulaciones de Santa Fe. En ellas, Colón pedía que
se le otorgaran los títulos de almirante, virrey y gobernador general
de todos los territorios que descubriera o ganase durante su vida, así
como la décima parte de todos los beneficios obtenidos.
El mercader tomó a su cargo la empresa y se ofreció a adelantar el dinero necesario.
De este modo, prestó de su propia fortuna, aunque con cargo a la
Corona, 1.140.000 maravedíes y, a título personal a Fernando, 6.375.000
maravedíes. También se asoció con Gabriel Sánchez, de modo que gran
parte de la financiación del proyecto de Colón recayó en ambos.
Así, Santángel fue uno de los pocos visionarios que previó
el beneficio que ese proyecto podría reportar a la Corona, además de lo
que suponía el descubrimiento de nuevas rutas y nuevas tierras
inexploradas.
El agradecimiento de Colón a la implicación en su empresa se evidenció en la carta que envió al mercader narrando su «gran descubrimiento»,
tal como destaca Román Piña en su artículo «Los Santángel de Mallorca y
los orígenes de Cristbfor Colom el 'Descubridor'». Este documento, que
todavía se conserva, se imprimió en todos los idiomas de Europa, en diez
ediciones, puesto que fue uno de los primeros que escribió Colón al
llegar a las Indias, junto con otros dos que fueron remitidos a los
reyes y a Gabriel Sánchez.
Santángel falleció en el año 1498 y sus restos descansan en el Monasterio de la Trinidad de Valencia, como consignó en su testamento.
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