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OpiniónAbril 65: desafíos 49 años después
11 de Abril del 2014
1963, en el contexto de un capitalismo dependiente, pero no tan
dependiente como hoy, el gobierno del profesor Juan Bosch, basándose en
la avanzada Constitución de 1963 y en la organización estatal derivada
de ella, intentó rescatar soberanía política, ejercer autodeterminación,
construir democracia y establecer control sobre su patrimonio y su
territorio.
Eso le costó su derrocamiento a cargo de los Estados Unidos y del
“bando traidor y parricida” (cívico-militar) del que nos habló Juan
Pablo Duarte.
La asunción del gobierno por el Triunvirato golpista le imprimió de
nuevo la condición de gobernación de colonia al poder establecido, hasta
que dos años después, en 1965, una revolución popular, cívico-militar,
popular y soberana intentó recuperar y profundizar el proyecto liderado
por el Profesor Bosch; el cual -tan pronto mostró su rostro victorioso
sobre la fuerzas golpistas- fue brutalmente bloqueado por la
intervención militar de Estados Unidos, imponiendo a lo largo de medio
siglo de contra-revolución:
-La usurpación para sí del poder político central.
-El control del territorio.
-La apropiación de patrimonios vía contratos, convenios y concesiones.
-La continuidad de la intervención militar, primero a través de sus
tropas y luego de sus asesores, de las redes de la CIA y otros cuerpos
de seguridad, y de la subordinación de los cuerpos militares y
policiales criollos reconstruidos bajo su tutela.
-La dependencia financiera y comercial.
-Las inversiones leoninas.
-La dictadura mediática.
Recolonización neoliberal y lumpen imperialismo
Y más allá de estas dinámicas vale señalar, que en el marco de esa
dependencia, de las sucesivas crisis estructurales y el progresivo
endurecimiento del sistema capitalista-imperialista mundial -del cual
la República Dominicana y esta isla es un pequeño eslabón de la cadena
de dominación de Estados Unidos- tuvo lugar la reestructuración
neoliberal impuesta por sus centros hegemónicos y la evolución de sus
crisis hacia una crisis integral de toda la civilización burguesa;
exhibiendo un sistema imperialista enfermo, senil, militarizado, carente
de recursos naturales vitales para su continuidad, negador en mayor
escala de soberanía y altamente destructivo. Una especie de lumpen imperialismo en acción.
En ese contexto fue desplegada la ofensiva del gran capital
usurario sobre todo los países del sistema, incluida la República
Dominicana, que registra una deuda extrema superior a la mitad de su PIB
y ha comprometido alrededor del 50% de su presupuesto nacional en el
pago de sus intereses y amortizaciones.
Igual la altísima voracidad de las corporaciones mineros-energéticas
sobre los recursos naturales de todos los países del sistema, ha tenido
expresiones concretas de alto riego para nuestro país:
-Barrick Gold desplegando su plan depredador y contaminador en Pueblo Viejo y zonas aledañas.
-Xstrata Niquel-Falcondo arrastrando un pasivo ambiental en Loma
Peguera y Loma Ortega del 85% del área depredada, equivalente a 2,000
millones de dólares y pretendiendo apoderarse (para destruirla) de Loma
Miranda, tesoro de agua y biodiversidad situado en plena Cordillera
Central.
-Otras doscientas concesiones de exploración minera a lo largo y
ancho de la Cordillera Central, casi todas situadas en las proximidades
de nacimientos y cuencas de ríos que nacen en ese enorme reservorio de
agua, el principal del país. 475 concesiones de exploración y
explotación en todo el país.
-La ominosa amenaza que pende sobre la Sierra de Yamasá (Siete Picos)
a cargo de la Gold Corp, que procura extraer oro, plata y cobre
precisamente en la zona de nacimiento de los ríos Osama, Isabela, Río
Verde, Río Yamasá, Guanuma, Máyiga y Básima.
-La poderosa Gold Guest se apresta a engullirse en San Juan de la
Maguana, a costa de una gran tragedia medio-ambiental, enormes
yacimientos de oro y plata, cuya explotación a cielo abierto tendría
efectos letales sobre ríos, bosques, fauna y flora de esa provincia y
especialmente del área de la misma ubicada en la Cordillera Central.
-La determinación de la canadiense UNI Gold de explotar la mina de
oro de Restauración, con efectos catastróficos sobre todo el sistema de
ríos y áreas verdes en ese punto fronterizo con Haití.
A la concesiones mineras -una con fines de explotación, otras con el
propósito de violar áreas protegidas y controlar costas, montañas y
lagos- se le agregan los contratos y los fideicomisos para apropiarse
de zonas con vocación turísticas, vías de acceso, peajes, que con el
avance impetuoso de la rapacidad privatizadora-extranjerizadora sobre el
patrimonio publico y natural de la nación, conforman un país
concesionado y tomado, en tren de ser totalmente saqueado, depredado,
contaminado y destruido.
La reapropiación de la renta territorial en la forma descrita, al
tiempo de elevar vertiginosamente las ganancias y el poder de las
corporaciones asociadas al bando lumpen-burgués criollo, no deja dudas
sobre lo que nos espera si no revertimos esa tendencia y toda la
dictadura institucional a su servicio, con un Mar de Pueblo.
Y no se trata de algo local o marginal, sino esencial al
capitalismo-imperialismo de estos tiempos El investigador marxista
argentino, experto en prospectiva, Jorge Beinstein describe así su
devenir:
“El capitalismo ya no tiene horizonte positivo de referencia, su
futuro visible se retrae a una velocidad inesperada, la crisis
psicológicas de las elites centrales aumenta en una progresión
geométrica (y también su peligrosidad, su irracionalidad). Si llevamos
hasta las últimas consecuencias las tendencias decisivas del sistema
(destrucción ambiental, concentración de ingresos, militarización,
parasitismo, etc.) su posible supervivencia aparece bajo la forma de
escenarios monstruosos marcados por grandes genocidios y desastres
ecológicos cuya magnitud no tiene precedente en la historia
humana. (J.Beinstein. COMUNISMO DEL SIGLO XXI, Editorial Trinchera,
Caracas, Venezuela, pag. 11)
Aquí lo estamos sufriendo.
El país se salva si el pueblo se levanta
A los pueblos como el nuestro solo lo salva la indignación y
movilización multitudinaria, la organización y conciencia capaces de
crear un contra-poder popular-ciudadano que recupere el territorio y
construya, en permanente creación, un poder del pueblo, armónico con sus
intereses colectivos y con la constante reproducción del resto de la
naturaleza y de la vida.
Abril es un mes para reflexionar y actuar en función de esa imperiosa necesidad.
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