lunes, 6 de enero de 2014

EL MERENGUE: BAILE NACIONAL DOMINICANO.



EL MERENGUE: BAILE NACIONAL DOMINICANO.
Fuente; José G. Guerrero. Boletín del Museo del Hombre Dominicano. Año XXVII. Núm. 28 – 2000. Santo Domingo. Pág. 207

El gobierno de Trujillo 1930-1961) contribuyó sobremanera a la difusión del merengue a nivel nacional es  internacional. Hay que resaltar que no fue el primero que lo  introdujo en el salón, ya      que se  bailaba desde  mediado  del siglo XIX, pero definitivamente es él quien crea las condiciones para  establecerlo finalmente como baile nacional en los salones y en la geográfica nacional.  La Era de Trujillo será la  era del merengue.

Desde sus  primeras campañas electorales en 1930 y 1934, Trujillo inaugura una forma novedosa de hacer  política  dándole un  toque de  sabor festivo a los mítines y caravanas haciéndose acompañar del cuarteto típico de Ñico Lora.
No era la primera vez que el  merengue incursionaba en la política, pues Horacio Vásquez lo había hecho en 1926, aunque de manera limitada. Adema, para 1870, Toño Abreu, durante una revolución contra el gobierno de turno, andaba con una carabina en un hombro y un acordeón en otro para alegrar la soldadesca en momentos de ocio.
Trujillo utilizaba la música popular para enrostrársela a la rancia  oligarquía que  veía tanto  al político como al baile antes  racial y socialmente inferiores (Paul Austrerlitz. Merengue. Dominican music and Dominican identity. Temple University Press. Philadelphia, 1996). Para el 1928 habia  ocurrido un famoso incidente  en el Club Unión, el santuario de la gente  de alcurnia  de Santo Domingo. Trujillo trató de obtener  el ingreso a este Club, y  cuando se propuso su nombre levantó una ola de oposición. Corrieron rumores de que Trujillo  “le habían dado bola negra”, es decir que lo habían rechazado y que un esbirro suyo  habia notificado la votación de manera fraudulenta. Ingresó al Club es de una forma tal que  la aceptación  fue casi  peor que  un rechazo.
Su resentimiento hacia la oligarquía social se hizo entonces más fuerte que nunca y una de sus determinaciones fue la de cavar con el Club, como finalmente se hizo en 1932. (Robert D. Crassweller.  Trujillo. La trágica aventura del Poder Personal. Editorial Bruguera. Barcelona – España, 1968.págs. 28- 121).
En las fiestas públicas había  que tocar merengue obligatoriamente (Leonardo Fuentes Padura. Los rostros de la salsa. Ediciones Unión. La Habana-Cuba. 1997. Pág. 62), y Trujillo era el primero que salía a la pista a bailar. Con el tiempo ganará una  fama de  bailador de merengue y Trujillo cuanta Alberti que en los bailes sociales a los que éste asistía siempre pedía merengue, “era una pieza musical predilecta”, pero desde que daba la espalda se  “se olvidaban del merengue” (Luis Alberti. De música y orquestas bailables dominicanas: 1910-1959. Editora Taller, Santo Domingo. 1975.)

La aceptación definitiva del  merengue en los salones la  fija Alberti en dos  fechas claves; 1932 y 1936. En la primera,  forma una de las orquestas más importantes de la época con la que toca por primera vez un merengue, todavía sin letras, con acordeón y tambora típica. Desde ese momento ha existido la vigencia de la tambora y el acordeón en nuestras orquestas”. ((Luis Alberti. De música y orquestas bailables dominicanas: 1910-1959. Editora Taller, Santo Domingo. 1975. pág. 34). Los sorprendentes aplausos indican que la sorpresa del músico y del  público era mutua. Todavía faltaba la corrección  de las letras pornográfiadas b y malsanas. En la segunda fecha, una familia de Santiago le solicita un merengue con letras decentes, y Alberti, compone “Compadre Pedro Juan”, el merengue de mayor difusión nacional e internacional, el cual “gusto y causó furor”. En  ese mismo año comienza a oírse merengue en la radio,  presente en el país desde 1928, la cual contrata de manera fija a conjuntos musicales. El propio Alberti era director artístico de la emisora HI9B de Santiago donde fue mentor de varios conjuntos bailables. }

La Radio y la Industria fonográfica sirvieron  de mucho para romper la barrera inexpugnable que existía  entre  el merengue y la  alta  sociedad. Después de Compadre Pedro  Juan, que nació con la radio, se aceptaron hasta los merengue de  doble sentido. La  radio crea el Publico Radioyente, para el cual surgen cantantes de media voz que pegan el bolero, el merengue y la criolla. Para  1940, el maestro Leopoldo Stokowki graba un total de 12 discos de merengues, 5 boleros y un jaleo para la Columbia. En 1939 se incorpora la vellonera; en el 1948 y 1949 aparecen los discos LP de la Columbia y el  de 45 RPM de la Víctor, respectivamente  a la radio se le suma la televisión a partir de 1952.

La proliferación  de nuevos clubes de bailes demandará el trabajo del músico profesional y la formación de grandes bandas al estilo de la Big Band de Jazz de la época.
La Era de Trujillo es, pues,  la era de las grandes orquestas,  las grabaciones fonográficas, la difusión de la radio, el arribo de la televisión, la entrada del merengue al salón, la legitimación social plena de este género  y su virtual oficialización como baile nacional (José del Castillo y Manuel García Arevalo. Antología del Merengue. Editora  Corripio, Santo Domingo. 1989. Pág. 31). De todas maneras, el significado del merengue para la identidad nacional trascenderá los propósitos   propagandísticos  del Trujillo. Su muerte, en mayo del 1961, será celebrada con merengue. “Mataron el  chivo en la carretera”…. El pueblo celebra con mucho  entusiasmo, la fiesta del chivo el 30 de mayo, déjeme reír, déjame cantar, déjame bailar,

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