EL
MERENGUE: BAILE NACIONAL DOMINICANO.
Fuente; José G. Guerrero. Boletín
del Museo del Hombre Dominicano. Año XXVII. Núm. 28 – 2000. Santo Domingo. Pág.
207
El gobierno de Trujillo
1930-1961) contribuyó sobremanera a la difusión del merengue a nivel nacional
es internacional. Hay que resaltar que
no fue el primero que lo introdujo en el
salón, ya que se bailaba desde
mediado del siglo XIX, pero
definitivamente es él quien crea las condiciones para establecerlo finalmente como baile nacional
en los salones y en la geográfica nacional.
La Era de Trujillo será la era
del merengue.
Desde sus primeras campañas electorales en 1930 y 1934,
Trujillo inaugura una forma novedosa de hacer
política dándole un toque de
sabor festivo a los mítines y caravanas haciéndose acompañar del
cuarteto típico de Ñico Lora.
No era la primera vez que el merengue incursionaba en la política, pues
Horacio Vásquez lo había hecho en 1926, aunque de manera limitada. Adema, para
1870, Toño Abreu, durante una revolución contra el gobierno de turno, andaba
con una carabina en un hombro y un acordeón en otro para alegrar la soldadesca
en momentos de ocio.
Trujillo utilizaba la música
popular para enrostrársela a la rancia
oligarquía que veía tanto al político como al baile antes racial y socialmente inferiores (Paul Austrerlitz. Merengue. Dominican music and Dominican identity.
Temple University Press. Philadelphia, 1996). Para el 1928
habia ocurrido un famoso incidente en el Club Unión, el santuario de la
gente de alcurnia de Santo Domingo. Trujillo trató de
obtener el ingreso a este Club, y cuando se propuso su nombre levantó una ola
de oposición. Corrieron rumores de que Trujillo
“le habían dado bola negra”, es decir que lo habían rechazado y que un
esbirro suyo habia notificado la
votación de manera fraudulenta. Ingresó al Club es de una forma tal que la aceptación
fue casi peor que un rechazo.
Su resentimiento hacia la
oligarquía social se hizo entonces más fuerte que nunca y una de sus
determinaciones fue la de cavar con el Club, como finalmente se hizo en 1932. (Robert D.
Crassweller. Trujillo. La trágica
aventura del Poder Personal. Editorial Bruguera. Barcelona – España, 1968.págs.
28- 121).
En las fiestas públicas
había que tocar merengue obligatoriamente
(Leonardo
Fuentes Padura. Los rostros de la salsa. Ediciones Unión. La Habana-Cuba. 1997.
Pág. 62), y Trujillo era el primero que salía a la pista a bailar.
Con el tiempo ganará una fama de bailador de merengue y Trujillo cuanta
Alberti que en los bailes sociales a los que éste asistía siempre pedía
merengue, “era una pieza musical predilecta”, pero desde que daba la espalda
se “se olvidaban del merengue” (Luis Alberti. De
música y orquestas bailables dominicanas: 1910-1959. Editora Taller, Santo Domingo.
1975.)
La aceptación definitiva del merengue en los salones la fija Alberti en dos fechas claves; 1932 y 1936. En la
primera, forma una de las orquestas más
importantes de la época con la que toca por primera vez un merengue, todavía
sin letras, con acordeón y tambora típica. Desde ese momento ha existido la
vigencia de la tambora y el acordeón en nuestras orquestas”. ((Luis Alberti. De
música y orquestas bailables dominicanas: 1910-1959. Editora Taller, Santo
Domingo. 1975. pág. 34). Los sorprendentes aplausos indican que la sorpresa
del músico y del público era mutua.
Todavía faltaba la corrección de las
letras pornográfiadas b y malsanas. En la segunda fecha, una familia de
Santiago le solicita un merengue con letras decentes, y Alberti, compone “Compadre
Pedro Juan”, el merengue de mayor difusión nacional e internacional, el cual
“gusto y causó furor”. En ese mismo año
comienza a oírse merengue en la radio,
presente en el país desde 1928, la cual contrata de manera fija a
conjuntos musicales. El propio Alberti era director artístico de la emisora
HI9B de Santiago donde fue mentor de varios conjuntos bailables. }
La Radio y la Industria
fonográfica sirvieron de mucho para
romper la barrera inexpugnable que existía
entre el merengue y la alta
sociedad. Después de Compadre Pedro
Juan, que nació con la radio, se aceptaron hasta los merengue de doble sentido. La radio crea el Publico Radioyente, para el
cual surgen cantantes de media voz que pegan el bolero, el merengue y la
criolla. Para 1940, el maestro Leopoldo
Stokowki graba un total de 12 discos de merengues, 5 boleros y un jaleo para la
Columbia. En 1939 se incorpora la vellonera; en el 1948 y 1949 aparecen los
discos LP de la Columbia y el de 45 RPM
de la Víctor, respectivamente a la radio
se le suma la televisión a partir de 1952.
La proliferación de nuevos clubes de bailes demandará el
trabajo del músico profesional y la formación de grandes bandas al estilo de la
Big Band de Jazz de la época.
La Era de Trujillo es, pues, la era de las grandes orquestas, las grabaciones fonográficas, la difusión de
la radio, el arribo de la televisión, la entrada del merengue al salón, la
legitimación social plena de este género
y su virtual oficialización como baile nacional (José del Castillo y Manuel García Arevalo.
Antología del Merengue. Editora
Corripio, Santo Domingo. 1989. Pág. 31). De todas maneras, el
significado del merengue para la identidad nacional trascenderá los
propósitos propagandísticos del Trujillo. Su muerte, en mayo del 1961,
será celebrada con merengue. “Mataron el
chivo en la carretera”…. El pueblo celebra con mucho entusiasmo, la fiesta del chivo el 30 de
mayo, déjeme reír, déjame cantar, déjame bailar,
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