¿Dónde está el cuerpo de Giuseppe Garibaldi?
Última actualización: Lunes, 21 de enero de 2013
Más de 150 años después de haber
jugado un papel clave en la unificación de Italia, parece que Giuseppe
Garibaldi no descansa en paz.
Las dudas rodean la cuestión de dónde se
encuentran sus restos. Y una persona, más que ninguna otra, desea
resolver el misterio. Para ella se trata de una cruzada de décadas.Lugar: el campo de un desfile. La fecha: una clara mañana en los años 30.
El campo está lleno de soldados. Frente a ellos, sobre una mesa, se encuentra una niña de unos tres años de edad.
En los brazos lleva la bandera de Italia, que está a punto de presentar al regimiento. Para la tropa la pequeña es la persona perfecta para la tarea. Porque se trata de nada menos que Anita Garibaldi, la bisnieta de Giuseppe Garibaldi.
Anita es el vínculo viviente con uno de los grandes héroes de la lucha por la unificación de Italia. Hasta viste una pequeña falda roja, del mismo color que la camisa de los 1.000 voluntarios que siguieron al general a la batalla.
Hoy ese desfile constituye uno de los recuerdos más tempranos de Anita.
Órdenes desobedecidas
Aquella niña de la falda roja tiene ahora 80 años. En sus ojos puede verse esa misma mirada que parece emanar del rostro de las estatuas de su famoso ancestro.Anita es la jefa de la Fundación Giuseppe Garibaldi, que promueve su legado.
Pero en estos momentos no le absorbe tanto la historia de su vida como qué pasó después de su muerte.
Garibaldi murió en 1882, a la edad de 74 años, en su casa en una pequeña isla cerca de Cerdeña. Un grabado muestra el cuerpo del general sobre una cama con dosel, su espesa barba casi tan blanca como las sábanas sobre las que yace.
Es una escena profunda, sombría y ordenada. Sin embargo, las instrucciones que el mismo Garibaldi dejara para la ocurrencia del inexorable evento no se cumplieron.
El líder italiano fue muy claro: quería que lo cremaran.
Por escrito, ordenó que lo hicieran en un lugar cerca de su casa, con vista al mar. Incluso había especificado el tipo de madera local que quería que se utilizara.
Había dicho que su ataúd debía estar abierto, para que su rostro fuera bañado por los rayos del sol mientras su cuerpo ardía.
Deseaba que ciudadanos italianos tomaran sus cenizas y la mezclaran con la tierra de la patria, y que de su seno nacieran plantas en jardines que simbolizaran una Italia nueva y mejor. Pero nada de esto se cumplió.
Parece que alguien decidió que el cuerpo del héroe nacional no podía ser simplemente cremado. En cambio, fue enterrado en una tumba en los terrenos de su casa.
Sin embargo, Anita cree que éste podría no ser el final de la historia.
Homenaje merecido
Para ella, es posible que el general ya no se encuentre en su tumba. Que algunos de sus seguidores más fervientes se hayan sentido compelidos a ejecutar sus últimas órdenes. Que quizás, una noche, hace mucho tiempo, lo desenterraron y de alguna forma le dieron el último adiós que él quería.Anita dice que habitantes de la isla solían contarle historias según las cuales eso era, precisamente, lo que había ocurrido. Su padre, que estaba muy interesado en el asunto, estaba seguro de que el general había abandonado su tumba.
Aunque es muy poco probable que se encuentre evidencia de que su cuerpo se haya "elevado" a los cielos, en algún momento la Fundación Giuseppe Garibaldi creyó haber convencido al gobierno de que permitiera inspeccionar el sitio donde había sido sepultado.
Esto frustró a su bisnieta, pero no la hizo desmayar en su empeño. Está tan resuelta como siempre a lograr el permiso para efectuar la exhumación y aclarar el misterio.
Anita dice que si el héroe nacional no está donde se supone que esté, los italianos tienen derecho a saberlo.
Si, en cambio, se encuentra ahí, entonces deben tomarse medidas para preservar sus restos en forma apropiada.
Según Anita, el embalsamiento del cadáver se demoró demasiado y fue de mala calidad.
En su opinión, los restos deberían ser trasladados a Roma, ciudad que podría darle un lugar de descanso honorable como capital de la nación por la que tanto luchó.
Por otro lado, quizás los italianos crean que es tiempo de llevar a cabo la última voluntad de su héroe, en los términos y condiciones por él establecidos.
En ese caso su cuerpo debería ser quemado cerca de su casa, en un lugar cercano, con vista al mar y con el rostro al sol.
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