EL MERENGUE….
Este
es la Bandera Musical de la República
Dominicana, es para el Dominicano, lo que la Danza, para Puerto Rico; el Tango para Argentina; el
Tamborito, para Panamá; la Zambacueca, para Chile; Bambuco,
para Colombia; el Jaropo, para Venezuela;
o el Pericón, para Uruguay.
En
él hay alegría mojada de Sol Tropical, olor a menta, sabor a tamarindo. Vive en
el merengue nuestro pueblo, y por él expresa su alegría y su dolor.
Hay
noche tropical en sus acordes; nace del
pueblo dominicano, y va a él, fresco
como una flor cuajada de rocíos y alegre como
una mariposa.
Juguetea
en el fan de los enamorados, esponja ambrosía
en los jugosos labios de la aldeana
feliz. Es himno nacional en los momentos activo de la refriega; hermoso lirismo
bajo el clamor lunar.
En
él galope rítmico de potros musicales,
el acompasado tap – tap del hacha sobre
el sólido tronco del esbelto caobo y el rose voluptuoso de la almidonada enagua de la
púdica doncella; hay caer de hojas, correr de agua, reventar de encantos.
Hermoso
es el espectáculo de su baile; brilla la luna, rima el amante,
entusiasmado por el coro que lo
acompaña, redobla la tambora, chacharea la güira y gime el saxofón en sus acordes.
El
enamorado aborda a la pretendida de su sueño; ella, con hermosa coquetería,
recoge su falda, y mientras por la enredadera de la
escala asciende juguetón y ágil el rápido merengue, lloran los astros en
estasis supremo, lágrimas de luz,
tiemblan las espigas de los maizales, y
en la enramada una invocación de
armonías.
He
ahí el merengue, La Tambora es la que
lleva la tónica; el Acordeón la armonía.
El Acordeón es el alma del merengue.
Todo campesino merenguero guarda en su rincón de su bohío el acordeón policrómico, sin el cual no encontraría felicidad en su vida.
El
poeta folklórico de nuestro país. Tomas Morel, describe la pasión de nuestro campesino por el
acordeón cundo dice;
“El
Acordeón / cuando se cuelga en la tramaría de la pulpería / parece un juguete /
que pierde su policromía / y, sin embargo
/ se vuelve alegre / cuando llega món a la pulpería / lo trae
del otro lado de los meres / y
parece de aquí el acordeón / sólo que
cuando viene por la Radio / no suena como cuando lo toca món.
Otro folklorista, Rafael Vidal, afirma que el
merengue nació con el carácter típicamente criollo, en un campo de batalla, el de Talanquera, en el
que e un primer empuje las tropas des
cayente, obligaron a retroceder a las tropas dominicanas; en ese
instante, sin causa justificada, Tomas Torres,
abanderado dominicano, llego; más
tarde, los dominicanos, tras violentos contraataque,
salieron triunfantes, y en la noche
a la luz de las fogatas del vivac
los saldados dominicanos, entonaban la melodía que se apodero de todo el
mundo.
Tomá
juyó con la bandera / si juera yo, yo no juyera / Tomá juyó de Talanquera / Tomá juyo con la bandera /.
Hacia 1850 se cantaba en el sur el siguiente merengue”;
Merengue,
papa Camilo/ merengue, papá Tomá / al
golpe de la tambora / o te compone o te
va./
En
Colombia hay un merengue incluido entre los aires negroides que nada tiene que
ver con el nuestro. También
distinto del nuestro, los venezolanos han logrado alguna
popularidad en la Patria de Bolívar.
Nuestro
merengue consta de dos secciones de 16 compases en ¾ cada una; una breve
introducción, semejante a la de la danza, e interludios llamados Jaleos.
El
ritmo es una sincopa moderada. Por lo regular hay un coro que entona un ritmo con una frase, que se repite cada
vez, como! “Por ahí María se va “, “Comande “, jo, jo” “ronde, ronde ay ombe”
El
merengue se ha vestido de Frac,
para invadir los salones aristocráticos; para acariciar los perfumados encajes de las
damas linajudas y desmayarse en el indiscreto abaniqueo de la
niña que ama, peor en el juego de luz de los casinos, en el baldosado salón de club, o en mensaje etéreo
de la Radio, conserva su primitiva pureza.
Nota: desconozco su autor
pero consideramos interesante el texto,
para el conocimiento de nuestra música nacional
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