Consecuencias de que el dólar haya abandonado el patrón oro
Desde el punto de vista histórico, el dinero utilizado en los mercados internacionales ha sido de tres tipos: el oro y la plata, las monedas fuertes como el franco, la libra esterlina y el dólar; y, por último, los pasivos en manos de organismos económicos internacionales. La cantidad de dinero demandada -en cualquiera de sus tres formas- era determinada por el equilibrio de la balanza de pagos del país que se tratara.
En cuanto a los metales preciosos, estos han jugado, a lo largo de la historia económica, un papel muy importante en la configuración del Sistema Monetario Internacional. De hecho, hasta 1914 el oro fue utilizado como forma monetaria internacional: fue lo que se conoció como el patrón oro. Mediante el sistema monetario del patrón oro, la emisión de papel moneda quedaba sistemáticamente respaldada por la cantidad de oro que disponía en sus reservas un país determinado.
Después de 1934 el patrón oro desapareció, sustituyendo el dólar a la libra esterlina como moneda de reserva internacional. Tras la Segunda Guerra Mundial, el dólar ocupó una posición preponderante en el Sistema Monetario Internacional que se instituyó en la Conferencia de Bretton Woods de 1944.
A través del sistema de Bretton Woods el oro continuó siendo la base del Sistema Monetario Internacional, junto con el dólar como moneda de reserva (y, en menor medida, la libra esterlina). Así, el dólar, como moneda de reserva más importante a nivel mundial, era emitido con el respaldo del oro, que era el eje del sistema monetario a nivel internacional. La Reserva Federal, por su parte, era la institución encargada de cambiar los dólares por oro.
Los problemas de la economía estadounidense durante la década de los 60 (desequilibrios crecientes en la balanza de pagos, déficit creciente, sobre-acumulación de capitales, etc.) provocaron que Estados Unidos fuera incapaz de mantener sus compromisos con el Sistema Monetario Internacional, lo que llevó a que el dólar abandonara el patrón oro en 1971 mediante la suspensión de la convertibilidad del dólar en oro decretada por Nixon.
Las consecuencias de que el dólar abandonara el patrón oro fueron las siguientes:
En primer lugar, provocó multitud de desajustes en el Sistema Monetario Internacional, entre los que destacan la hiper-inflación como consecuencia de la expansión desmedida del crédito (esto es debido a que Estados Unidos exporta sus dólares emitidos a las reservas de los bancos centrales de todo el mundo).
En segundo lugar, el Sistema Monetario Internacional se transformó en un sistema de tipos de cambio flexibles, gracias al cual los tipos de cambio de las divisas oscilaban según el juego de la oferta y la demanda monetarias.
En tercer lugar, el sistema actual es un juego cooperativo en el que los tipos de cambio son fijados libremente y la libertad de movimientos de capitales es absoluta. Sin embargo, presenta fisuras relevantes, como menores garantías al no existir el anclaje de monedas en el oro y la falta de acuerdos vinculantes como los que establecía el sistema de Bretton Woods.
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