Manipulación de políticas sociales – Reflexiones sobre la miseria económica a que nos avocan las élites
En
realidad lo que está ocurriendo, es que sobre un panorama cierto de
crisis, provocada por la codicia de los mismos que ahora propugnan las
soluciones, se impone con un cierto placer ideológico una batería de
medidas y recortes que se aplican con semblante compungido y serio pero
que en realidad nacen de la certeza de que la derecha española no tendrá
otra oportunidad como la actual en los próximos 50 años para influir en
la estructura social de España de la manera en que lo está haciendo y
en el sentido en que lo está haciendo.
Al hablar
de la reforma laboral y de sus efectos en la clase trabajadora, no se
expresa con total contundencia y claridad la repercusión que está
teniendo en la estructuración del futuro mercado de trabajo. El proceso
de dumping social al que el Estado está sometiendo los
parámetros del mercado laboral en España es de tal calibre que ha creado
una especie de proceso de “asianización” de la
economía por supuesto con su epicentro en una reforma laboral económica y
social temeraria por su previsible repercusión negativa ya que marcará
de forma estructural la vida de toda una generación de españoles y más.
La
precarización de la condiciones de trabajo ha sido de tal calado que el
aumento de competencia del sector exportador por la vía de la devaluación salarial
está comenzando a crear tensiones entre los socios comunitarios en
Bruselas, donde parece ser que determinados países “bien” de la UE se
han quejado de la competencia española por la vía de los bajos precios
en los productos. Es como si de repente, a Europa le hubiera salido un grano
en el Sur en forma de “Corea latina o China mediterránea”. Lejos quedan
aquellos años en que un irreal Zapatero soñaba con sobrepasar a Francia
en renta per cápita y entrar por la puerta grande en el G-8.
PROCESO DE “ASIANIZACIÓN” DEL MERCADO DE TRABAJO Y DE LA ECONOMÍA.
El proceso
de asianización del mercado laboral y de la economía en general es un
proceso integral. Afecta no sólo al trabajo y a la economía, también a
la capacidad del ciudadano de manifestar su desacuerdo con lo que está
sucediendo. Por ello, se imita a los países asiáticos haciendo suya la
característica más destacada de estas naciones:
HACER QUE EL PAÍS PAREZCA MÁS GRANDE, A BASE DE HACER MÁS PEQUEÑOS E INSIGNIFICANTES A SUS PROPIOS CIUDADANOS.
Es un
método muy apreciado por los países emergentes. Todo el mundo hoy en día
envidia el potencial económico de algunas economías. Todo el mundo
admira el crecimiento de China o el desarrollo de Corea y Taiwán; pero
a nadie le gustaría ser ciudadano chino o coreano, a nadie le gustaría,
disfrutar de su falta de libertad sindical, su déficit democrático, su
falta de respeto a los derechos humanos, la ausencia de derechos
laborales, negociación colectiva, su falta de libertad de expresión e
incluso de movimientos. Eso es otra cuestión.
Pero es que esa es precisamente la cuestión.
El respeto al individuo como tal, vertebrado en su contexto colectivo,
solidario, alejado de la codicia y el individualismo mal entendido que a
modo de veneno han inoculado en la educación y la economía de nuestro
país y de muchos otros las élites pseudodemocráticas.
NEGACIÓN DE LA REALDIAD SOCIAL COMO MÉTODO DE MANIPULACIÓN. REMINISCENCIAS DE LA ESPAÑA AUTÁRQUICA.
Por otra
parte, existe otro foco de imitación del Estado Español a
comportamientos políticos y económicos del pasado. Muchas de las
imágenes que vemos por televisión y que publicitan de manera ejemplar
las redes sociales e internet, nos retrotraen a la España de los años
cincuenta del siglo XX y a la miseria económica y social que
significaron para muchos españoles/as.
Fenómenos
de desahucios, hacinamiento por falta de posibilidades de acceder a una
vivienda digna, cohabitación de varias generaciones en un mismo
domicilio, organización de “ollas comunes” como forma colectiva de
afrontar la manutención y la falta de ingresos motivada por el paro, la
descomunal labor de las entidades de caridad, asistenciales y ongs
mediante comedores sociales, escolares y bancos de alimento.
Infraempleo, pluriempleo, desempleo…
¿Les suena
muchos de estos fenómenos? ¿No les recuerda a los mayores de 60 años
procesos parecidos o similares en su infancia y adolescencia?: La sopa boba,
los comedores de beneficencia, el auxilio social, los trenes llenos de
personas en busca de trabajo en el extranjero… salvando las distancias,
es innegable ver ciertas reminiscencias de los difíciles años 50 y
principios de los 60 en el actual panorama de parte de la sociedad
española. Pregunten a sus mayores, verán como muchas de las situaciones
apuntan muchas similitudes.
Evidentemente, la estructura social de la España franquista y subdesarrollada de 1950
no puede ni debe ser comparada en términos globales, pero sí debemos
llamar la atención sobre la gravedad de la situación, han pasado más de
60 años y de nuevo los que lo pasan mal siguen siendo los mismos. Al
igual que entonces, una parte considerable de la población española, la
más desfavorecida, se quedará anclada en la crisis, mientras que otra
parte logrará sortearla, sufriendo de nuevo la nación una nueva
polarización del reparto de la riqueza y de las oportunidades. La brecha
salarial, social e incluso tecnológica es un hecho que marcará las
próximas décadas del siglo XXI.
Lo que si es cierto es que el democrático gobierno actual, comparte con el autárquico y dictatorial gobierno de la España del hambre
algunas características de negación de la realidad a toda costa. Si el
dictador Franco echaba mano de “la pertinaz sequía” cuando le hablaban
de la carestía y del hambre en la España de postguerra, también
actualmente existe invención y negación de la realidad digna de ser
destacada. Ejemplos a enfatizar son las manifestaciones de dos
dirigentes políticos con responsabilidades de gobierno en la actualidad.
Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal.
“Se nota un cambio, hay alegría en las calles”
Sáez de
Santamaría refiriéndose a una supuesta mejoría de la economía, no deja
claro si se refiere a la calle Serrano, Goya o Velázquez de Madrid, sin
duda la alegría no ha desaparecido nunca de los comercios y tiendas
exclusivas donde previsiblemente ella transita junto con otros miles de
ciudadanos afortunados a los que la crisis no les ha tumbado y que deben
ser para los que ella gobierna. La otra joya de la corona es
la impagable María Dolores de Cospedal, que mirando a la cámara, sin
parpadear y sin apenas inmutarse declaró en lo más crudo de la crisis
lo siguiente:
“El Partido Popular, es el partido de los trabajadores”.
¡¡Gran heroína esta Cospedal!! ¡¡Ni tan siquiera el PSOE se atrevería hoy en día a hacer tal afirmación sin sonrojarse!!
Este es un
grave problema de las clases dirigentes. El cinismo y la creación de
una realidad paralela son comunes a todos ellos, sin distinción (si es
que existe) de color político. La negación de la realidad, no significa
que los hechos no hablen por sí mismos y que estos comportamientos no
estén dibujando, diseñando, estructurando, una futura sociedad marcada
por el egoísmo, la insolidaridad y el “sálvese quien pueda”. La
imposición de este futuro laboral y social (con pérdida de derechos y
empobrecimiento de la clase media y trabajadora), nos está siendo
presentada como una necesidad, como una situación de fuerza mayor de la
que no podemos escapar, para una vez convencidos y apaciguados, operar
sobre las políticas sociales que han costado más de un cuarto de siglo
construir. Un ejemplo claro es la destrucción del SMI.
DEMOLICIÓN DEL SMI. EL IPREM, NUEVO PARADIGMA DE LA POLÍTICA SOCIAL.
El
tratamiento a que está siendo sometido el Salario Mínimo
Interprofesional (SMI) es de un proceso constante de acoso y derribo por
parte del Status Quo imperante, llámense gobierno, patronales, mercados
financieros, FMI, BM, lobbies, grupos de presión, etc.
No sólo se
congela su cuantía, se ataca el propio fundamento del SMI, que no es
otro que defender el trabajo de la persona para no ser totalmente
alienado y tratado como simple mercancía para no ser sometido a las
leyes puras y duras de la oferta y la demanda. Pero siguiendo con el
argumento de la negación de la realidad, casi rallando la mentira por
omisión, debemos precisar que ni siquiera al irrisoria cifra de 645,30 €
responde a la realidad cotidiana, ya que para poder acceder a esta
fabulosa cifra, debes acceder a una jornada completa de 40 horas, ya que
dicha cifra disminuye en función de que el contrato sea a tiempo
parcial (t.p.) abonándose en su parte proporcional.
La
demolición del SMI, en su doble vertiente de cuantía y de concepto, está
siendo acompañado por un proceso de sustitución que lleva activo varios
años. Dicho proceso de manera callada pero inexorable, consiste en
utilizar como referente para todo tipo de ayudas, becas, subvenciones,
subsidios, etc., el IPREM (Índice Público de Rentas de Efectos
Múltiples). El nuevo paradigma de referencia para la corrección de
desigualdades sociales es (cómo no) inferior en cuantía (532 € en 2014)
y además se calcula y asigna de manera unilateral por el Gobierno de
turno.
Al menos
el SMI, además de ser más de 100 € superior en cuantía, tenía una cierta
defensa en la negociación colectiva y podía ser debatido como elemento
de concertación social. Muchos aducen que el SMI se utiliza para el
cálculo de prestaciones laborales y el IPREM es usado como referente en
prestaciones sociales, pero la verdad es que están sustituyendo el SMI
por el IPREM en todo tipo de situaciones y circunstancias, penalizando
la ayuda a muchas personas en situación de dificultad extrema y
precariedad.
EL BOE COMO EFICAZ EJECUTOR DE LA VERDADERA POLÍTICA SOCIAL.
En
realidad, si quieren saber lo que están haciendo las élites de este país
con el Estado del Bienestar, (lo que queda de él, claro) no escuchen
lo que dicen, no vean sus imágenes, o se dejen distraer por “estos
encantadores de serpientes”, les basta con acudir día a día, semana a
semana al Boletín Oficial del Estado (BOE), verdadero órgano ejecutor de
la política del Gobierno. Si así lo hacen, observarán, verificarán,
comprobarán como a golpe de Decreto, a golpe de Ley, de manera callada
pero contundente, están dinamitando lo poco que nos queda de nuestros
derechos sociales y laborales. El secreto es muy sencillo, repetir una
falsedad hasta la saciedad, tantas veces, que al final suene a verdad a
oídos de la gente, para después hacer todo lo contrario de manera
silenciosa pero implacable.
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