El sonido de la libertad: 30 años de agitaciones y
Conspiraciones en Santo Domingo (1791-1821)
Ponencia
presentada en el Congreso
Internacional El Caribe Hispano: Hacia un campo de estudio, 1791-1821, celebrado
en la Fundación Global Democracia y Desarrollo (FUNGLODE), Santo Domingo,
durante los días 25-27 de julio de 2011.
Quisqueya
Lora Hugi
Asistente Colaboradora de la Academia Dominicana de
la Historia.
Fuente:
Revista CLIO. Órgano de Academia
Dominicana de la Historia. Núm. 182-04. Págs. 109/140
El “sonido de la libertad” así llamó el gobernador de Santo
Domingo Joaquín García al impulso que movió a cientos de esclavos a embarcarse
en la más importante rebelión de Santo Domingo, la de Boca Nigua en 1796.
La Rebelión del Guarico, posteriormente conocida como la Revolución
Haitiana, tuvo efectos directos en la vida política y social de los dominicanos
que, por su proximidad geográfica, estuvo obligada a jugar un papel relevante
como primera receptora de informaciones y consecuencias. el inicio del siglo XIX
trajo nuevos elementos que complejizaron el panorama y cambiaron la fisonomía
de la agitación en Santo Domingo. En los 30 años que van entre el inicio de la
rebelión de esclavos en Saint- Domingue y la Independencia Efímera, trataré de
hacer un balance y caracterización de los 13 hechos, ya fueran conspiraciones,
conatos y rebeliones que he podido identificar.
De estos conflictos dejaré prácticamente sin tocar los dos movimientos
exitosos y en consecuencia más trabajados, La Reconquista (1809) y la Independencia
Efímera (1821). Me centraré en conocer el carácter de las 11 conspiraciones y
rebeliones restantes, menos conocidas y que pueden ayudar a comprender el
complejo cuadro de esas tres décadas. Pretendo analizar las motivaciones y las
interpretaciones que los diferentes actores sociales −esclavos, amos,
funcionarios de gobierno, hombres y mujeres comunes− hicieron de la situación y
el momento histórico que vivían, pero especialmente, la visión de los hechos de
la colonia de la Parte Francesa de la isla.
He podido identificar dos momentos con sus características distintivas.
Un primer período se produjo de 1791 a 1802 en el que las conspiraciones o rebeliones fueron
protagonizadas por esclavos, que buscaban su libertad inspirados en los hechos
que se produjeron en la vecina colonia de Saint-Domingue.
El segundo momento se dio entre 1809 y 1821, y en estos eventos el
liderazgo dejó de ser esclavo y pasó a ser de los sectores urbanos medios
compuestos por funcionarios, militares, comerciantes y artesanos. Aquí los
objetivos se complejizaron y las
influencias se ampliaron. Haití siguió siendo una referencia fundamental pero
hubo nuevos elementos de emulación y un estadio superior en los propósitos.
Primer momento (1791-1802)
En este período he podido identificar cuatro conspiraciones
exclusivamente de esclavos, tres de ellas en haciendas o ingenios. Estos
conatos o rebeliones tuvieron como nota distintiva que trascendieron el mero
acto de liberación grupal limitado o búsqueda de reivindicaciones particulares
características de los palenques o manieles cimarrones (Un ejemplo ilustrativo de esta característica fue el Maniel de
Neiba que durante años resistió en las montañas del sur. Entre 1783 y 1796, por
iniciativa de los propios cimarrones, se negoció su reducción y lo que
demandaron fue la libertad y entrega de tierras. Finalmente, fueron reagrupados
en un poblado creado especialmente para ellos: “Los Naranjos”. Carlos Esteban
Deive, Los cimarrones del maniel de
Neiba. Santo Domingo, Banco Central de la República
Dominicana,1985. Passim. )
Los movimientos que abordaré se planteaban objetivos mayores como el
derrocamiento del dominio colonial, la eliminación de los blancos, la
implantación de la igualdad racial o la unión con Haití.
Se produjeron en el momento de desarrollo de la revolución de esclavos
de Saint- Domingue, encontrándose latente la influencia de la Revolución
Francesa que trajo nuevas ideas y un discurso liberador. Con estos antecedentes
se iniciaron las conspiraciones de este primer momento: La historia comenzó con un negro libre,
llamado Dimini, que fue declarado capitán de la insurrección de la Parte
Española por medio de una carta escrita por “San Fransua”, es decir Jean
François, quien desde 1792 luchaba contra Francia bajo la bandera de España. El
esclavo Thomas, uno de los implicados, afirmó que: “había hablado con el
capitán Dimini, el que le había enseñado un papel y le había dicho que
San Fransua se lo había escrito nombrándolo por capitán de todos los
negros del partido español y que en él le expresaba que luego que
acabara con todos los franceses vendría acá a hacer la guerra” (“Autos
seguidos sobre la insurrección pretendida por los negros esclavos en Hincha”.
Santo Domingo, 26 de marzo de 1793”. Archivo Nacional de Cuba,
leg. 4, signatura 43, doc. 32 (en lo adelante ANC).
Aunque Thomas no sabía leer, la presencia de un documento Aunque Thomas
no sabía leer, la presencia de un documento supuestamente escrito por Jean
François, lo convenció para sumarse al complot. En una sociedad iletrada la
legitimidad de la letra escrita o impresa era significativa. Preguntado en el
juicio que se le hizo cómo siendo tan pocos se proponían tal empresa, éste
contestó que
“estaban confiados de que empezando ellos todos los habían de seguir”. (Ibídem.)
El plan, aparentemente, consistió en iniciar una revuelta en la Hacienda
de Chamuscadillas de Pedro Vásquez, matar a todos los blancos en ella,
apoderarse de las armas y luego proseguir así con todos los blancos de la Parte
Española. Los esclavos implicados demostraron manejar con astucia la política
del momento, por ejemplo Dimini para defenderse afirmó que Jean François no
pudo formar parte de dicho plan pues era un aliado de los españoles y, por el
contrario dijo: “que San Fransua, según oye decir, generalmente se h portado
muy bien con los españoles y no ha querido admitir ningún negro español,
antes bien ha entregado a sus amos quantos se le han ido a la colonia”.( Ibídem.)
Es interesante cómo algunos esclavos estaban claros sobre la alianza
estratégica de Jean François y los españoles, lo que impedía cualquier unidad
con los esclavos del Santo Domingo Español. Jean François podría ser una fuente
de inspiración pero no de apoyo real.
2. Rebelión de esclavos de Samaná
La firma de la Paz de Basilea en1795 y la entrega de la colonia a
Francia por España trajeron nuevas preocupaciones y lecturas de la revolución
en curso. El regente de la Real
Audiencia en Santo Domingo, José Antonio de Urizar, en noviembre de
1795, señaló su preocupación por la presencia ¿de comisarios franceses que:
“(…) han esparcido varios papeles impresos, y han procurado también
extender de palabra, que los esclavos que se hallan en las posesiones españolas
desde el instante que las posea la República han de ser libres sin distinción
alguna, y estas proposiciones las han hecho cundir por si, y por medio de otros
franceses de suerte que las entiendan nuestros esclavos”.( “Regente
de Audiencia sobre entrega de la isla a Francia”. Archivo General de Indias,
Sevilla, Estado, 13, No.15 (en lo adelante AGI).
A partir de dicho acuerdo internacional la influencia revolucionaria
francesa, libre o esclava, fue difícil de contener y sus efectos no tardaron en
hacerse sentir. En ese mismo año se tuvieron noticias de que esclavos de Samaná
trataron de realizar una sublevación, animados por tres franceses blancos8 (
Los temores a los franceses se concretaban en una serie de rumores y
referencias a la circulación de ideas revolucionarias siempre atribuida a
ellos. En varias conspiraciones apareció la figura de los “tres franceses”,
como en las Samaná en 1795; Boca de Nigua en 1796 y; Fermín Núñez en 1816. Como
en el primero y el último se citan los nombres de los participantes, podríamos
estar frente a una construcción ficticia fruto del estado de temor y
expectativas asociadas a las ideas revolucionarias que portaban los franceses. que
habían llegado clandestinamente.9 (Carlos Esteban Deive. La esclavitud
del negro en Santo Domingo, vol. II. Santo Domingo, Museo del Hombre
Dominicano, 1980, p. 471. Al igual que en Hincha este intento fue
delatado antes de poder llevarse a cabo y pudo tratarse de un simple rumor.
3. Rebelión de Boca de Nigua (1796)
En 1796 se produjo la rebelión de esclavos más grande de la historia del
Santo Domingo Español, cuando doscientos del Ingenio Boca de Nigua se
levantaron en armas. Esta hacienda era considerada como
“la mejor establecida, mas pingue y bien gobernada de toda la Parte
Española y aun de toda la isla en el día”. (“Sublevación de negros de la Hacienda de Boca-Nigua”. AGI.
Estado,5B, N. 202, p. 5.
Es decir, que la empresa productora de azúcar funcionaba como era
deseable para los intereses esclavistas. La alta concentración de esclavos y la
explotación intensiva proporcionaban las condiciones idóneas para un movimiento
de resistencia..
Lamentablemente, en los documentos de esta rebelión no se encuentra la
voz de los esclavos porque el gobernador Joaquín García habla por ellos. Dijo
que los alzados pretendían atacar inicialmente a su amo para seguir con todos
los blancos y apropiarse de la hacienda, matando a todo aquel esclavo que no
tomase las armas a su favor. Contaban con sumar a
“las negradas que volarían de las Haciendas vecinas al oír el sonido
de la Libertad y extirpación de los blancos”. (Ibídem, p. 6. Los esclavos rebeldes pretendían
establecer un gobierno “como el del Guarico y demás de la Parte Francesa”.
(Ibídem.
Estas palabras, en voz del gobernador, reflejaban de una manera u otra
la influencia del discurso liberador que existía en la colonia y que era
influencia directa de los sucesos en la colonia francesa de Saint-Domingue. Las
autoridades asumieron que éstas eran las ideas que inspiraban a los esclavos.
Además, los rebeldes habían entrado en contacto con tres subalternos de Jean
François con los que habían obtenido información sobre la manera en que se
había producido la insurrección en la vecina colonia (Caros Esteban Deive. La esclavitud del negro…, p. 472. Nuevamente aparece la referencia a Jean François.
Demostrando gran capacidad organizativa establecieron un “comandante
de artillería, de Dragones, infantería”. (“Sublevación de negros”…, AGI. Doc. cit., p. 6.)
Copiando la Revolución de Saint-Domingue, los esclavos de Boca de Nigua
establecieron un rey y una reina. Ana María, negra esclava “más atendida y
distinguida por su señor se brindó a ser la asesina y fue la constituida Reyna
en el desorden, correspondiendo con agasajos y dones (“Sublevación
de negros”…, AGI. Doc. cit., p. 7.)
Además, dejó entrever que la rebelión tuvo mucha simpatía, pues había
sectores entre los esclavos, naturalmente, y entre los afrancesados que
salieron en defensa de los acusados. Esto se puede interpretar en su
descripción del día en que se dictó la sentencia:
“El día de la justicia fue espantoso y a no tomar unas providencias
capaces de contener tanto negro, así libre como esclavo, y tanto extranjero
adherido a la libertad, y a la igualdad, cerrando las puertas, estableciendo
patrullas, poniendo sobre las armas todas las Guardias y cien granaderos para
la ejecución la tropa toda pronta en los cuarteles con los oficiales y en una
palabra alerta toda la guarnición, podíamos haber experimentado una conmoción
de aquellas de que ha sido teatro la isla en su vecindad y factible en una
ciudad que cuenta un año y cuatro meses de cesión a la República Francesa.
El cumplimiento atroz de la sentencia trajo cierta tranquilidad a las
autoridades. El rumor había sido parcialmente apaciguado y ciertamente durante
los siguientes cinco años no he encontrado más noticias de nuevas conspiraciones
o rebeliones.
4. Sublevación de Camba Abajo y Camba Arriba (1802)
En 1801 Toussaint Louverture llevó a cabo la unificación de la isla que
significó la abolición de la esclavitud en la Parte Española. Un año después,
en 1802, la invasión del ejército napoleónico encabezado por Leclerc dio paso a
un nuevo dominio francés de la Parte Española. José Gabriel García describió
una situación bastante compleja en la que los
Dominicanos, según sus intereses, tomaron partido unas veces a favor de
Toussaint, otras de Francia y, a partir de 1804, a favor o en contra de Haití.
Un ejemplo ilustrativo de esta situación se produjo a inicios de 1802 cuando
vecinos de la ciudad de Santo Domingo se organizaron bajo la dirección de Juan
Barón para asaltar el fuerte de San Gil y facilitar el desembarco francés que
buscaba sacar del poder a Toussaint Louverture. Otros sectores dominicanos favorables a Toussaint denunciaron el movimiento.18
Los militares de Toussaint en la Parte Española intentaron aprovechar el
apoyo de los negros19 y movilizarlos a su favor. García señaló que: “el
comandante Marquís, que tenían los haitianos de jefe en el baluarte de
Haina, hacía esfuerzos por alborotar a los esclavos de Los Ingenios, a fin de
que engrosaran sus filas y le permitieran hacerse fuerte”.
José Gabriel García. Compendio de la Historia de Santo Domingo,
vol.
Quizás fruto de estos afanes, en ese año de 1802, recién restablecida la
esclavitud, se produjo una sublevación de esclavos en las Haciendas Camba Abajo
y Camba Arriba en San Cristóbal, zona de ingenios y haciendas, cercana a dónde
se había producido la rebelión de Boca de Nigua cinco años antes y en
consecuencia de alta concentración de esclavos.
Los esclavos de estas haciendas se levantaron en armas y trataron de
sumar a los de la Hacienda Fundación (Félix
Reyes. “Descripción histórica de las antiguas haciendas, estancias y hatos que
durante la era colonial española, existieron en el partido de Los Ingenios de
Nigua, hoy San Cristóbal”. En San Cristóbal y su historia. Santo
Domingo, Banco Central de la República Dominicana, 1994, pp.111-114.)
Algunos de los implicados murieron en la persecución desatada contra ellos,
y otros fueron finalmente capturados. (Para
noticias de esta conspiración ver a Gustavo Adolfo Mejía Ricart. Historia de
Santo Domingo, Vol. VII. Ciudad Trujillo, Editora Pol Hermanos, 1959, p.
91; Carlos Larrazábal Blanco. Los negros y la esclavitud en Santo
Domingo. Santo Domingo, Ediciones Librería La Trinitaria, 1998, p.149 y;
Félix Reyes. “Descripción histórica…, pp.114-115.) Este levantamiento
cerró el ciclo de las conspiraciones y rebeliones de esclavos.
Finalmente los franceses pudieron asegurar su dominio y el sometimiento
de los antiguos esclavos de la Parte Española.
El limbo francés (1802-1809)
Fuera de la agitación que se produjo en el transcurso del régimen de
Toussaint al de Napoleón, entre los años de 1801 y 1802 durante la dominación
francesa, no tengo información de rebeliones o conatos. Es casi seguro que las
hubo pero supongo que reposan en documentación francesa escasamente consultada
Segundo momento (1809-1821)
El segundo momento se produjo entre 1809 y 1821 y fue el que concentró
la mayor cantidad de intentonas y conspiraciones. En total he podido reunir
información sobre nueve conspiraciones en las que predominaron los sectores de
funcionarios, militares medios, artesanos y comerciantes urbanos, mulatos en su
mayoría.
Hubo sólo dos conspiraciones de esclavos, ambas en 1812, y dos que
podríamos considerar “reaccionarias”: La Reconquista (1809) y la Conspiración
de Sargentos Franceses (1810-1811) (Es
decir, que se proponían restablecer el dominio colonial, bien fuera de España o
de Francia y contrarias a la tendencia predominante en América. Aunque hay que
señalar que en el caso de La Reconquista hay señales de la existencia de una
facción independentista encabezada por Ciriaco Ramírez Pero aunque los esclavos dejaron de ser el
sujeto central, siguieron siendo los grandes beneficiados de los objetivos de
estas componendas y Haití continuó siendo el referente más significativo, como
se verá a continuación.
1. La Reconquista (1808-1809)
La invasión francesa a España en marzo de 1808 tuvo grandes
consecuencias en toda América y Santo Domingo no fue excepción, ya que en ese
mismo año diversos sectores se plantearon la separación de Francia y empezaron
a trabajar para esto. En el sur y Cibao, bajo la iniciativa de Ciriaco Ramírez,
y en el este, del hatero Juan Sánchez Ramírez. De La Reconquista no abundaré
mucho, solo diré que durante ella se produjeron importantes contactos con los
líderes haitianos en vista de que Haití se había dividido en dos partes en
1806: Petión en los Departamentos Sur y Este y Cristóbal en el Norte. De Petión
se recibieron 40 cajones de cartuchos, cuatro mil piedras de chispa y cien
alabardas que fueron aprovechadas por los hombres bajo la dirección de Ciriaco
Ramírez.
Por otro lado, se hicieron gestiones con Cristóbal que facilitó
pertrechos en abril de 1809. Estos fueron traídos por el brigadier José Campos
Tavares quien expresó que se quería hacer este servicio al Rey
“deseoso de que se abra el comercio de las dos colonias, respecto a
la paz y unión que reina entre los españoles y los haitianos”( Juan Sánchez Ramírez. Diario de La
Reconquista. Ciudad Trujillo, Editora Montalvo, 1957, p. 279.)
Sánchez Ramírez guió exitosamente a las tropas dominicanas contra las francesas
en la batalla de Palo Hincado y finalmente luego de un extendido sitio a la
ciudad de Santo Domingo y una significativa colaboración de los ingleses, en
1809 se produjo la rendición de los franceses y se inició el período de la
España Boba. La Reconquista no reflejó el sentir unánime de la mayoría de los
dominicanos y en los primeros cuatro años se produjeron por lo menos una
conspiración anual y esto señala la complejidad de intereses, influencias y
expectativas del momento.
Revolución de los Italianos (1810)
Una de las primeras conspiraciones y quizás la más seria durante la
España Boba fue delatada en septiembre de 1810. Ésta estuvo encabezada por
varios extranjeros: el mulato de origen francés Santiago Fauleau (Foló), el
teniente de la compañía de italianos Emigdio Pezzi y el mulato caraqueño José
Ricardo Castaños. Entre los conspiradores circularon proclamas de Caracas
conteniendo información sobre la revuelta que terminó con la creación de una
Junta de Gobierno.25 Entre ellos se ponderaron “las ventajas que había
sacado la provincia de Caracas con su insurrección” (Sócrates
Barinas Coiscou. “La Revolución de los Italianos”. Boletín del Archivo General de la Nación, Vol. 11, No
58, p. 218. Ciudad Trujillo, Archivo General de la Nación, 1948 (en lo adelante
BAGN).)
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