domingo, 20 de abril de 2014

domi LA CONTRAINICIACIÓN EN AMÉRICA DEL SUR PRECOLOMBINA (Sergio Fritz Roa)

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domi LA CONTRAINICIACIÓN EN AMÉRICA DEL SUR PRECOLOMBINA (Sergio Fritz Roa)

by maestroviejo
En alguna oportunidad[1] nos hemos referido brevemente a la contrainiciación en el sentido dado por René Guénon (es decir, una “espiritualidad” al revés o el proceso contrario a la iniciación; un descenso consciente para llegar a los estados inferiores del ser), para tratar el tema de las Torres del Mal (o siete torres del diablo)  y su posible relación con la secta herética yezidi. De ello, ya existen algunos trabajos de otros autores; y, sin embargo, lo concerniente a la influencia contrainiciática en la América del Sur precolombina es terreno aun ignoto. Sin pretender llenar este vacío sino simplemente con el objeto de enunciar algunas ideas al respecto que puedan continuar un análisis más profundo, hemos escrito el presente artículo. Por tanto, éste es un trabajo meramente enunciativo y básico, no un análisis definitivo.

I
Partamos indicando algo sabido: que existe un conflicto milenario, que ya se da “ab initio”. La lucha que según los griegos antiguos se dio entre los dioses y los titanes; o en la visión judía y cristiana entre Jehova y Satanás; es muestra de aquello.
En la cosmogonía mapuche se refleja entre el combate de las dos serpientes primordiales. “El Padre Sol tuvo unos hijos rebeldes, los Gigantes. Estos fueron precipitados a la Tierra y transformados en la serpiente Kai-kai-filu, que provoca el Diluvio.
La humanidad se refugia en la Montaña de la Creación y de la Salvación, Threng-Threng, en la que habita la Serpiente Buena”. (Citado por Dick Ibarra Graso en “Cosmogonía y mitología indígena americana”, Kier, Buenos Aires, 1980, p.258-259).
Desde dichos tiempos la lucha entre bien y mal seguirá. Y los siervos de la Serpiente Mala tendrán sus líderes, ritos y centros.

II
No deja de llamar la atención el excesivo uso de demonios, bestias y aberraciones de todo tipo (especialmente sexual) en algunas representaciones escultóricas precolombinas. Pensamos que no se trata, como en el caso del Budhismo, el Hinduismo o de las gárgolas de las Europa medioeval, de la manifestación de ciertas energías que están dentro de un orden espiritual o de mecanismos de protección, sino que más bien de algo invertido, derechamente  satánico.
Esto se hace muy patente en antiquísimas representaciones sudamericanas, especialmente las del eje  Colombia-Ecuador-Perú. ¿Por qué allí? Ciertamente no es casual que sea esta región, pues precisamente el Ecuador además de ser una de las referencias centrales de la geografía física, lo es también en cuanto a sacralidad. La importancia de Ecuador en el contexto espiritual americano es impresionante. La sola mención a la Cueva de los Tayos y las polémicas generadas en torno a sus descubrimientos nos puede dar una idea de lo que allí está en juego.

Desde ya se debe comprender que así como esta zona ha sido sin duda muy importante desde una perspectiva espiritual tradicional, ha tenido su contraparte en la existencia de monstruosos cultos.
Uno de los casos más explícitos a nuestro juicio de esta inversión espiritual o contrainiciación en territorio sudamericano es el referido a las piezas escultóricas que fueron halladas por Antonio Carrillo Bucheli. En el sitio http://www.piedrasdeica.es/ecuador_1.html,  de donde tomamos algunas de las fotografías que a continuación incluimos, se nos da una explicación: “Los objetos expuestos a continuación y en las siguientes páginas de este artículo son sólo una pequeña muestra que perteneció a la colección ya desaparecida, originalmente  compuesta por casi 8000 piezas,  del Dr. Antonio Carrillo Bucheli, profesor de arqueología con estudios en Francia y EEUU, fallecido en  1998 , y que durante muchos años estuvo abierta al público en la ciudad de Quito (Ecuador). Estos objetos nunca antes habían aparecido en ningún medio oficial de comunicación, revista, prensa, televisión, o documental. Todos sus esfuerzos por que se reconociera la validez y antigüedad de los mismos fueron en vano. Nadie quiso escuchar sus peticiones de que se realizaran pruebas de radiocarbono-14, termoluminiscencia, y otras”.

Basta una simple mirada a estas esculturas para percibir que estamos ante algo de un orden inferior, no solar. Obviamente no hablamos desde una perspectiva “artística” (pues es innegable la destreza en la representación) sino metafísica. Seres bicéfalos, copulaciones entre bestias, etc.
(FUENTE DE LAS FOTOGRAFÍAS ANTERIORES: http://www.piedrasdeica.es/ecuador_1.html)

II
Otro caso del cual queremos dejar nota es el llamado Tesoro de los Quimbayas. Se trata de piezas de una confección extraordinaria que representan a hombres con un claro aspecto narcotizado. Como si estuvieran en una contemplación de un paraíso artificial, los rostros son distantes, con los ojos dormidos y una sonrisa suave.

(Fotografía: Juan Mayr)

Estos objetos hallados en territorio colombiano, hoy se encuentran en España. (Ver el libro “Un viaje mágico por los misterios de América” de Pablo Villarrubia Mauso, EDAF S.A., Madrid, 2000, pp 179 y ss.).





III
Un tercer lugar que queremos mencionar, también se relaciona con Colombia. Se trata de San Agustín de Huila. Es irónico a nuestro juicio que el libro más común sobre los monolitos de Huila se llame “La iniciática en San Agustín de Huila” (Osman Gonzalez Espoz, Ediciones Jeal, Bogota, 1987), cuando si algo queda claro de la simple observación es el hecho que estamos frente a un culto oscuro, donde los seres son evidentemente demoniacos.

(El célebre investigador Paul Rivet y el ministro de Bélgica junto a la estatua en
San Agustín, el año 1938. Del archivo fotográfico Gregorio Hernández de Alba

Sobre el origen del pueblo que esculpió los impresionantes megalitos nada se sabe, salvo que a la llegada de los españoles ya no existía. Según pruebas realizadas por alemanes donde se utilizó carbono 14, los megalitos datarían de ¡33 siglos antes de Cristo!

¿Qué se quiso expresar en este centro americano?

Se trata en gran parte de humanoides con dientes bestiales, o animales-demonios.

(Estatua en San Agustín de Huila. Aspecto demoniaco de la escultura

IV

La contrainiciación existe aún en estas regiones. El caso del culto al Tío en las minas de Bolivia, del que pronto esperamos escribir, lo demuestra.

También podemos dar un testimonio muy cercano: Cuando nuestros padres tuvieron la fortuna de ir a unas ruinas a las cuales no van frecuentemente los turistas (nos referimos a un lugar no lejano de Patallacta), invitados y dirigidos por una descendiente de auténticos Inkas pudieron contemplar esculturas pétreas de animales gigantescos, muchos de los cuales la zoología descarta como habitantes de Sudamérica. Lo sorprendente fue que todos o casi todos carecían de cabeza. La anciana peruana les indicó a nuestros padres que al ser esos animales los guardianes del lugar, satanistas habían cortado sus cabezas. Ello quedó demostrado con inscripciones modernas donde había la típica simbología de satanistas (pentagramas invertidos, etc.).

Hemos escuchado algo semejante que ocurrió hace diez o más años en el Pucará de Chena, al sur de Santiago de Chile, donde grupos juveniles realizaban invocaciones satánicas en la noche.

La muerte a un sacerdote en la Catedral de Santiago el 24 de julio de 2004, mientras aquél realizaba misa,  por el joven Rodrigo Orias (quien preparó con mucha antelación su viaje desde el sur al centro del país; compró un daga para cometer el acto homicida; días antes de viajar al centro de Chile le comentó a su madre, que viajaría a “cumplir una misión”, “que su dios le exigía”, etc.) es de claro sentido ritual. No por nada, él mismo confesó  que se preocupó de "elegir una iglesia que por su simbolismo y grandeza fuera la más importante para el país". Curiosidad o no, Orias es un nombre de un marqués infernal. Además, parece existir una relación entre este crimen con las misteriosas muertes de 12 jóvenes en Aysén (la misma región de donde provenía Rodrigo Orias).

El utilizar lugares sacros para acciones satánicas es ciertamente una labor de la contrainiciación, realizada por los awliyâ ash-shaytân (“santos de Shaytán”) o en términos akbarianos “la Corte de Iblis” (véase el tratado “El árbol del universo”, Ibn al-Arabi, Editorial Sufí, Madrid, 1989, p.37). El profanar lo sacro no es casual ni inofensivo. Tampoco el querer llevar a la humanidad a sus estados inferiores.

¿Qué influencias sutiles pero perversas actúan hoy día en Nuestramérica?

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