Un 10 de enero de 1971 Mademoiselle Coco Chanel, revolucionaria, indómita y de proverbial mal carácter, abandonó el mundo de los mortales para instalarse definitivamente en el Olimpo. Murió en sus estancias del Hotel Ritz de París dejando atrás una vida intensa y una leyenda en parte falsa, en parte cierta- que aún hoy, tras su muerte, sigue viva.
Coco Chanel le demostró al mundo que las mujeres eran alguien; que no sólo estaban en el mundo para lucir lo que los hombres los grandes modistos- diseñaban, sino que también ellas eran capaces de crear. Con sus colecciones, Coco cambió radicalmente la apariencia de la mujer y sentó las bases de la moda moderna, al tiempo que cambiaba la mentalidad de las féminas: al defender los trajes de chaqueta y sus masculinos y funcionales pantalones y jerséis de punto, defendía también una manera de vestir más cómoda y, en definitiva, una concepción de la mujer más libre.
Nacida en 1883 en un humilde pueblo de Francia, la pequeña Gabrielle perdió muy pronto a su madre. Su padre, abrumado por la situación, abandonó a la niña en un orfanato, donde fue educada por las monjas, algo que ella siempre intentó ocultar, al igual que su fecha real de nacimiento.
Según distintas versiones, en torno a los 17 años abandonó el convento en el que vivía y trabajaba para convertirse en cantante de cabaret. De la mano de su amante, Etienne Balsan, un rico hombre de mundo de quien aprendió a moverse en sociedad, pronto arribó a París donde dejó de lado sus actuaciones para abrir su primera tienda en 1913, una sombrerería que no tardó en tener gran éxito; tanto, que muy pronto la diseñadora inauguró su primer taller de costura, desde el que empezó, paso a paso, la revolución definitiva del guardarropa femenino. Y es que Coco abominaba de los corsés y las estrecheces, tan en boga en su época, así que se inventó un estilo que fue la primera en adoptar: la mujer del siglo XX, trabajadora, independiente y emancipada, necesitaba ropas cómodas y sobrias para ir al trabajo, un vestuario que le hiciera sentirse elegante sin dejar se ser ella misma.
El color negro, los trajes de chaqueta, las camisas blancas de líneas rectas, el pelo corto, los jerséis masculinos adaptados a la mujer, la ropa sport... Todo ello fue saliendo de su cabeza, y la sociedad del periodo de Entreguerras lo entendió e imitó. La leyenda Chanel había comenzado.
Su vida estuvo llena de avatares, amantes y desencuentros. Uno de los escándalos más sonados de su vida fue su romance con un oficial nazi, hecho que la llevó al exilio en Suiza durante la II Guerra Mundial. París, sin embargo, le perdonó su error y a su regreso, en 1954, Coco no tuvo problemas para reinaugurar su actividad con enorme éxito. Por aquel entonces la francesa presentó al mundo una de sus colecciones más esperadas, en la que lanzó su famoso traje de chaqueta Chanel. Pocos años después, cualquier mujer de relevancia social tenía uno de esos diseños en su armario.
La Grande Mademoiselle murió en 1971 con las botas puestas, cuando se encontraba embarcada en la preparación de su nueva colección. El mundo perdió a una de las grandes, pero su estilo y enseñanzas forman parte del inconsciente colectivo. En Estados Unidos, en 1979, se estrenó una obra de teatro basada en su vida y protagonizada por Catherine Hepburn.
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